El dibujante y músico Gustavo Sala mira la placa de madera donde ya delineó los primeros trazos, agarra la regla, mide, hace una marca, retrocede, observa los borradores a escala que trajo desde Buenos Aires y piensa en el desafío que se enfrenta: ilustrar en su justa dimensión la obra y el legado de un artista popular y masivo como Leonardo Favio en un mural de cuatro metros de largo por dos metros de ancho, una de las tantos homenajes y actividades organizados en el marco del 37º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en ocasión del décimo aniversario de su muerte.

A lo largo de tres días estuvo Sala en el foyer del teatro Auditorium, lápiz, fibrones y témperas en mano, dibujando unas 20 figuras que representan escenas emblemáticas de las películas del realizador mendocino. “Soy marplantense, y estar haciendo este proyecto dentro del Festival y en este lugar, donde vi un montón de películas de chico, es alucinante. Y más si se trata de Favio, que tiene muchos lados posibles para meterse”, cuenta sobre esta iniciativa organizada por la Secretaría de Gestión Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación.

El encuentro con Sala se produce durante la primera de las tres jornadas de trabajo que culminaron en una obra cuyo destino final será algún espacio marplatense vinculado con la cultura o el cine. Si bien recién había empezado, ya podían reconocerse algunas escenas: se ve, entre otros, a Carlos Monzón sentado con ruleros y a Gianfranco Pagliaro detrás; a Juan Moreira con el cuchillo entre los dientes; al Diablo que tentaba a Nazareno Cruz; a Virginia Innocenti bailándole a Gatica. En el centro de placa está él, Favio, con su inconfundible pañuelo en la cabeza. “Lo que se ocurrió hacer es una especie de Universo Marvel, pero de Favio. Me gusta que el público se acerque y reconozca la escena o a los personajes. Traté de meter algunos guiños y cosas puntuales que me parecieron significativas para el que conoce su obra”, explica el historietista.

- ¿Cómo sería ese “Universo Favio”?

-Están todas las figuras representadas e integradas en una imagen total con él en el medio, como si fuera una galaxia con los planetas orbitándolo. Quise evitar esa cosa de humorista gráfico de ponerle alitas al homenajeado y que sea un ángel que observa a sus personajes llorando. Tampoco quería algo chistoso, pero sí salir de la figura totémica, del busto serio e inquebrantable que mira desde arriba. Pasa un poco como con Quino: el maestro, la reverencia, el público llorando...me parece que es poner a una persona que era completamente popular y simple, en el mejor sentido de la palabra, en un lugar al que nunca quiso pertenecer.
- ¿Te planeaste alguna directiva estilística particular?
-Usé una base de lápiz para luego sumarle acrílico negro y marcadores para los detalles de la textura. La idea es que tenga el lenguaje de lo que hago siempre en gráfica, pero a gran escala. Que sea lo más grotesco y posible en el manejo de la línea y con la presencia del rojo, un color central porque, cuando pienso en Favio, pienso en sangre, pasión, corazón, desborde.
-Antes de empezar la nota contabas que volviste a ver sus películas, leíste materiales y buscaste videos de sus canciones en Youtube. ¿Qué te llamó la atención de todo eso?

-Primero, no me acordaba que había tanta puteada, tanto grito, tanto desborde. Y después, me sorprendió El dependiente, que era la única que me faltaba ver y me dio un poco de miedo. Es casi terror de vanguardia. Si bien es una película urbana, tiene elementos perturbadores, incómodos, tensos y climas que no tienen nada que ver con sus películas más populares, Juan Moreira y Nazareno Cruz y el lobo, que son las que lo convirtieron en un ícono. Particularmente me parece más interesante Soñar, soñar, que es la que más me gusta, y El dependiente, la más oscura y rara. Por el lado de la música, me detuve a ver los movimientos de las manos de los shows que hay en Youtube. Me pareció tremendo el manejo del histrionismo, la capacidad para crear climas y la cuestión pasional en sus interpretaciones.

-El escultor y cineasta Eric Dawidson preparó un monumento, Favio y la Musa, para emplazarlo en la esquina de Corrientes y Vera cuando a esta última calle le cambien el nombre por el de Leonardo Favio. Esa obra busca representar la pasión¿Qué buscás representar vos en este mural?

-Lo que me interesa transmitir es el melodrama y la absoluta desesperación de los personajes en las películas: están todo el tiempo transpirando, sangrando, con los pelos pegados en la cara...Como trato de hacerlo en las historietas, busco que un dibujo o una cosa bidimensional parezca que está haciendo algo, sintiendo cosas.