El Congreso de mayoría de derecha sigue de espaldas al país. En medio de multitudinarias protestas exigiendo la salida de la presidenta Dina Boluarte y elecciones este año, que llevan dos meses con más de cincuenta muertos, el Parlamento ha rechazado adelantar las elecciones presidenciales y parlamentarias. Cuatro proyectos en ese sentido han sido bloqueados por la mayoría de legisladores. El último de ellos fue desechado este viernes. Una decisión que cierra la puerta que podría bajar la tensión social. Crece la indignación popular. Sin adelanto de elecciones, el Ejecutivo y el Congreso deberán quedarse hasta 2026. Hay consenso que eso es insostenible. O sostenible solo con la prolongación y endurecimiento de una represión que los organismos de derechos humanos acusan de cometer crímenes de lesa humanidad y con la profundización del autoritarismo y la militarización que ha puesto en marcha el gobierno.

Boluarte se niega a renunciar

En este escenario, se incrementa la demanda, no solo en las calles, para la renuncia de Boluarte, o su destitución por el Congreso. Eso forzaría elecciones este año. Hasta ahora la presidenta se ha negado a renunciar. No se ha pronunciado después que el Congreso rechazara su propuesta para adelantar las elecciones. La izquierda ha presentado en el Legislativo una moción para destituir a Boluarte por “incapacidad moral” por las muertes durante la represión. Con el apoyo de la derecha al gobierno, es complicado se consigan los 87 votos, dos tercios del Parlamento unicameral, para aprobarla. Pero la presión de las calles podría cambiar ese escenario.

Luego que el adelanto de elecciones quedara archivado en el Congreso, este sábado hubo protestas en Lima y distintas ciudades del país. Miles de pobladores que han viajado desde el interior del país para hacer escuchar su voz en la capital después de semanas de protestas en las distintas regiones, especialmente andinas, tienen rol protagónico en las movilizaciones en Lima, diarias desde hace más de dos semanas. Continúan los bloqueos de vías, especialmente en el sur donde se iniciaron las protestas en diciembre después de la destitución de Pedro Castillo y su reemplazo por Boluarte, ahora aliada de la derecha. Se ha convocado un paro nacional para el 9 de febrero. En regiones del sur, como la andina Puno, se mantiene un paro indefinido desde hace varias semanas.

“Dina, asesina, renuncia”, “Congreso corrupto, fuera”, son demandas que se escuchan con fuerza en las calles del país. Las protestas han sido duramente reprimidas. Hay más de 50 fallecidos durante las protestas, de ellos 46 por disparos de la policía y el ejército, y uno con el cráneo roto por una bomba de gas lacrimógeno que un policía le disparó a corta distancia. Boluarte ha justificado la represión y ha respaldado repetidamente a las fuerzas de seguridad.

Mientras tanto en el Congreso 

Bajo la presión de las calles, en diciembre el Congreso aprobó con 93 votos adelantar las elecciones que estaban programadas en 2026 para abril de 2024. La decisión quedó pendiente de ser ratificada en una segunda votación en febrero. Pero eso no calmó a las calles, que exigen elecciones y un nuevo Gobierno y Congreso para este año. Las protestas escalaron por la respuesta represiva del gobierno. En ese contexto, el Congreso reabrió el debate para un nuevo adelanto electoral. Pero en lugar de avanzar, se retrocedió. Hace una semana, se rechazó adelantar las elecciones para octubre. Esa propuesta obtuvo 45 votos. Necesitaba 87 votos, o 66 votos y su ratificación en un referéndum.

Esta semana, otras tres propuestas de adelanto de elecciones también fueron rechazadas. Una para realizarlas en diciembre y cambio de gobierno recién para mayo del próximo año. Apoyada por un sector de la derecha y rechazada por la izquierda que la calificó como “una burla al país” por querer mantener al Ejecutivo y al Congreso por más de un año cuando las masivas movilizaciones exigen que el cambio sea este año, alcanzó 54 votos. Otra propuesta presentada por Perú Libre (PL), el partido que llevó a Castillo al gobierno, para elecciones en julio de este año con un referéndum para una Asamblea Constituyente, se quedó en 48 votos. La respaldó la izquierda, la derecha se opuso.

