Una librería online con fuerte identidad federal, que promueve la circulación de literatura escrita y editada en provincias para acercarla a lectores de todo el país. Un espacio de encuentro físico y real, en medio de un mundo cada vez más individualista y virtual, en donde se organizan charlas, lecturas, talleres, reflexiones, y en donde se pueden descubrir artistas emergentes y libros tan interesantes como desconocidos. Un festival itinerante que recorre distintas regiones de Argentina y que invita a lxs autores de cada lugar a participar.

Todo eso forma parte de Salvaje Federal, el proyecto cultural que desde 2020 llevan adelante Selva Almada, Raquel Tejerina y Natalia Peroni, tres socias-amigas-escritoras que se propusieron crear un punto de conexión entre los libros y aquellxs lectores que tengan la audacia de correrse del canon de todo lo ya establecido. Un sitio que, según sus propias palabras, “albergue una literatura secreta para la gran metrópoli. Incluso, con frecuencia, para su propio territorio”.

“El proyecto nació como un juego, como un sueño que tenemos muchas escritoras de tener una librería, y eso después se fue transformando en una realidad que con el tiempo le fuimos dando la forma que queríamos y que sentíamos necesaria para el momento actual de la literatura”, cuentan las escritoras.

-¿Cómo se fue concretando ese juego, ese sueño que tenían?

Selva Almada: -Empezamos con la idea de tener una librería física, pero a fines de 2020 armamos una página web y la terminamos haciendo de manera virtual. Con el tiempo eso fue creciendo: estuvimos en varias ferias, programamos un ciclo de charlas en la Feria del Libro, presentamos un proyecto a Mecenazgo, ganamos, y ese proyecto (el cruce performático entre dos autores de distintas provincias) formó parte del Festival Salvaje que hicimos en junio en Rosario y Casilda. La idea ahora es continuar con el festival, que sea itinerante.

Raquel Tejerina: -Queremos ir haciendo un festival por cada zona que incluya a los autores y autoras de cada lugar, porque la librería está dividida así también, por regiones. Otra cosa que hizo que el proyecto creciera fue que a principios de julio nos mudamos a un espacio más grande, en el barrio de Almagro, CABA, y eso nos permitió empezar a organizar distintas actividades como cursos, talleres, charlas, lecturas. Entonces durante todo este año la librería virtual se terminó transformando en un proyecto cultural con una identidad que va más allá de la venta de libros.

Natalia Peroni: -También tenemos un Fondo Desarrollar, del Ministerio de Cultura de la Nación, que es un apoyo a librerías y centros culturales y que nos va a permitir hacer algunas mejoras en el espacio.

-¿Cómo surgió la idea de apostar a un proyecto federal?

R. T.: -A las tres nos llamaba la atención la poca circulación y lo poco que se mueven algunos libros dentro del país. Pero no pensando sólo en Buenos Aires como centro, sino incluso dentro de una misma provincia también. Y además surgió esta necesidad nuestra de cómo hacer para conseguir determinados libros que no estaban en las librerías, y a la vez empezar a hacer algo para que a otros tampoco les cueste tanto conseguirlos.

N. P.: -Creo que el proyecto nació como un juego también, como un sueño que tenemos muchas escritoras y escritores de tener una librería, y eso después se transformó en una realidad que con el tiempo le fuimos dando un poco la forma que queríamos y que sentíamos necesaria para el momento actual de la literatura.

-La virtualidad también ayudó a darle esa forma al proyecto, ¿no?

S. A.: -Claro, al tener que reconvertirlo a algo virtual por la pandemia nos dimos cuenta de que hasta también era superador no tener una librería física, porque no solo sucede que esos libros no llegan a Buenos Aires, sino que de repente los libros que se hacen en Córdoba no llegan a la Patagonia, o los que son de Chaco son difíciles de encontrar fuera de esa provincia. O incluso también pasa con las editoriales de CABA que son pequeñas y que por una cuestión de infraestructura tampoco llegan al resto del país. Además hay muchas ciudades de las provincias que ni siquiera tienen una librería, o que las librerías que hay son cadenas y ahí la oferta tiene un perfil muy claro que no incluye todo lo que se puede encontrar en una editorial o en una librería con un criterio más independiente. Nosotras por ejemplo no tenemos editoriales grandes, la mayoría con las que estamos trabajando en este momento son más bien pequeñas.

