El Festival Internacional de Cabaret Argentina (FICA) se prepara para celebrar su sexta edición con una única jornada súper ecléctica, este jueves 7 desde las 19.30, en el Teatro Picadero (Pasaje Santos Discépolo 1857). Humor, espectáculos, música, intervenciones y performance serán parte del convite.

Como parte de la propuesta, un grupo de anfitrionxs (Leo Bosio, Seku Faillace, Nico Russell y Vanina Grossi) conducirán el evento. En la terraza del Picadero, a las 20.30, actuarán Mabel y Los Inmaculados, proyecto de teatro y música latina de Maby Salerno, y más tarde, a las 22.30, podrá verse en la sala Alma viva, un espectáculo de humor musical concert con Celeste Campos. En ambos casos, los tickets se adquieren en www.plateanet.com.ar. Además, habrá una programación con entrada libre. El elenco de la obra feminista Una y mil intervendrá la entrada al teatro, y la artista trans Mika de Frankfurt compartirá sus canciones.

Las artes plásticas también serán de la partida, y en ese marco podrá visitarse Género: piel de papel, de Bella Testa Títeres, una exposición que parte de una investigación sobre la temática de identidad y género que realizó la artista Eliana Pereira Rejala, que se sumará a una Jam de dibujo y pintura, un encuentro con modelo vivo, música y tragos. Mientras, el cierre será con baile incluido, con música a cargo del DJ V. Monkey.

“Tenemos mucha ilusión y mucha expectativa. Esta edición tiene la particularidad de que hemos integrado otras ramas del arte, como la pintura y la escultura, y tenemos ganas de que siga siendo así. Para nosotros, el festival es un lugar de encuentro en el que además se rompen los límites entre artistas y público. Es una celebración muy hermosa”, comenta Noralih Gago, directora del FICA, en diálogo con Página/12.

Fue precisamente la actriz y directora quien se embarcó en el proyecto de programar un ciclo que difundiera el cabaret en la escena local. “Muchas veces fui invitada al Festival Internacional de Cabaret de México, que organiza la compañía Las Reinas Chulas, en el Teatro Bar El Vicio, en Coyoacán, y en 2014 hicimos una reunión con cabareteras de ese país, de Chile y España, y ahí nos comprometimos a expandir, cada una en su región, este movimiento que consideramos tan necesario”, recuerda Gago, creadora de un personaje icono del género como Concha del Río.

“Empecé a hacer cabaret sin darme cuenta”, cuenta acerca de sus inicios. “Siempre me gustó el humor y la crítica social que se puede hacer a través de ese recurso. Y así lo hice desde el 2000, en un unipersonal que se llamaba Solita para todo, junto con Juan Parodi, quien fue mi primer director. Luego, juntos hicimos en el Teatro Anfitrión El 3340 (con humos de cabaret), un espectáculo que se convirtió en un fenómeno. Llenábamos la sala. Fue increíble lo que se armó. Y cuando pude entender que lo que estábamos haciendo era cabaret, descubrí que ese era mi lugar y ahí me quedé”.

En el teatro argentino, el cabaret tiene sus antecedentes. “No se lo llamaba con ese nombre, pero acá se hizo mucho espectáculo que es su primo hermano, como el café concert, que en los '70 y '80 tuvo una movida impresionante. A su vez, el Parakultural o el Di Tella también eran espacios cabareteros, porque eran salas emergentes en las que se hacía crítica social y sátira política a través del humor y la música. Más tarde, en los '90 ya no hubo tanta presencia. Por eso, cuando actuamos en el Anfitrión nos dimos cuenta de que hacía falta y que era un nicho interesante para investigar”.

El género no es fácil de encasillar, según advierte la actriz. “El cabaretero mexicano Tito Vasconcelos dice que si te dedicás a las artes escénicas, pero no podés clasificar eso que hacés, probablemente estés haciendo cabaret”, explica Gago, quien se define una militante de esta forma de expresión donde se combina un estilo lúdico con contenidos comprometidos con la realidad. “Esta es mi militancia, y eso tiene que ver con una sensibilidad que tengo por los temas sociales. La violencia de género, el racismo y la discriminación son cuestiones que al equipo del FICA nos interpelan mucho, y creemos que a través del arte podemos hacer algo. Porque la risa, por sobre todas las cosas, tiene un poder impresionante que nos permite cuestionarnos, aprender y conocer desde un lugar más cómodo y relajado, pero no por eso menos profundo”.