El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, intentó ofrecer seguridad y calmar la ansiedad económica que vive buena parte de los estadounidenses en su discurso sobre el Estado de la Unión, el segundo desde su llegada al poder. Biden prometió continuar desarrollando planes económicos para los obreros "olvidados" y los que "se han quedado atrás", en referencia a la clase trabajadora que había sido tradicionalmente la base del partido demócrata y que, en los últimos años, pasó a sentirse más cercana al expresidente republicano Donald Trump. El mandatario también instó a los dos partidos del Congreso a seguir trabajando para sacar adelante su agenda, en un momento en que la Cámara Baja está bajo el control de los republicanos.

"Los olvidados"

"Mi plan económico consiste en invertir en lugares y personas que han sido olvidados", que "se han quedado atrás o han sido tratadas como si fueran invisibles" en medio de las turbulencias económicas de las últimas cuatro décadas. Biden, de 80 años y que según sus asesores prevé presentarse a la reelección en 2024, insistió en que se propone "recobrar el alma de la nación y la columna vertebral de Estados Unidos: la clase media, la unidad del país".

Con un tono firme y, por momentos, recibiendo el aplauso de demócratas y republicanos a la par, el presidente buscó mostrar empatía con aquellos estadounidenses que se vieron perjudicados fundamentalmente por el aumento de la inflación. "Quizás para usted, que está viendo la televisión en casa, esta sea su situación. Usted recuerda los puestos de trabajo que se perdieron y se pregunta si existe un camino para usted y sus hijos. Yo lo entiendo. Y por eso estamos construyendo una economía para que nadie se quede atrás", expresó Biden.

El líder demócrata destacó la "resiliencia" que forma parte de la historia de Estados Unidos, así como el "progreso" experimentado por el país desde que tomó posesión en enero de 2021, con la creación de doce millones de puestos de trabajo y la tasa de desempleo más baja de los últimos 50 años. Pero esos resultados positivos no se ven reflejados en los sondeos. 

Una encuesta del Washington Post y la cadena ABC destaca que a pesar de las enormes inversiones y reformas votadas por Biden, el 62 por ciento de los estadounidenses cree que "no hizo mucho" o "casi nada" desde que asumió en enero de 2021. El propio campo demócrata no muestra entusiasmo por una nueva campaña de su líder octogenario. El mismo sondeo revela que el 38 por ciento de los votantes demócratas quiere otro candidato.

Guiño a los republicanos

Con el primer aniversario de la invasión rusa en Ucrania cada vez más cerca, Biden no dudó en elogiar su papel de liderazgo en la respuesta occidental a Rusia y, más ampliamente, su visión de "líder del mundo libre frente a las autocracias" como China. Poco antes de su discurso estaba previsto que el jefe de la diplomacia viajara a Beijing, pero la visita se aplazó después de que Washington detectara un globo chino que sobrevolaba territorio estadounidense. La Casa Blanca lo derribó días después al sostener que el aparato estaba destinado al espionaje, en un episodio que tensó aún más las relaciones entre ambas potencias. 

Biden también aprovechó su discurso para tenderle una mano a los republicanos, que por primera vez desde que llegó al poder controlan una de las cámaras del Congreso. "A mis amigos republicanos: si pudimos trabajar juntos en la última sesión legislativa, no hay razón para que no podamos trabajar juntos en este nuevo Congreso", expresó en ese sentido.

Detrás de Biden se sentó el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, quien se mostró amable y por momentos aplaudió al presidente. McCarthy había prometido comportarse de manera respetuosa y no repetir el gesto que hizo su antecesora en el puesto, la demócrata Nancy Pelosi, cuando rompió en pedazos el último discurso que Trump dio ante el Congreso, justo a la altura suficiente para que lo vieran las cámaras.

De todas formas, los republicanos le declararon la guerra política. Por el momento se niegan a aumentar el techo de la deuda y evitar que la primera economía mundial caiga en un default catastrófico, y han emprendido un embate parlamentario sobre temas como la crisis migratoria en la frontera con México.

Los discursos sobre el Estado de la Unión se dan solo una vez al año y suelen tener una audiencia elevada. El que dio Biden el año pasado fue visto por 40 millones de espectadores.