Pepe Cuenca tiene 35 años, es uno de los Grandes Maestros más fuertes de España, sin embargo es reconocido mundialmente por su singular estilo para para narrar y explicar el ajedrez, ya que desde hace una década junto a su colega el MI David Martínez revolucionaron con un estilo descontracturado y pasional las transmisiones de ajedrez por streaming, donde lo siguen miles de afionados de todo el mundo. De visita por la Argentina, Pepe charló con Página/12 para contarnos su historia y darnos su particular visión de la actualidad de juego de los trebejos. 

–Quien googlee Pepe Cuenca, lo primero que leerá será GM español de ajedrez, pero ¿cómo te definís vos?

–Soy un jugador de ajedrez, y soy Gran Maestro, pero nunca he sido un jugador profesional. Siempre me dediqué a otras cosas. A los 18 años era Maestro Internacional, pero ya tenía claro que no iba a ser el próximo Magnus Carlsen, y por eso decidí estudiar una carrera, ingeniería, y pensé que eso me iba a llevar por otros caminos ajenos al ajedrez. Pero empezó lo de Chess24, escaló más de lo que hubiera imaginado, me ofrecieron un buen contrato y me di cuenta de que la paso mejor de esta manera que de la otra. Me gusta este mundo y hasta que aguante, hasta que lo siga pasando bien, seguiremos haciendo lo que hacemos. Mientras esto no me aburra.

–Y ese lado histriónico, o actoral que mostrás cuando comentás las partidas, ¿Cuándo nació?

–No tengo ningún tipo de formación actoral, lo que la gente ve es lo que me sale. Soy una persona normal, me gusta salir con mis amigos a bailar, me gusta mucho el deporte. Cero vínculos con el periodismo y cero vínculos con una cámara. Lo que sí, soy una persona extrovertida, y cuando me dijeron que iba a comentar partidas de ajedrez dije que lo iba hacer como yo era, y si eso le gustaba a la gente, mucho mejor. Y fue así, a la gente le gusta cómo lo hago. Sabía que el ajedrez, tal como se lo vía antes, era un mundo muy elitista, reservado para mentes brillantes, y yo quería darle otro enfoque, acercarlo a todo el mundo. El ajedrez es un deporte que prácticamente todo el mundo sabe jugar o conoce las reglas, entonces por qué no poder disfrutarlo todos. Tratamos de hacerlo muy simple, y que todos puedan entender esa profundidad del juego, pero al principio no sabía cómo iba a reaccionar la gente. Incluso mi propia madre. ‘Haz estudiado una carrera, hecho una maestría y un doctorado para terminar haciendo el payaso en YouTube’ (risas), entonces siempre tuve mis dudas, pero bueno, acá estamos.

–Cuándo iniciaste este camino en YouTube no había tanto material en la web o en las redes como podemos encontrar ahora ¿en quiénes te inspirantes?

–De ajedrez no seguía nada, estaba prácticamente retirado, trabajando de profesor en una universidad de Alemania y tampoco había muchas personas que se dedicaran a comunicar ajedrez por streaming. Si seguía mucho, porque a mí me gusta el básquet y lo jugué, a dos comentaristas de la NBA, Andrés Montes y Antoni Daimiel, uno más loco y el otro más técnico, quizás allí haya una similitud con los roles que adoptamos con mi compañero David “Divis” Martínez. Ellos quizás sí hayan sido una inspiración. Incluso hay algo en común entre los tiempos muertos del básquet, donde el comentarista tiene que llenar los espacios, y el ajedrez, aunque aquí los tiempos muertos se multiplican y el comentarista tiene mucho más tiempo para analizar las jugadas, o alguna variante.

–Más allá de todo este universo de la comunicación, ¿seguís teniendo ambiciones como jugador?

