En un contexto político cada vez más de derecha, el Ministerio para el Desarrollo Económico de Italia anunció este martes la retirada de un retrato del dictador fascista Benito Mussolini de una muestra en la que se conmemoran los noventa años de su sede. 

El próximo 30 de noviembre se conmemorará el 90 aniversario de la apertura de sus puertas y, para celebrarlo, según el ministerio, desde una óptica cultural e histórica, se montó una muestra, se editó un libro y organizó la "Galería de los ministros", en la que aparecen las efigies de todos los titulares, entre ellos Mussolini. El Palacio Piacentini de hecho, antes de ser sede del Ministerio de Desarrollo Económico, fue el de las Corporaciones, del cual el dictador fue su primer ministro. El Palacio Piacentini, sede de este ministerio dedicado a la política industrial, está situado en la céntrica Vía Véneto de Roma y fue construido entre 1929 y 1932 por Marcello Piacentini, arquitecto de cámara de Mussolini y referente del racionalismo.

Sin embargo, los organizadores del evento anunciaron este martes que, para evitar polémicas e instrumentalizaciones, la foto de Mussolini será retirada, según un comunicado. Aunque recuerda que el Palacio Chigi, sede de la presidencia del Gobierno, tiene otra efigie del dictador ya que fue el primer ministro del Reino de Italia entre los años 1922 y 1943.

La polémica se avivó cuando el exsecretario del progresista Partido Demócrata Pier Luigi Bersani, antiguo miembro del extinto Partido Comunista, denunció en Twitter la presencia del retrato. "Me llega la noticia de que en el Ministerio de Desarrollo Económico se habrían expuesto fotografías de todos los ministros, Mussolini incluido. Si se confirma, pido por favor que mi foto sea quitada", dijo Bersani, titular de Desarrollo entre los años 2006 y 2008.

El próximo viernes 28 de octubre se cumplirá el primer centenario de la Marcha sobre Roma, una manifestación organizada por el Partido Fascista que tres días después terminó con el comienzo del régimen de Mussolini y dio inicio a la desintegración progresiva del sistema democrático y la implantación de la dictadura.

Cultura de la cancelación

En las pasadas elecciones generales, el 25 de septiembre, el partido más votado fue el ultraderechista Hermanos de Italia, herederos del posfascista Movimiento Social Italiano y liderado por Giorgia Meloni, que espera el encargo para gobernar. La primera decisión de Meloni en su camino al poder fue la de colocar como presidente del Senado a su mano derecha y ex ministro de defensa de Berlusconi, Ignazio Benito La Russa, conocido nostálgico del periodo fascista. El futuro presidente del Senado italiano intervino en el debate sobre el retrato de Mussolini al preguntarse si Italia debe caer en la cultura de la cancelación ya que la memoria del dictador está presente en otras muchas sedes públicas, como el Ministerio de Defensa o en el complejo deportivo Foro Itálico de Roma.

Por su parte, la Cámara de Diputados eligió el viernes pasando presidente a Lorenzo Fontana, candidato de Matteo Salvini por el partido Liga Salvini, uno de los más votados en las elecciones de septiembre, que obtuvo 222 votos. La elección de Fontana, referente del ala dura de la Liga por sus posiciones contra el colectivo LGTBI, el aborto y las sanciones a Rusia, fue recibida por la oposición de izquierda en contra de un presidente homofóbico. Sin embargo, las decisiones de la derecha no tuvieron unanimidad ya que el partido del ex primer ministro, Silvio Berlusconi, presentó resistencias.

Berlusconi se mostró en desacuerdo por el reparto de poder y ministerios que Meloni está organizando. En primer lugar, por las presidencias del Senado y Diputados donde se eligieron personas de confianza de Meloni y Salvini, respectivamente, excluyendo la formación de Berlusconi, Forza Italia. En segundo lugar, el empresario y tres veces primer ministro italiano no escondió su enojo cuando Meloni se negó a dar un ministerio a Licia Ronzulli, una de sus más próximas colaboradoras y con la que la futura primera ministra mantiene discrepancias. 

El partido de Meloni tampoco se mostró contento con la actitud de Berlusconi. "Hubo una petición específica de Berlusconi para Ronzulli como ministra de Sanidad. Meloni decidió elegir otra figura. Podrían haber cambiado de objetivo y, en cambio, se metieron en un tira y afloja, entre amenazas, actos, gestos, votos, etc. Podrían haber pedido otro tipo de compensación", explica Guido Crosetto, cofundador del partido ultraderechista Hermanos de Italia (FdI) junto a la futura primera ministra.

A pesar de los desacuerdos, Berlusconi y Meloni sellaron la paz. El magnate acudió este lunes a la sede del partido de Meloni, en el centro de Roma, y ambos mantuvieron un encuentro en un clima de unidad de intenciones y máxima cordialidad y colaboración, según informan fuentes próximas a ambas partes. De hecho revalidaron su plan de acudir unidos, junto al ultraderechista Matteo Salvini, a la ronda de consultas que el jefe del Estado, Sergio Mattarella, emprenderá en los próximos días para formar gobierno tras las elecciones generales de septiembre.