-¿Cómo abordan, ahora que también son libreras, el tema de la relación muchas veces tensa o complicada entre editoriales y autores?

N. P.: -Es un tema complejo que nos interesa especialmente, porque todo el mundo tiene su versión, y la problemática tiene que ver con la cadena del libro, que se sabe también que es muy complicada porque además de todo implica un montón de temas económicos como el porcentaje del autor, de la distribuidora, el precio del papel…

S. A.: -Sí, es un tema álgido y espinoso que siempre termina generando peleas y es muy difícil ponerse de acuerdo. Y como es algo que nosotras tenemos muy presente, primero por ser escritoras y ahora también por ser libreras, es una temática que siempre buscamos poner en discusión. Hace un tiempo hicimos una nota en nuestro blog sobre derechos de autor y experiencias de la relación entre el editor y el autor. La escribieron a dos puntas un autor y un editor independiente que trabajan en la misma editorial. Y cuando hicimos el festival en Rosario también hubo una mesa en donde juntamos a editores, libreras y autores a hablar sobre la cadena del libro y derechos de autor.

-El hecho de ser escritoras además de libreras también les debe permitir comprender mejor la complejidad del tema…

R. T.: -Y sí, porque lo bueno de ser escritoras es que somos conscientes de que no es un solo yo, un yo escritora, sino que hay un librero, una editora, un distribuidor, y que alrededor de un libro pasan un montón de cosas. Es algo que está buenísimo pensarlo, porque no es lo mismo cuando cualquiera de nosotras se sienta con la editorial a hablar sobre su libro que cuando se sienta a hablar como parte de Salvaje Federal, pero a la vez como soy la misma persona puedo pensar otras partes y eso hace que haya un diálogo más empático con la otra persona y no que todo sea una guerra. Tener una librería hace que puedas entender un montón de otras cosas que a veces como autora capaz que cuesta mucho más.

S. A.: -También siendo autora y librera descubrís que hay un montón de mitos que se derriban, porque muchas veces por ejemplo la excusa del editor es que las librerías no pagan porque tardan un montón en rendir la venta de libros, y cuando yo no tenía la experiencia de cómo funcionaba una librería o de cómo trabajaban los libreros pensaba que era así, pero ahora veo que no, porque nosotras por ejemplo rendimos todos los meses. Y también por otro lado entendés otras cosas, porque al hablar con tantos editores y con una gama distinta de editoriales que están situadas en distintos lugares del país te das cuenta que las condiciones de trabajo, de producción, de difusión, no son las mismas. Creo que es un tema que abre una discusión muy interesante para seguir debatiendo y profundizando.

Imagen: Verónica Bellomo.

-¿Cómo ven la situación actual de la literatura y de los libros en el país? ¿Qué opinan, por ejemplo, del discurso de apertura que dio Saccomanno en la Feria del Libro de este año?

N. P.: -Esa es una problemática que tiene que ver con la apuesta de cultura que hace un país, y no sé si eso hoy es prioritario, o si este Gobierno le puso más esfuerzo que otros, pero lo que sí es evidente es que cualquier proyecto cultural está costando muchísimo, y el libro no queda exento de eso. Lo que hablaba Saccomano de la ridiculez de estar en la Sociedad Rural inaugurando la Feria del Libro cuando en realidad nunca nadie cobró nada por eso demuestra una postura muy clara, y bueno, al final él consiguió que le pagaran y ser el primero que cobra algo por hacer eso.

S. A.: -Claro, pero también es el primero al que se le ocurre cobrar por eso. O sea, yo creo que es todo muy complejo. Hay una cuestión de prestigio, de que ser escritora te da cierto prestigio dentro de la sociedad, entonces pasan este tipo de cosas, que es un honor que te llamen para inaugurar la Feria de Libro y que pareciera que por eso no hay que cobrar, o que se da por supuesto que esas cosas no se tienen que pagar.

