La celda del jefe narco René Ungaro en el penal federal de Rawson fue requisada en la mañana de ayer, tras las sospechas que tenía el fiscal federal Javier Arzubi Calvo: lisa y llanamente estaba convencido que fue el Brujo quien planificara el atentado a tiros contra el edificio de la Justicia federal de Rosario, ocurrido el 28 de septiembre pasado. También fue allanado un departamento de la zona sur y un local de reparación y venta de celulares. En la celda de René Ungaro en la Unidad 6 de Rawson se incautaron anotaciones de interés como números de teléfono y nombres con montos que se reiteran, junto con un teléfono celular. En tanto en un monoblock de Calle Isola al 100 se incautó un arma de fuego calibre 9mm marca Bersa Thunder con 29 municiones, más de 150 teléfonos celulares, varios de ellos con pedido de secuestro e Imei adulterado. Allí el padre del titular del negocio de reparación de teléfonos indicó ser policía retirado de la PSF y entregó un arma 9 mm. Este procedimiento fue ordenado porque Camarasa vendió allí un teléfono suyo. En tanto en el tercer domicilio hubo un resultado negativo de elementos de interés para la investigación.

La investigación federal pudo detectar que el único detenido por el ataque, Guillermo Camarasa, mantuvo diálogos telefónicos con una línea cuya antena impactó en esa cárcel federal. El análisis de las llamadas, entrecruzamiento de filmaciones y registros de internos del penal permitieron determinar que esa persona era René “Brujo” Ungaro. Por eso, el juez Marcelo Bailaque autorizó requisar su celda para avanzar en la causa.

De acuerdo a los datos que recolectó el fiscal federal, Camarasa y Ungaro fueron compañeros de pabellón en la unidad penitenciaria Nº 11 de Piñero. Luego, “El Brujo” fue trasladado a Ezeiza después de la masiva fuga de reclusos ocurrida en junio del año pasado en esa cárcel santafesina. La celda del capo ya había sido inspeccionada de forma rutinaria el miércoles por personal del Servicio Penitenciario Federal. Según fuentes judiciales, se le incautó un celular.

Cabe recordar que un mes atrás, los Tribunales Federales de Oroño al 900 amanecieron con la marca de un balazo que había atravesado la garita de seguridad que la Prefectura tiene en el ingreso del edificio. A las pocas horas se conoció el registro de una cámara de vigilancia que mostraba la secuencia: un hombre que llegó a pie, pasó la mano por entre medio de las rejas y gatilló en dirección a la garita. Dos semanas después fue detenido el presunto autor del disparo Camarasa, de 34 años y antecedentes penales por robo calificado.

El capo narco había sido trasladado a finales de agosto, de Ezeiza a Rawson, después de que quedara mencionado en la causa por el doble homicidio de Claudia Deldebbio y Virginia Ferreyra, madre e hija, quienes fueron atacadas a tiros mientras esperaban un colectivo en Maestros Santafesinos e Ísola. Ese movimiento fue ordenado por la Justicia federal, una maniobra típica: enviar detenidos problemáticos hacia Rawson se hace desde hace años para neutralizar su poder, aislarlos de sus grupos de dominio, algo que sirve para los presos capaces de generar episodios de violencia o comandar sus organizaciones desde prisión. Esa resolución, se sospecha, pudo haber sido la motivación de Ungaro para planificar el atentado en septiembre pasado.

Justamente en el registro de llamadas de un celular de Camarasa aparecen comunicaciones a un teléfono público de la cárcel del sur del país a lo que se suma las cámaras de vigilancia del penal que muestran a Ungaro usando el teléfono en horarios que coinciden con las llamadas que había hecho el presunto autor de los disparos.

Por ese motivo, Arzubi Calvo solicitó que se lleven a cabo tres allanamientos, los cuales se concretaron entre el miércoles y la mañana del jueves por orden del juez Marcelo Bailaque, titular del Juzgado Federal Nº 4. El primero fue en la celda de René Ungaro, donde secuestraron un teléfono celular. En tanto que en el barrio Parque del Mercado hubo operativos en una vivienda de la torre 8 del Fonavi de Sánchez de Thompson al 200 bis y en otro domicilio, ubicado en Isola al 100 bis, que funcionaría como una casa de compraventa de celulares.

Camarasa, de 35 años, ya fue indagado y sigue preso. Cuenta en el viejo sistema procesal penal de Santa Fe con dos condenas, de causas de 2009 y 2012, por robo calificado. Ambas sentencias fueron posteriormente unificadas en una pena única de 7 años y 10 meses, cuyo monto venció el 18 de julio de 2020.

Después de que se le venció la pena unificada protagonizó un hecho policial que lo vinculó a Ungaro. Fue en enero del año pasado, cuando fue allanado en el complejo Fonavi de barrio Parque del Mercado, en la zona sur de Rosario, por una investigación surgida a partir de una balacera con un herido. A él lo encontraron en una vivienda que estaba identificada como una propiedad de un presunto gatillero de la banda de “El Brujo”. Si bien en ese caso no fue aprehendido, quedó flotando el indicio de su relación con esa organización.