–La parte que más disfruto del ajedrez es la competición. La adrenalina de los torneos. Si hay una partida por equipos en la que se define un torneo a mí me gusta estar ahí; medio “masoca”, ¿no? (risas). ¿Qué me gustaría? Ganar el campeonato de España, que he estado cerca en tres ocasiones. Siendo líder en la última ronda, he perdió la última partida. Y también me gustaría algún día estar en el equipo olímpico español, sigo soñando con eso pero, siendo realista, está cada vez más complicado. Pero para ello primero debería descansar un año de todo lo que vengo haciendo y ponerme a jugar, y sobre todo a entrenar, que algo para lo que ahora no tengo el tiempo. Si bien ahora mismo el 90 por ciento de lo que hago está relacionado al ajedrez, y trato de realizar cada cuatro o cinco meses algún proyecto de ingeniería como para no oxidarme, para jugar en ese nivel hay que entrenar mucho.

Magnus Carlsen y Pepe Cuenca juegan en Madrid ante la mirada de los aficionados.

–¿Cómo te llevás con la fama?

–Soy muy agradecido ante las personas que se acercan a pedir una foto o jugar una partida. Soy consciente de que nos va muy bien y podemos dedicarnos a esto gracias a la gente. No somos nadie, sólo gente que movemos piezas de madera.

–¿Sentís una presión extra cuando jugas por ser un jugador de tanta exposición?

–Puede haber algo de eso, sobre todo después de un mal resultado uno sabe que habrá gente que va a hacer daño. “No Pepe, dedícate al parchís”. Pero estoy súper acostumbrado. Yo trato de aislarme de eso cuando juego, del hecho de que nos siga tanta gente. Trato de concentrarme en las partidas y superar ese punto.

–Has tenido la suerte de viajar mucho y conocer la realidad de la disciplina en distintos países ¿Encontras patrones en la forma de jugar o vivir el ajedrez?

–Sí, yo me he dado cuenta de una diferencia entre el ajedrez europeo y el latino. En Europa, por ejemplo, la gente es más teórica, está quizás más preparada, pero aquí la gente es más agresiva, más táctica, y no te tienen ningún respeto. Allá si yo le ofrezco tablas a un jugador de menos nivel, ponele de 1900, las va a aceptar, por respeto; aquí, en Argentina, y en Latinoamérica en general si te ven que estás débil en la posición, te van a la yugular. Los latinos son jugadores muy agresivos, y no te tienen ningún miedo. En la Argentina hay una gran cultura ajedrecística, con mucha acción en los clubes, y muchos aficionados, y junto a Cuba son los países son donde he visto más cultura ajedrecística. De Cuba destaco la capacidad de detectar talentos y formarlos en una escuela deportiva.

–¿Qué opinión tenés o cómo evaluás los cambios que van ocurriendo en el ajedrez, con los ritmos, con la exigencia de mayor espectáculo?

–Si me tuviera que ubicar en un punto entre los que no quieren cambiar nada y los que plantean cambios muy marcados, diría que estoy en la mitad. Creo que el ajedrez está muy vivo tal como está. Vemos que cada día surgen ideas nuevas de apertura. Hace unos 20, 30 años había un tema de las tablas de los GM, que no competían para ganar, ahora la gente en la elite es súper agresiva, súper competitiva. Carlsen si tiene una ligera ventaja te exprime hasta el otro día. También estoy de acuerdo que el ajedrez rápido es muy atractivo. Si queremos que el ajedrez sea un deporte de masas, y venderlo en televisión, no podemos pretender una transmisión de nueve horas, pero si un campeonato del mundo de blitz o de rápidas, que creo que triunfaría muchísimo. Cómo no va a ser atractivo el ajedrez, un deporte en el que nada está definido hasta el final; en el que puede haber muchísimos errores. Siempre pasan cosas, y por eso es tan emocionante. Creo que hay que introducir cambios, poco a poco, por ejemplo, para un mundial, creo que estaría bueno una combinación de partidas. Darle importancia al clásico y meter ahí unas partidas rápidas, no solo dejarlo para el desempate. Fomentar el espectáculo y la combatividad, eso es lo que haría yo.

–¿Qué opinás del ajedrez en la escuela, creés que sirve para ampliar la base de jugadores?

