La estructura del Hospital Regional Sur, tan gigante como inconclusa, es una piedra en el zapato para el equipo provincial de Salud, que asume lo costoso de completar esa obra iniciada en 2011 y paralizada de manera paulatina entre 2017 y 2019, mientras afronta críticas desde el socialismo por no haberla reactivado y continuado. En el gobierno actual resulta incómodo por todos lados, empezando por su emplazamiento mismo, San Martín al otro lado de Circunvalación, un arrabal adonde no hay servicios, menos para asistir un efector de salud de tanta envergadura. Igual están ahí, sentados con la gestión municipal en una mesa donde insinúan reactivarlo, empezar por algún lado, algunas prestaciones menos ambiciosas por ahora que el plan original. Los corre la amenaza de que el tiempo inactivo acabe por transformar esa mole en un nuevo Elefante Blanco, como si Rosario ya no tuviera suficiente.

"La suerte está echada, hoy es una estructura de cemento con solo el 20 por ciento de avance de obra y grandes falencias. La primera de ellas es la ubicación", señaló el senador por el departamento Rosario, Miguel Rabbia, a Rosario/12

"La ubicación tenía que ser en el Batallón 121 (Lamadrid y Ayacucho), tal como lo dejó proyectado (el gobierno de Jorge) Obeid al culminar en 2007. Era la forma de reemplazar paulatinamente el Hospital Provincial y el Roque Sáenz Peña, reubicar esa infraestructura ya vetusta, superada por este proyecto nuevo para la zona sur. Pero quedó ahí", repasó en tono crítico. 

El HRS, finalmente, arrancó en 2011, durante el gobierno del socialista Antonio Bonfatti, pero en el emplazamiento actual. La constructora Riva SA acabó por retirarse un lustro después por discontinuidad en los pagos. La estructura quedó como cáscara vacía, y siguió así después del cambio de gestión en la provincia. Pronto empezó el vandalismo, primero hormiga y luego hasta con camionetas desconocidas en las que se perdieron aberturas y materiales de obra, tal como denunció este año la concejala socialista Verónica Irizar.

"Por las necesidades de nuestra población es que hacemos fuerza desde el espacio que represento para que eso tome forma, tome vida. Es una estructura dislocada, fuera del núcleo central de la zona sur rosarina, afuera de Circunvalación, así que hay que reacondicionar todas las líneas del transporte urbano, licitar y construir a un costo de 7 millones de dólares conexión a la red cloacal, que allí no existe, a la red de agua potable que allí es escasa. Se precisan 6,2 millones de dólares para potenciar la infraestructura eléctrica de manera adecuada. Tampoco llega la red de gas natural allí. Es un cúmulo de obras y de dinero por invertir, y encima habrá que seguir con el Hospital Provincial y con el Roque Sáenz Peña porque no lo podremos cerrar porque si no quedará mucha población descalzada del servicio de salud", trazó Rabbia.

Provincia licitó un estudio de prefactibilidad para proyectar la obra cloacal para el HRS y barrios aledaños. La provisión de agua debería resolverse cuando dentro de dos años por lo menos entre en servicio el acueducto Gran Rosario.

"La suerte está echada –agregó el legislador–, y entonces hay que darle vida o si no será otro Elefante Blanco por décadas".

No es la primera vez que peronistas y socialistas discuten por política de salud y en lo puntual por el HRS. Voceros de la gestión del Frente Progresista reprocharon a la Casa Gris que en pandemia recortó 40 por ciento el presupuesto de salud destinado a Rosario, mientras que aumentó el de ciudad de Santa Fe casi en la misma medida, y en ese recorte el HRS quedó afuera de todo plan. 

Quedó lejos aquello de que sería el centro médico "más grande y moderno del país", como dijo Miguel Lifschitz al recorrer el obrador por última vez como gobernador en 2019.

La exministra de Salud de Lifschitz, Andrea Uboldi, lamentó el año pasado que la gestión Perotti "no haya tomado en consideración el Hospital Regional Sur". El plan era un efector de alta complejidad en casi 26.000 m2 y 280 camas disponibles.

Rabbia, esta semana, polemizó con eso. "Fue Lifschitz el que discontinuó la obra. Uboldi dijo que se había detenido porque no había un destino claro para el efector. Debía haber estado en el Batallón 121, pero el socialismo lo destinó a construcción de viviendas con el grupo Eurnekian y un consorcio de privados, y fue por el vecindario que no se hizo porque se opuso rotundamente", disparó el senador peronista.

La estocada alude al convenio de urbanización de Cordón Ayacucho (barrio Tablada) a cambio de ceder el negocio inmobiliario de viviendas en la franja norte del ex Batallón 121. "El HRS hubiera estado en el corazón de zona sur, pero bueno, asumimos lo que hicieron y vemos ahora cómo retomar", dijo Rabbia. 

Por eso la semana pasada se reunieron equipos de Salud de provincia y municipio para reformular el destino inmediato del HRS. En uno de los "peines" del edificio se acondicionará un servicio de atención de urgencias para atender a la población de cercanía, con guardia médica, algunas camas de internación transitoria y servicio de diagnóstico, laboratorio, ecografía, rayos. Prestaciones esenciales para que empiece a funcionar como efector sanitario.

Asimismo, se destinará parte de la estructura a un centro de rehabilitación de pacientes con patologías neurológicas, psicomotrices. "Hoy las personas sin obra social que sufren accidentes de tránsito o un ACV no tienen acceso a rehabilitación fuera de lo que puede abarcar ILAR. Por eso es necesario", justificó Rabbia.