Buenos Aires acoge esta semana la XV Conferencia sobre la mujer de América Latina y El Caribe, organizada por CEPAL y ONUMujeresdonde se espera una nutrida presencia ministerial, de organizaciones feministas y expert@spara discutir“asuntos de mujeres” tales como el impacto de la covid-19 en la lucha por la igualdad de géneroy los retos de la organización social del cuidadoen nuestra región.

Sabemos quela pandemia tuvo efectos más graves en la economía y sustento de las mujeres. El Banco Mundialreveló recientemente que la covid-19 profundizó la brecha de género en empleo. Durante la pandemia, un 38% de mujeres quedaron en el desempleo frente al 17% de hombres y después de la pandemia, volvieron al empleo un 37% de mujeres frente al 44% de hombres.

No debemos perder de vista que las mujeres asumieron de manera desproporcionada la carga de cuidados durante la pandemia. En América Latina, las mujeres reportaron un aumento en horas dedicadas a trabajo doméstico (34%), cuidado de niños (53%), educación y acompañamiento (57%) y cuidado de ancianos (21%) debido a los confinamientos y cierre de escuelas. Si bien los hombres también dedicaron más tiempo a esas tareas, la carga de los cuidados disminuyó la participación femenina en el mercado laboralporque el trabajo de cuidados está altamente feminizado. En América Latina hay entre 11 y 18 millones de personas en el trabajo doméstico: de ellas, 93% son mujeres. El 77,5% de las mujeres empleadas en trabajo doméstico operan en la informalidad y sus ingresos son iguales o inferiores al 50% del promedio de los trabajadores. Según la OIT, las mujeres en el sector de la salud y el cuidado ganan un 24% menos que los hombres, lo que representa la brecha salarial de género más grande que en cualquier otro sector económico.

En todo el mundo, pero en particular en América Latina, existe una clara desvalorización del trabajo de cuidados. No está bien remunerado, a veces no se registra y ofrece condiciones laborales precarias.Además las mujeres dedican tres veces más tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados.

¿Cómo resolver esta injusticia? La demanda es que el trabajo de cuidados se profesionalice, des-feminice y cuente con todas las garantías de protección social. Sin duda, el sistema multilateral tiene mucho que aportar. Por ejemplo, el Convenio 189 de la OIT sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, ratificado por 35 países que en su mayoría están en América Latina, impulsó importantes reformas a favor de laspersonas trabajadoras domésticas remuneradas en la región.

Las Naciones Unidas son un medio técnico, normativo y de acuerdos políticos para acelerar estos cambios en la economía global del cuidado, que es, sin duda,la economía del futuro no solo porque está en crecimiento, sino también porque depende exclusivamente de seres humanos y no de avances digitales o tecnológicos.Además de su valor ético,la economía del cuidado es, por excelencia, un sector generador de empleo y cohesión social.Una sociedad que cuida debe ser capaz de cerrar brechas de desigualdad entre géneros y generaciones. El afecto, el cuidado y la solidaridad deben ser el nuevo centro de nuestras sociedades. Estos y otros temas se tratarán en la Conferencia de esta semana, y esperamos se lleven al espacio de CELAC bajo la Presidencia Argentina.

*Directora Ejecutiva, Global WomenLeaders, GWLVOICES. ExPresidenta de la Asamblea General de la ONU