“Eramos tres ahí adentro del camión policial, un compañero me decía que no podía respirar, yo le venía hablando para que se tranquilizara. De repente dejó de hablarme y se desmayó”, contó a PáginaI12 Javier Aparicio, uno de los tres detenidos durante el desalojo de PepsiCo. “Cuando me di cuenta que paró el motor, escuché gente afuera, miré por una hendijita y ví que estaban las cámaras y todos ustedes, por eso empecé a gritar para que supieran lo que estaba pasando”, completó. Fue en ese momento que una parte del grupo de abogados del Ceprodh, periodistas y manifestantes comenzó a gritarle al policía que estaba sentado en el volante del vehículo para que abriera la puerta y liberara a los detenidos que estaban heridos, pero su reacción fue poner primera y avanzar, lastimando a su paso a los mismos que lo habían increpado. “Me agarraron como cinco, tengo el ojo morado y golpes en las piernas. Cuando nos bajaron del camión, por todo el escándalo político que se armó en el país con la represión, llegamos a la comisaría de San Fernando y el comisario nos dijo ‘esto es un problema político, no tengo nada que ver, en cuanto pueda los largo’, y a las once nos liberó sin abrirnos causa”, dijo este trabajador de Volkswagen. Aparicio ya había sido golpeado por Gendarmería el 6 de abril durante el piquete en la Panamericana por el paro general de ese día.
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