Desde París

La primera gran reforma del segundo mandato del presidente francés, Emmanuel Macron, embrujó al patronato y enfureció a los sindicatos. A partir de febrero de 2023, el seguro de desempleo funcionará con criterios que rebajan el seguro de los desempleados.

El jefe del Estado cumple así una promesa electoral, pero de forma muy drástica, lejos, muy lejos de la reforma suave y compensatoria que prometió durante la campaña electoral. El gobierno decidió decapitar el desempleo en nombre de la falta de mano de obra para cubrir los puestos de trabajo. A partir de febrero de 2023, el periodo de indemnización para los desempleados bajará en un 25%. Ello equivale a que un trabajador que hubiese podido contar con 12 meses de seguro, el año próximo sólo tendrá derecho a 9 meses. Esta reforma se basa en la idea que permite cambiar las reglas de indemnización según el principio de “modulación” que funciona a partir la coyuntura económica. Cuando mejor es la coyuntura, habrá menos derechos para los trabajadores.

A mayor coyuntura, menor derecho laboral

A propósito del proyecto de ley aprobado hace 5 días por el Parlamento, el ministro francés de Trabajo, Olivier Dussopt, explicó que el Ejecutivo consideraba hoy que “con el descenso del desempleo a 7,3% y las dificultades para contratar, el mercado de trabajo atraviesa un contexto favorable que justifica la modulación y acortar los tiempos de la indemnización”. El dispositivo funcionará cuando la tasa nacional de desempleo sea inferior al 9%, o sea, en lo que se llamó un “estado verde”. En caso de que el porcentaje de desempleo supere el 9% o sea superior a 0, 8 puntos por trimestre, entonces se seguirán aplicando las reglas actuales y no el coeficiente reductor. Cabe destacar que se trata aquí de un cambio en un sólo sentido, es decir, sólo pierden los desempleados y no los otros actores.

Presidente y gobierno siempre excluyeron tocar los montos de las indemnizaciones, pero al final lo hicieron con la consecuencia de un severo coeficiente reductor para los desempleados. La idea de implementar un “sistema más protector” ante las degradaciones de las ofertas de trabajo quedó atrás. Macron había prometido transformar “la garantía del desempleo en algo mucho más estricto cuando hay muchos empleos cubiertos y más generosa cuando el nivel de desempleo es elevado”. Promesa no cumplida. Las reglas “más generosas” en caso de coyuntura desfavorable no figuran en ninguna parte. El nuevo sistema no protege, sino que desprotege. Actualmente, un día trabajado da derecho a un día de indemnización. Desde febrero del año que viene, el desempleado sólo cobrará un 75%¨del periodo trabajado. Se trata de un cambio rotundo, tanto en los montos como en la filosofía. El Ejecutivo se basó en las indicaciones del desempleo proporcionadas por la Oficina Internacional de Trabajo. 

Ruptura del contrato social

Los sindicatos denunciaron inmediatamente” la ruptura del contrato social” que existía mientras el gobierno alega que, incluso con esta reforma, el sistema francés es el más protector de Europa. El Secretario Confederal de FO, Michel Beaugras, dijo que “todo el mundo pierde, es un escándalo”. La CGT denunció “una reforma inaceptable. No habrá ninguna mejoría, sólo habrá degradaciones”. El sindicato francés adelantó que “estudiará todos los recursos posibles para que se anule la reforma”. La Secretaria general adjunta de la CFDT, Marylise Léon, manifestó que “las decisiones van una vez más contra los más frágiles”.

Además de restringir derechos, los más dañino de esta reforma es ese el eje en torno al cual funciona, es decir, la “modulación” según los porcentajes de desempleo. Ello quiere decir que si una trabajadora o trabajador no encuentra trabajo porque no hay en su sector de actividad, lo mismo pierde sus indemnizaciones. A su manera, este cambio instaura esa vieja idea que dice “el que no trabaja es porque no quiere”. Eso es precisamente lo que fustigó Eric Courpotin (CFTC), según el cual la reforma “crea nuevos espacios de precarios porque incita a la gente a aceptar trabajos que no les corresponden”.

Del otro lado del tablero, el grupo que nuclea al patronato francés (MEDEF) dijo que esta reforma “va en el buen sentido para luchar contra la falta de mano de obra”. Las reglas de la modulación estarán en vigor hasta el primero de enero de 2024. Luego le corresponde al patronato y a los sindicatos negociar nuevas normas. Con todo, el ministro de Trabajo precisó que si su objetivo de pleno empleo (5% de desempleo) se concreta, ”las cosas serán aún más duras”. EL gobierno, que no cuenta con la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, logró que esta reforma se adoptara sin muchas crisis internas o parlamentarias. Es, sin embargo, un caso excepcional. La primera ministra francesa, Elisabeth Borne, tuvo que adoptar por decreto gracias al artículo 49.3 la reforma del presupuesto la seguridad social. Se trata del quinto decreto al que recurre el Ejecutivo y el segundo en un plazo de 48 horas. 

La izquierda de Francia Insumisa anticipó que presentará una moción de censura contra el gobierno de Borne. Se calcula que habrá un sexto decreto (se excluye todo voto y debate parlamentario) y que, de seguir en una situación parlamentaria tan inestable, Macron podría disolver la Asamblea y llamar a elecciones legislativas anticipadas. Esa opción es un juguete muy peligroso. El difunto presidente conservador Jacques Chirac la aplicó en 1997 y perdió las elecciones.

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