Black is Beltza II: Ainhoa              6 puntos

España / Argentina, 2022

Dirección: Fermín Muguruza

Guión: Isa Campos, Herkaitz Cano y Fermín Muguruza

Duración: 86 minutos

Intérpretes: con las voces de Itziar Ituño, Ariadna Gil, Antonio de la Torre, Darko Peric, María Cruickshank, Ximun Fuchs.

Estreno: en salas exclusivamente.

Para hablar del estreno de Black is Beltza II: Ainhoa, una autentica rareza en la cartelera nacional, es necesario presentar a su director, el vasco Fermín Muguruza, reconocido dentro del rock y el punk, pero tal vez no tanto fuera de esas áreas. Se trata de uno de los fundadores de Kortatu, banda fundamental del rock radikal vasco, movimiento surgido en la España posfranquista de los ’80, de base punk, rabiosamente político y cercano a las corrientes independentistas que tenían a la ETA como exponente más visible. En los ’90 crea Negu Gorriak, banda de perfil musical aún más amplio, pero de identidad política similar. Ya en el siglo XXI, Muguruza comenzó una carrera como cineasta que lo llevó a estrenar en 2018 Black is Beltza (ambas palabras significan negro, en inglés y en vasco), film de animación para adultos que a través del molde del thriller político traza un recorrido por los movimientos contraculturales y revolucionarios de los años ‘60. Secuela de esa película –que se encuentra disponible en Netflix—, Black is Beltza II: Ainhoa realiza una operación similar pero ambientada a mediados de la década de 1980.

Así como el díptico Black is Beltza puede ser visto como un manifiesto político, desde su formato narrativo es posible definirla como una saga familiar. La película de 2018 tiene como protagonista a Manex, un joven que forma parte de una delegación vasca que en 1965 viaja a Nueva York para participar de un desfile de los típicos muñecos gigantes de la fiesta de San Fermín, pero a quienes debido a las leyes de segregación les impiden incluir dos muñecos negros. A partir de esa anécdota (que es real) Muguruza utiliza a Manex para bocetar un mapa de los movimientos políticos de izquierda de la época, de los Panteras Negras al Che Guevara, y hacer referencia a las reacciones estatales y paraestatales que encarnaban movimientos como el Ku Klux Klan o el Cointelpro, el programa de contrainteligencia del FBI. La segunda parte, que transcurre justo 20 años después, está protagonizada por la mulata Ainhoa, hija de Manex, criada en Cuba, pero que al cumplir 21 viaja a conocer la tierra de su padre.

Si bien el trabajo de animación tiene sus limitaciones, resulta lo suficientemente expresivo como para cumplir con eficacia el rol de ser soporte de una historia con fines didácticos: dar cuenta de las causas revolucionarias activas durante los ’80. Por la pantalla desfilan la Cuba castrista, el sandinismo nicaragüense, el independentismo vasco, la guerra del Líbano, el escándalo Irán–Contra, la guerra de Afganistán y el uso del narcotráfico como forma para financiar movimientos contrarrevolucionarios en Centroamérica o Medio Oriente. Es mucha la información que Muguruza se propone transmitir en Black is Beltza II, película en la que el relato de intriga y aventura es apenas una excusa para poner en escena esa versión de la historia que quedó sepultada bajo los escombros del Muro de Berlín.