El presidente brasileño, Michel Temer, afirmó ayer que respetará cualquier decisión que tome el Congreso sobre su futuro, al aludir a la denuncia por corrupción que puede costarle el cargo y depende de un análisis de los legisladores. “La Cámara de Diputados tiene una importantísima decisión que tomar esta semana es hora de respuestas rápidas, pero respetaré toda decisión”, declaró Temer en un acto en el que fueron anunciados créditos por 103.000 millones de reales (unos 31.700 millones de dólares) para el sector agrícola. La denuncia por corrupción pasiva fue formulada por la Fiscalía y tramita en una comisión de la Cámara baja, cuyo instructor, Sergio Zveiter, recomendó que los cargos sean acogidos por la Corte Suprema, lo cual será decidido por el pleno del órgano legislativo. Temer dijo estar convencido de que tiene el apoyo del Congreso, que ha respaldado la profunda e impopular agenda de reformas que impulsó desde mayo del año pasado, cuando asumió el poder una vez que se inició el proceso que llevó a la destitución de la mandataria Dilma Rousseff por irregulares manejos de los presupuestos. “Fue este gobierno el que recuperó la economía, el que está poniendo el país en el rumbo correcto para quien venga en el 2019”, declaró en relación al fin de su mandato, el 1 de enero de ese año. Según el mandatario, no se puede tener dudas sobre el compromiso de las instituciones brasileñas en el delicado momento político que vive el país, pero sí para él es necesario tener en cuenta que son horas en las que Brasil debe avanzar, porque no puede parar ni retroceder. Como en otras ocasiones, Temer hizo un repaso de la leve mejoría que mostraron los indicadores económicos del país en los últimos meses, lo cual atribuyó a las “claras decisiones políticas” tomadas por su gobierno. También garantizó que Brasil va a seguir caminando hacia adelante.