–Yo creo que está muy bien que haya ajedrez en la escuela, pero no necesariamente que ese sea el objetivo. El ajedrez tiene muchas características decisivas, como por ejemplo, la toma de decisiones. Un ajedrecista está acostumbrado a la derrota y a sobreponerse de éstas. Yo he visto niños en otros deportes que no aceptan la derrota.

–Hablando de eso, ¿cómo te llevás con la derrota?

–Mal, como todo el mundo (risas). Pero ya he aprendido a relativizarla. Evidentemente he pasado momentos muy duros, como en los campeonatos de España absolutos, donde después uno dice ‘cómo no he hecho esta jugada’ que era tan fácil de ver. Al final, lo único importante es evitar las excusas. En el ajedrez el único responsable de las derrotas es uno mismo y eso es lo que nos ayuda a mejorar.

–Los recientes sucesos con Niemann trajeron otra vez al centro de la escena la polémica por el posible uso de ayuda de dispositivos tecnológicos durante las partidas ¿Qué opinas sobre este tema?

–No soy un experto en tecnología, pero sí puedo decir que en España surge cada tanto que han pillado a 50 personas en algún concurso para ocupar un cargo público, haciendo trampa a través de dispositivo en los exámenes. Es un tema muy complejo, porque hoy cualquier teléfono es mejor que el campeón del mundo. Entonces uno debe ser muy serio con eso, porque hay quienes hacen trampa en internet no solo para vencer a sus amigos sino para ganar dinero, o estafar a la gente. Creo que hay que ser muy duro con los castigos. Si pillan a un ajedrecista haciendo trampa en un torneo, le daría una sanción de 20 años de no poder jugar. Supongo que existen dispositivos muy sofisticados y que son difíciles de detectar. Pero un jugador de 2300 puntos no puede hacer performance de 2600, entonces en esos casos hay que prestar mayor atención. Es un tema muy importante. Fíjate lo que pasó con el ciclismo. Yo me desilusioné mucho cuando pasó todo esto del dopaje. El famoso informe Robinson. En ajedrez tenemos que tener cuidado de que la gente se desilusione por los tramposos. En este sentido yo creo que tenemos que tener mano dura. Confío más en la sanción que en la capacidad que tenemos para controlar la trampa. Hay que ser un cabrón sancionando.

–¿Cómo evaluás el impacto de la pandemia en el auge de popularidad que está viviendo el ajedrez?

–El ajedrez comenzó a crecer mucho a través de las plataformas. Aunque es verdad que luego la pandemia ha contribuido al boom del ajedrez, y la serie Gambito de Dama también. Si antes iba a bailar o a un boliche, jamás le decía a una chica que era ajedrecista, porque iba a salir corriendo. Ahora parece que ser ajedrecista es cool, qué interesante. Hasta quizás alguno lo ponga ahora en su perfil de Tinder (risas).

–¿Cómo te imaginás el ajedrez de acá a los próximos diez años?

–Me lo imagino parecido. Es tan amplio que no creo que no hay manera de resolverlo con la tecnología actual. Tendrían que desarrollarse muchos ordenadores cuánticos para que se resuelva lo que es el juego, e incluso en ese caso la gente no se enteraría, así que creo que va a seguir siendo parecido, pero que se le va a dar mayor protagonismo a los ritmos rápidos. Y también espero que en los próximos años podamos tener ajedrez en televisión, es uno de mis sueños. Y si bien la tendencia es que el streaming crezca por sobre la televisión tradicional, los números aún siguen mostrando otra cosa, nuestro record en una transmisión no se compara con los millones de personas que siguen un programa en vivo.

–¿Te gustaría ser protagonista de ese sueño?

–Sí, porque además me gusta mucho hacer cosas que me saquen de mi zona de confort. Otro desafío seria comentar otros deportes, como fútbol o tenis, me lo han propuesto alguna vez y pienso que sería un buen reto para mí, me gustaría al menos intentarlo.

Gran victoria de Pepe Cuenca

El GM argentino Alan Pichot analiza para los lectores de Página 12 una partida de Pepe Cuenca contra uno de los mejores jugadores del mundo, el GM español Francisco Vallejo Pons.