La cooperativa textil Nadia Echazú fue la primera cooperativa creada por y para personas trans y travesti en busca de autonomía económica y condiciones de vida dignas, quizás, del mundo. Una de sus fundadoras fue la histórica Lohana Berkins, activista, defensora y promotora de la identidad trans, quien jugó un papel crucial en la lucha por los derechos de las personas trans y travesti.

Desde el barrio Crucecita, Avellaneda, e hijas de la crisis económica del 2001, a más de veintidós años de su creación son taller pero también escuela, con el objetivo de ofrecerle a sujetos vulnerables la oportunidad que otrxs no tuvieron.

"Nosotras decimos con orgullo que la nuestra es la primera cooperativa para travestis y transexuales a nivel mundial", afirma Brisa Escobar (44), presidenta de la asociación desde 2017. En 2021 fue elegida una vez más por sus compañeras para estar al frente de la cooperativa. Tanto a ella como al resto de lxs que forman parte de la cooperativa, el objetivo que las mueve a continuar con este proyecto es sacar a más compañeras trans de la prostitución. 

"La mayoría de nosotras venimos de la provincia. Venimos a Buenos Aires a buscar un mejor futuro, pensando que Buenos Aires es ideal y bueno, resulta que no es así. Cuando llegábamos, no nos queda mejor salida que la calle. No teníamos otra alternativa. Hoy por hoy sí la tenemos. Yo soy una de esas chicas que salió de la calle, y hoy tengo un trabajo digno", afirma Brisa. 

"Nos interesa capacitarlas para que además de una salida laboral, puedan tener una profesión, como es lo textil. Por eso nos manejamos y nos definimos como taller-escuela, a pesar de que nos conocen por cooperativa", afirma. 

Actualmente tienen dos turnos, donde asisten 26 trabajadoras en total: una mitad se capacita y las otras ya producen. Constantemente están capacitando. Al contrario de lo que uno pensaría, al taller no asisten solamente travestis y transexuales, sino que hay mujeres y hombres cis que estén en situación de vulnerabilidad, o que simplemente quieran aprender del oficio textil. 

"Para nosotros la inclusión es primordial. Si nosotras optamos por que no entren personas cis, estamos discriminando. Para nosotras, que ya hemos pasado por esa situación, no es lógico que hagamos lo mismo. A nosotras nos cerraron las puertas cuando teníamos que capacitarnos, por vestirnos de distinta manera a la que nacimos, no nos dieron oportunidades. No nos parece correcto hacer lo mismo", afirma. 

"Nuestra mayor satisfacción el año pasado fue que salieron muchos profesionales que hoy pueden tener un puesto laboral en grandes empresas, gracias a nuestras capacitaciones", afirma. 

A pesar de los avances, como la Ley de Identidad de Género y la Ley de Cupo Laboral Trans, en el marco de un nuevo Día Internacional de la Visibilidad Transgénero, Brisa opina que todavía hay un largo camino por recorrer. 

"Todavía, día a día nuestra comunidad sigue luchando. A pesar de estar en el siglo XXI seguimos con la misma historieta: con las miradas, las sonrisas o el cuchicheo. A esta altura no le damos más bola. Yo sé quién soy y sé hacia dónde apunto", afirma. 

Además de los talleres, desde la cooperativa ofrecen trabajo social a compañeras que lo necesiten. "Tenemos psicólogas y abogadas por si tienen algún problema, nosotras las ayudamos. Asesorarlas y darle las herramientas para que puedan pelear, por ejemplo con la Ley de Identidad de Género. Todavía hay compañeras que sufren violencia, porque no las llaman por su nombre de percepción en público, por ejemplo", afirma. 

"Va mucho más allá del trabajo. Muchas trans se acercan por la fama de nuestra cooperativa, pero nosotras no le cerramos la puerta a nadie. Hay que militar y hay que abrazar a la compañera feminista, porque todavía quedan mujeres que sufren mucha violencia también. Nosotras contenemos y ofrecemos ayuda en el taller también a muchas mujeres que sufren violencia de género. A pesar de que cierto feminismo nos excluye, nos echa de las marchas. Pero bueno, nosotras militamos por todo. Somos todas, y si no nos unimos vamos a seguir viviendo la misma historia", afirma. 

Además de la sede central que está en Avellaneda, el año pasado abrieron una sucursal en el Barrio Padre Carlos Mugica (ex Villa 31). Para este 2023, un proyecto que les hace mucha ilusión es abrir su sucursal en la Provincia de Salta, que planean para agosto o septiembre. 

"Nosotras somos todas provincianas. Allá el cupo laboral no se cumple, así que planeamos llevar nuestro proyecto de un trabajo digno allá también. Como muchas de nosotras, que salimos de la calle y hoy tenemos un trabajo digno. Ellas se merecen también esa oportunidad", concluye.