R. T.: -Es lo mismo que cuando no te pagan los derechos de autor porque te van a editar. Es un tema difícil, pero igual creo que lo más importante es que ahora se está hablando mucho más de todo eso que antes. Que Saccomanno lo haya dicho, al margen de que una pueda estar a favor o en contra, habla de que hay algo que está sucediendo, y eso está buenísimo, porque para que las cosas empiecen a cambiar primero tiene existir la discusión y se tiene que poner en el tapete la problemática. Y esto es algo que no solo está pasando en Argentina, sino también a nivel mundial, porque hoy en todos lados se está hablando de este tema.

-Siempre aparece como una dificultad poder hablar de dinero en el ámbito artístico, ¿no?

N. P.: -Sí, siempre ha habido una especie de tabú en mezclar la creación con el dinero, y especialmente en la literatura, porque de repente en las artes visuales no hay tanto prurito con eso, en el cine por ejemplo está mucho más claro ese tema. A nadie se le ocurre no pagarle al traductor, al corrector o al diseñador de tapa por ejemplo, pero en cambio el autor no cobra adelanto por nada, o directamente a veces no cobra un peso o hasta tiene que poner dinero para que le publiquen su obra.

S. A: -Sí, y también hagámonos cargo los autores y las autoras de por qué no podemos tener esta discusión más claramente y hablar de dinero o de circulación simbólica, porque no digo que los editores independientes se enriquezcan con los libros que hacen, pero hay un capital simbólico del que muchas veces ellos disfrutan y los autores no, y eso es un desequilibrio que obviamente genera mucha rispidez.

-¿En qué se basan para elegir los libros que se venden en Salvaje Federal?

N. P.: -No hay una única dirección en la elección del material que tenemos. Muchas editoriales ya las conocíamos, otras se contactan a medida que conocen el proyecto. Pero la elección que hacemos está atravesada por varias cosas, entre ellas por supuesto también por nuestros gustos personales. Después quizás pasa que hay una editorial, un libro, o un autor que no tiene que ver con algo que nosotras leeríamos pero que por falta de visibilidad, porque es algo muy experimental, o porque está en una zona medio perdida de Argentina nos parece importante que ese libro esté, y entonces lo incluimos.

-¿Qué tipo de libros se pueden encontrar en la librería?

R. T.: -Tenemos literatura, ensayo, ficción, no ficción, mucha poesía, que al contrario de lo que se dice siempre que la poesía no vende, la verdad que nosotras vendemos un montón. También tenemos libros de artistas visuales; y fanzines que siempre incluímos en el club del libro porque nos parece que es algo que siempre tiene una circulación muy under y que hay cosas que están buenísimas y escritores emergentes para conocer. Asociarse al club de Salvaje también es una manera de descubrir autores que ya vienen seleccionados por nosotras y por un precio promocional menor al que tendrá después el libro.

-¿Cómo hacen, en esta época de crisis, para que los libros puedan ser accesibles para la mayoría?

S. A.: -En principio cada libro tiene un precio de tapa pero también hay una gama muy amplia de precios. Nosotras por ejemplo tenemos libros que valen desde mil pesos hasta otros que rondan los ocho mil. Quizás no sean autores que todo el mundo conozca, pero justamente la propuesta de Salvaje tiene que ver con eso, con aventurarse a comprar un libro de un autor o una autora que no conocemos y con tener curiosidad de leer otra cosa.

N. P.: -Claro, creo que lo que intentamos hacer en Salvaje es corrernos del canon, salir de la idea de que solo hay que leer a los autores consagrados y animarse a leer otra literatura que también está buenísima y que por alguna razón no es muy conocida.

* El próximo encuentro abierto al público de Salvaje Federal será el jueves 22 de diciembre a las 17. Para más información sobre las actividades que se realizan en el espacio puede consultarse su página web, o en la cuenta de Instagram @salvajefederal.