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Para recuperar la dimensión política del Carnaval

Empieza el Festival La isla bonita

El “Proyecto de Construcción de la Memoria LGBTIQ+”, gestado en conjunto por el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti y el Archivo Nacional de la Memoria busca recuperar la dimensión política de la fiesta y la felicidad.

Entre los miles de documentos que registran la pesadilla argentina que fue la última dictadura, en el Archivo Nacional de la Memoria hay una carpeta creciente que aporta otro prisma a la historia oficial. El “Proyecto de Construcción de la Memoria LGBTIQ+”, gestado en conjunto por el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti y el Archivo Nacional de la Memoria, intenta reponer ese capítulo que fue negado, donde la celebración a pesar del dolor no es motivo de vergüenza sino de orgullo.

“La fiesta suele ser vista como una banalidad, por eso pensamos que es importante recuperar su historial y entender la dimensión política que tiene para nuestro colectivo”, dice Mariano Rapetti, Coordinador del Área lgbtiq+ del Conti.

Una de las líneas de trabajo del proyecto está centrada en las fiestas de las islas del Tigre, territorio donde se vivió una resistencia alternativa a los modelos revolucionarios setentistas. Los bailes de carnaval en el Delta empezaron como una cuestión de nicho entre isleñxs, pero pronto se corrió la bola de que allá, en esas tierras húmedas, los edictos policiales que criminalizaban los encuentros y existencias LGBT+ no se aplicaban con el mismo rigor que en las ciudades: sumado a la complejidad para el acceso, la jurisdicción de la Prefectura tenía un trato distinto al que aplicaban otras fuerzas armadas.

Según Marian, en torno a esas celebraciones de carnaval se organizó un campo de batalla por el derecho a gozar y a tener una vida digna: “A partir del trabajo de entrevistas y digitalización que empezamos con el Conti, nos dimos cuenta de que varios de los protagonistas de estas historias no tomaban dimensión de la importancia de todo lo que habían hecho y el valor que tiene para entender muchas de las conquistas del presente. La fiesta está en nuestro folklore y eso puede verse en la dinámica de las Marchas del Orgullo, que están llenas de festejo pero también de reclamos, y existen muchos casos donde la resistencia y el festejo fueron a la par”.

Otro de los ejes que se están sumando al ANM tiene que ver con la masacre sostenida que vivieron travestis y trans en la Ruta Panamericana. “En nuestra forma de abordar la memoria pensamos que no se le puede exigir al colectivo TT de los años 70 que resistan las violaciones a los derechos humanos de la misma manera que resistió, por ejemplo, un grupo de universitarios cis blancos peronistas”.

Un par de travestis escondiendo labiales en la cartera también pueden ser entendidas como una organización política. No entenderlo así es abordar la historia con una anteojera heterosexual, y creemos necesario ampliar esa mirada, recuperando fuentes para que cualquiera que vaya a investigar acceda a ese camino que nos llevó con el tiempo a derechos como el matrimonio igualitario o la ley de identidad de género”.