Bloqueado el adelanto de elecciones en el Congreso, el gobierno, buscando una salida menos traumática ante las crecentes presiones para la renuncia de Boluarte, presentó una propuesta para que los comicios sean en octubre y el cambio de régimen el primero de enero de 2024. Prácticamente una repetición de una de las opciones ya rechazadas. Debía ser aprobada primero en la Comisión de Constitución, para lo que necesitaba 14 votos. En una votación realizada este viernes solo alcanzó diez votos. Tal como había ocurrido en el pleno el Congreso con una propuesta anterior de adelanto de elecciones para esa misma fecha, se volvieron a unir para oponerse partidos de derecha, ultraderecha y la izquierda de PL y grupos que son escisiones del expartido de Castillo. Votaron a favor, la izquierda progresista de Cambio Democrático – Juntos por el Perú (CD-JP), la fujimorista Fuerza Popular y algunos otros legisladores. Al reabrirse la votación para adelantar las elecciones, quedó anulada la aprobación en primera instancia de elecciones en abril de 2024. Todo volvió a cero. Y las elecciones a 2026.

Táctica inmovilista 

En declaraciones a Página/12, el abogado y analista político Juan de la Puente señaló que “la calle ha tomado la palabra, frente a eso la élite está aturdida y solo atina a quedarse”. Director del portal de análisis político Pata Amarilla, De la Puente indicó que una mayoría de legisladores bloquean el adelanto de elecciones para prolongar el mayor tiempo posible su permanencia en el Congreso. “Hay un acuerdo tácito entre bancadas de derecha e izquierda para con cualquier argumento no adelantar las elecciones porque creen que pueden amainar las movilizaciones y así quedarse hasta 2026. Saben que están desprestigiados y en nuevas elecciones les va a ir mal. Una parte del Ejecutivo también va en esa idea. En el caso de Perú Libre, amarrar el adelanto de elecciones a una Asamblea Constituyente como ha hecho es en el fondo una táctica inmovilista que no ayuda a resolver nada. Mi impresión es que es un pretexto para quedarse. Lo más importante ahora son elecciones adelantadas. No porque sea una salida a la crisis, sino porque rebajará tensiones. Los únicos grupos que quieren elecciones adelantadas son la izquierda de CD-JP, que es una bancada pequeña que busca sintonizar con las demandas populares y reivindicarse después de su fallida alianza con Castillo, el fujimorismo porque cree tener ahora la fuerza para llegar a la segunda vuelta al estar en mejor posición que otros partidos de la derecha, y el Partido Morado (de centro) que tiene dos legisladoras”.

Respuesta absurda

Sobre la magnitud de las protestas y el rumbo que podrían tomar, el analista señaló que “la decisión del Parlamento de no adelantar las elecciones indigna a mucha gente”. Precisó que por su intensidad y duración son las mayores protestas en por lo menos 20 años. “Mi impresión es que esta demanda siendo política y siendo tan absurda la respuesta del Estado, va a motivar un ciclo intermitente de violencias, que podrán bajar, subir, bajar. Más que un espiral de violencia, me imagino una especie de montaña rusa”.

De la Puente estimó que todavía hay margen para que el Congreso retroceda y reabra el debate sobre un adelanto de las elecciones. “En los últimos años la voluntad política del Parlamento es inducida por la presión popular. Si la intensidad de la presión es muy fuerte, el Congreso podría retroceder”. Si eso no ocurre, aseguró que es insostenible que el actual régimen se mantenga hasta 2026. “Ni el Congreso ni el Gobierno son sostenibles sin adelanto electoral. La única alternativa del sistema es entrar a una transición electoral”.