El año pasado, una foto se hizo viral. Fue la de la Cumbre Mundial de Mujeres en París, exclusivamente protagonizada por varones. Desde hace unos años, en Internet, hay un sello que identifica este micromachismo constante y cotidiano con el dedo acusador de David Hasselhoff (actor de El auto fantástico) para denunciar la falta de mujeres en cualquier conferencia mundial. Todo, compilado en un Tumbrl titulado ¡Felicidades, tienes un panel de sólo hombres! (allmalepanels.tumblr.com).

Más allá del chiste, la situación es preocupante en nuestro país. Cuando la Asociación Física Argentina (AFA) publicó la agenda de su 102ª reunión no se sonrojó ni notó que, en su listado de conferencistas, no había mujeres. Tampoco tuvo en cuenta la resolución publicada en diciembre del año pasado por la cual el Conicet no otorgaría avales institucionales a los eventos que no cuenten con una representación equitativa de género. Por eso las representantes del Foro Nacional Interdisciplinario de Mujeres en Ciencia, Tecnología y Sociedad (Fomin) se vieron en la necesidad de emitir un comunicado dirigido a las autoridades del ámbito científico y tecnológico indicando la preocupación acerca del lugar de las mujeres en las ciencias y la presencia de estereotipos de género en el ámbito académico, a nivel nacional, claramente comprobables. Si bien la AFA no sentó su posición pública al respecto, decidió publicar -sin explicación alguna- la nueva lista de conferencistas en las cuáles cumple a rajatabla la resolución del Conicet: ocho hombres y dos mujeres. La ecuación fue simple, a los ocho conferencistas principales designados originalmente le sumaron dos mujeres científicas.

El comunicado de Fomin sí marcó la diferencia: “la estadística realizada en el país lleva a reflexionar sobre todas aquellas situaciones en donde la discriminación no es verbalizada pero es claramente ejercida, como la preferencia a invitar a varones, tanto para conformar los comités de organización o para participar en un programa específico”. Dora Barrancos, socióloga e integrante del directorio del Conicet, hace hincapié en los logros que se fueron logrando estos últimos meses y la gran cantidad de encuentros en donde no se tenía en cuenta a las mujeres: “Si bien en la resolución del Conicet no hay un porcentaje porque eso depende de la disciplina científica, logramos dar vuelta la sub-representación de mujeres en el comité ejecutivo”. Lo que aún no han podido resolver es que, en las evaluaciones, se tengan en cuenta las condiciones generalizadas de los científicos: “No entra en consideración cuanto tiempo estuvo una científica embarazada o criando hijos”.

En la carrera de investigador del Conicet, las mujeres representan, desde la categoría más baja a la más alta, los siguientes porcentajes: investigadoras asistentes, 57 por ciento; adjuntas, 54 por ciento; independientes, 48 por ciento; principales, 39 por ciento; y superiores, apenas el 25 por ciento. En los últimos años se han logrado avances significativos. Antes, no se tenía en cuenta en los plazos para la presentación de informes si una mujer acababa de parir o no. Hoy, es posible aplazar las entregas por alumbramiento. Tampoco existía la licencia por maternidad para becarias, “beneficio” exclusivo de las investigadoras. En el comunicado, Fomin indica que el caso del congreso de la AFA lleva a reflexionar sobre todas aquellas situaciones en donde la discriminación no es verbalizada pero es ejercida, como la preferencia a invitar a varones, tanto para conformar los comités de organización o para participar en un programa específico. “Proponemos a las instituciones que financian las conferencias que den prioridad a aquellas en que se observe igualdad en el comité científico y organizador (no solo en los de secretaria y diseño), como así también en la lista de investigadores invitados. Esta propuesta es un acercamiento a subsanar las cuentas pendientes sobre las situaciones de discriminación en la ciencia, todavía sin resolver”.

Será cuestión de seguir denunciando a través de allmalepanels, donde se puede comprobar de un solo vistazo que la discriminación por género no es una fantasía feminazi sino una realidad presente en todas las disciplinas.