Las empresas de tecnología cierran un 2022 complejo, con una fuerte caída de sus acciones e incertidumbre respecto del futuro. Las criptomonedas mostraron los niveles más altos de volatilidad por cambios en el ciclo financiero global, estafas multimillonarias de grandes empresas del sector y la falta de respuesta a la única pregunta importante: ¿aportan un diferencial a la sociedad?

Sin embargo, en Silicon Valley comienza a resurgir el optimismo para los próximos años de la mano de una tecnología innovadora: la inteligencia artificial de lenguaje natural. Se trata de una tecnología diseñada para comprender y utilizar el lenguaje humano de manera fluida y natural a partir de algoritmos de aprendizaje automático y redes neuronales.

En las últimas semanas hubo furor por el lanzamiento de ChatGPT, un producto de la empresa OpenAI. Inicialmente se había desplegado para algunas pruebas cerradas en 2020 pero ahora se abrió para que el público general pueda usar la última versión en forma gratuita, con mejoras importantes.

El producto es un chat simple, con una interfaz similar a la de Whatsapp, que puede usarse desde la computadora o el celular. Pero lo impactante es que del otro lado responde una máquina que tiene la capacidad de seguir el hilo de una conversación, con comentarios que resultan sorprendentes.

Una charla con ChatGPT puede concentrarse en temas muy variados. Desde repasar las poesías más profundas de García Lorca o debatir sobre el concepto de imperativo categórico de Immanuel Kant hasta pedirle que explique con un ejemplo cómo interpretar variables del mercado financiero. Tiene capacidad de escribir código de programación, resumir textos en forma precisa y varias otras habilidades que se descubren en el flujo de la charla.

Para el lector de esta nota que le interese probar la herramienta simplemente debe entrar a la página de OpenAI, seleccionar el producto ChatGPT, presionar el botón de probar, generar un usuario en la plataforma y, con eso, puede empezar a mantener un diálogo con la inteligencia artificial. Es interesante hacerlo para tener un anticipo del mundo que viene. 

Después de probarlo la pregunta es evidente: ¿cuánto más puede pasar hasta que este mismo artículo del Cash lo escriba una inteligencia artificial, en forma mucho más atractiva, creativa y disruptiva? Esta misma duda aparecerá sea cual sea la profesión del que lo pruebe. Incluso la de un programador.

Justamente la gran discusión que se está dando en el mundo de la inteligencia artificial es cuánto tiempo puede pasar hasta que se consiga superar las habilidades de los seres humanos para tareas generales y no específicas como jugar el ajedrez. En el portal Our World in Data de la Universidad de Oxford se inauguró una sección para seguir estas transformaciones.

En una de las últimas publicaciones se menciona que existe un 50 por ciento de probabilidades que la inteligencia artificial iguale las capacidades intelectuales de sapiens antes de 2040, o sea en menos de 20 años.

“Una IA a nivel humano sería un sistema que podría resolver todos los problemas que los humanos podemos resolver y hacer las tareas que los humanos hacemos hoy. Tal máquina, o conjunto de máquinas, podría hacer el trabajo de un traductor, un contador, un ilustrador, un maestro, un terapeuta, un camionero o el trabajo de un comerciante en los mercados financieros del mundo. Al igual que nosotros, también podría hacer investigación y ciencia, y desarrollar nuevas tecnologías”, dice Max Roser, director de la iniciativa de la Universidad de Oxford.

Esta visión no es compartida por todos los expertos. Los investigadores más pesimistas aseguran que con las técnicas actuales no existe la posibilidad de desarrollar una inteligencia artificial de nivel humano, mientras que otros plantean que será necesario esperar 100 años o más. 

Pero los más optimistas contraatacan y, por ejemplo, citan la historia del desarrollo de los aviones. En 1901 Wilbur Wright le dijo a su hermano Oville que los humanos deberían esperar al menos 50 años para volar. Dos años después, los humanos no solo volaban, sino que fueron estos mismos hermanos quienes lograron la hazaña.