La Cámara de Representantes de Estados Unidos no consiguió elegir a su presidente luego de tres rondas de votación, algo inédito en cien años debido a las profundas divisiones entre los congresistas republicanos. El republicano Kevin McCarthy, el gran favorito para sustituir a la demócrata Nancy Pelosi, no pudo calmar la revuelta de un grupo de partidarios del expresidente Donald Trump, en una muestra de las fisuras en este partido que controla la Cámara Baja por una ligera mayoría desde las elecciones legislativas de noviembre. Con las negociaciones en un punto muerto, los congresistas decidieron aplazar hasta el miércoles la votación para elegir a su nuevo presidente.

El umbral de los 218 votos

Con 202 votos, McCarthy no logró en la tercera votación los 218 apoyos necesarios para sustituir a la demócrata Nancy Pelosi. De hecho recibió un voto menos que en la segunda ronda. Y es que 20 republicanos díscolos votaron por el congresista Jim Jordan, de Ohio, quien momentos antes había pedido el voto para McCarthy.

El candidato de la minoría demócrata, Hakeem Jeffries, de Nueva York, consiguió los 212 votos de su formación política. De esa forma el ala más derechista del partido republicano, agrupada en el llamado Freedom Caucus, mantiene bloqueada la elección del nuevo líder de la Cámara de Representantes, institución que no puede empezar a funcionar hasta que un nuevo presidente sea elegido.

El congresista californiano Scott Perry recordó que hace tiempo le enviaron a McCarthy sus demandas, como el cambio de reglamento de los debates o los nombres que quieren poner al frente de los comités de la Cámara, pero este no aceptó negociar. En sus declaraciones a la prensa, McCarthy criticó que haya miembros del partido que se oponen a su nombramiento porque "piensan más en sus cargos que en el país".

La última vez que se necesitó más de una votación para elegir al titular de la Cámara Baja, conocido como "speaker", fue hace exactamente un siglo. En 1923 el presidente de la Cámara fue elegido en una novena votación, mientras que en 1869 se logró tras 60 votaciones, en un proceso que se alargó durante dos meses. Se trata de la tercera autoridad de Estados Unidos después del presidente Joe Biden y la vicepresidenta, Kamala Harris, quien también preside el Senado.

¿Cómo queda parado Biden?

El nuevo Congreso estadounidense inicia esta nueva legislatura con la previsión de que los dos últimos años de mandato de Biden se vean obstaculizados por la oposición republicana. Aunque los republicanos ganaron las elecciones a la Cámara de Representantes en noviembre pasado, la victoria de los conservadores fue mucho menor de la que preveían.

Además los demócratas no solo consiguieron retener la mayoría en el Senado, sino que ganaron un nuevo escaño. Los republicanos moderados culpan del insuficiente desempeño electoral a la influencia del expresidente Donald Trump en los comicios, mientras que el ala dura lo atribuye a la campaña diseñada por McCarthy. 

Con la Cámara de Representantes bajo control de los republicanos, Biden no podrá impulsar grandes proyectos, pero el bando contrario tampoco porque el Senado sigue en manos de los demócratas. Para que se junten en una oposición sistemática tendrían que estar unidos, y en la votación del presupuesto en diciembre pasado se vio que algunos republicanos votaron con los demócratas.

Con la elección del speaker la desunión saltó de nuevo a la vista. Y una Cámara Baja hostil incluso podría beneficiar a Biden si confirma su intención de presentarse de nuevo a las elecciones presidenciales de 2024. El presidente se cuida de comentar las divisiones republicanas. En caso de parálisis legislativa Biden culpará del bloqueo, muy probablemente, a los republicanos, con la esperanza de sacar un rédito político.

Las investigaciones que se vendrían

Luego de dos años de ver cómo su líder Trump se defendía de múltiples investigaciones penales, civiles y del Congreso, los republicanos buscarán venganza con sus propias pesquisas. Es probable que un objetivo sea Biden, hasta incluso con un juicio político. 

Sin embargo, la máxima prioridad declarada por el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes será intensificar el escrutinio del hijo del mandatario demócrata, Hunter Biden, ya bajo investigación del FBI por sus prácticas comerciales. Además los republicanos prometieron exigir testimonios sobre múltiples aspectos de la toma de decisiones de los demócratas, desde la gestión migratoria de la Casa Blanca de Biden y la crisis de covid-19, hasta su manejo de la retirada de Afganistán.

Más latinos en el Congreso

Entre los rasgos distintivos de este nuevo Congreso, el Fondo Educativo de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO) reveló que será el de mayor número de latinos hasta la fecha en la Cámara de Representantes, que pasa de 38 a 47. Un total de 35 demócratas y 12 republicanos de origen hispano tendrán un escaño, en comparación con los 28 demócratas y diez republicanos de la cámara anterior.

También se percibe un ligero avance en cuanto a género, con cuatro mujeres latinas más en la Cámara de Representantes. La Cámara Baja estará formada por 29 hombres y 18 mujeres, en vez de los 24 hombres y 14 mujeres de la anterior. De los comicios de noviembre también salieron las primeras latinas con escaños por Colorado, Illinois y Oregón.