Un día como hoy, pero de 1943, nacía el periodista y escritor Osvaldo Soriano, autor de clásicos de nuestra literatura como "Triste, solitario y final" y "No habrá más penas ni olvido". Este 6 de enero, se cumplen ocho décadas del nacimiento del marplatense que conmovió a los lectores desde la ficción, pero también revolucionó el periodismo argentino. 

Desde el primer número del icónico Página/12 en 1987 hasta su muerte en 1997, supo escribir en las célebres contratapas de nuestro diario, donde reflexionaba agudamente sobre la realidad nacional y las maneras de ser de las y los argentinos.

Dueño de un estilo llano que condensaba belleza y humor en igual medida, fue uno de los autores más vendidos en el país en las décadas de los 80 y 90, con más de un millón de ejemplares de sus novelas y relatos. 

Además de su trabajo de ficción y sus populares cuentos sobre fútbol, Soriano se profesionalizó como escritor en sus inicios como periodista. El oficio lo aprendió trabajando en el diario El Eco de Tandil, donde escribía en la sección de deportes, además de realizar columnas sobre personajes famosos de la época.

Su primera nota para Primera Plana le costó su trabajo en El Eco de Tandil. Fue la primera vez que apareció su nombre en un medio nacional, a los veintiséis años. Cubrió las procesiones de Semana Santa, en este caso, el Via Crucis en Tandil. Soriano fue implacable, criticando la religión y a las autoridades de Tandil, enojando a la curia local. 

Además de Primera Plana, escribió en la revista El Porteño y el diario La Opinión. En esos medios realizó entrevistas inolvidables como las que hizo a Quino y Julio Cortázar.

En La Opinión, el periódico que dirigía Jacobo Timerman, escribió una recordada crónica narrativa sobre el caso Robledo Puch, compilada en su libro “Artistas, locos y criminales” y re publicada hace poco por la revista Anfibia. Novedosísima crónica donde elige narrar el conocido hecho pura y exclusivamente desde testimonios

Después llegó su literatura, que en 1982 logró convertirlo en el autor vivo más leído de nuestro país, además de ser traducido a muchos idiomas. 

Tras el golpe militar de 1976, se exilió en México, Bruselas y Francia, y no regresó hasta 1984, con el gobierno democrático de Raúl Alfonsín. En 1979, aún desde el exilio, fundó junto a Julio Cortázar y Carlos Gabetta, la publicación mensual Sin censura, en la que reflexionó sobre la situación que atravesaban los países latinoamericanos en pleno regímenes dictatoriales. 

En su literatura, sus relatos casi siempre abordan la historia reciente, ya sea argentina o latinoamericana, con un dejo de ironía y desafiando la versión oficial. Sus personajes son antihéroes sin ningún tipo de moralina, que enfrentan situaciones muchas veces grotescas, pero siempre inspiradas en la realidad social.

Hoy, críticos de todo el mundo se conmueven por esa capacidad de leer la realidad, y en ese gesto aprehender la cultura popular. Para Guillermo Saccomano, “muchas de las ideas que Soriano desarrollaba en sus textos no provenían tanto de una elaboración ‘teórica’ como de una intuición siempre alerta. Fútbol, cine, política. Soriano se las ingeniaba siempre para traducir lo que estaba en el aire. Ningún escritor, desde Arlt con sus aguafuertes a la fecha, exhibió una perspicacia igual obteniendo una repercusión similar.”

Soriano murió joven, a los 54 años, de un cáncer de pulmón. Hoy se cumplen 80 años de su nacimiento y, sin duda, subsisten las huellas de su presencia. El tono de sus columnas y contratapas en el Página/12 de los comienzos busca mantenerse en aquellos que entienden el periodismo como la búsqueda de respuestas, de igualdad y justicia, de desafiar a los grandes poderes y en la vocación por develar y contar.