El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, justificó este lunes en Naciones Unidas la invasión a Ucrania y cargó con contra los países occidentales, a los que acusó de dinamitar el orden internacional para evitar perder su dominio. Lavrov viajó a Nueva York para presidir una reunión especial del Consejo de Seguridad de la ONU, convocada por su país aprovechando su presidencia de turno de este órgano.

El jefe de la diplomacia rusa dijo que "nadie dio permiso a la minoría occidental para hablar en nombre de toda la humanidad" y acusó a EE.UU. y aliados de destruir la arquitectura internacional creada tras la Segunda Guerra Mundial para tratar de sustituirla por un "orden basado en reglas" que "nadie ha visto" y que no se han negociado. También citó las intervenciones militares de EE.UU. en Irak, Libia y Yugoslavia.

Para Lavrov EE.UU. busca la "destrucción de la globalización" que promovió durante años y entrometerse en procesos políticos de Latinoamérica, Asia y otras regiones. Sobre Ucrania, Lavrov apuntó a la expansión de la OTAN, al cambio de Gobierno en Kiev en 2014, al "régimen nazi" instalado en el poder y a la "guerra lanzada en el este" del país, como los factores que explican la situación actual. Según dijo, todo es parte de un plan de Estados Unidos para usar su influencia en las autoridades ucranianas para "debilitar a la Federación Rusa" y "eliminar competidores".

"Medidas unilaterales ilegítimas"

Lavrov cargó además contra las "medidas unilaterales ilegítimas" impuestas a su país y a otros Estados y denunció la manipulación de normas comerciales y de instituciones como el Fondo Monetario Internacional. Según dijo, ese órgano se ha convertido "en una herramienta para cumplir los objetivos de Estados Unidos y sus aliados, incluidos los de naturaleza militar en un desesperado intento de afirmar su dominación".

En todo momento, Lavrov acusó por igual a EE.UU. y sus aliados de Europa de sufrir un complejo de superioridad, poniendo de ejemplo un discurso del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, quien había comparado a Europa con un "jardín" y al resto del mundo con una "jungla". "Nuestra obligación común es preservar Naciones Unidas como el faro probado para el multilateralismo y la coordinación de políticas internacionales. La clave para el éxito son esfuerzos concertados, el abandono de pretensiones de excepcionalismo y, lo repito, el respeto por la igualdad soberana de los Estados", señaló.

La reacción europea

Los países de la Unión Europea (UE) denunciaron el “cinismo ruso” por su convocatoria en la ONU y volvieron a exigir su salida de Ucrania. "Al organizar este debate, Rusia intenta presentarse como una defensora de la Carta de la ONU y el multilateralismo. Nada está más lejos de la verdad. Es cínico", dijo el representante de la UE, Olof Skoog, subrayando que la forma de demostrar compromiso multilateral pasaría por retirar sus fuerzas de Ucrania.

"Nuestro hipócrita convocante de hoy, Rusia, invadió a su vecino, Ucrania, y golpeó el corazón de la Carta de la ONU y todos los valores que apreciamos. Esta guerra ilegal, no provocada e innecesaria va directamente en contra de nuestros principios más compartidos: que una guerra de agresión y conquista territorial nunca es aceptable", dijo la embajadora estadounidense, Linda Thomas-Greenfield.

China más cauta

China, como es habitual, insistió en su defensa de los principios de la ONU que incluyen conceptos como la integridad territorial y la soberanía de los Estados desafiados por la invasión rusa, pero evitó criticar a Rusia. El embajador chino, Zhang Jun, sí cargó --sin mencionarlo-- contra Occidente, al denunciar las "sanciones unilaterales" que propician la "confrontación geopolítica". Y se opuso a que "algunos países distorsionen el significado de la ley internacional, imponiendo su voluntad a la comunidad internacional… el mundo multipolar se está convirtiendo en una realidad y hay que adaptarse a ella”.

Sin novedades en el frente

Lejos de Nueva York, el frente de batalla sigue estancado. El jefe del grupo mercenario Wagner, el ruso Yevgueni Prigozhin, declaró que después de casi nueve meses de combates, las fuerzas ucranianas controlan en la disputada ciudad de Bajmut una superficie de "un kilómetro por dos". "Nuestra tarea radica en moler al Ejército ucraniano, no darles la oportunidad de prepararse para la contraofensiva. Lo hacemos con mucho éxito".

El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISS) basado en EE.UU. aseguró que Kiev ha preparado nueve brigadas mecanizadas para la esperada contraofensiva, cinco más que las que empleó para recuperar Járkov en septiembre de 2022. Para ello, tendrá que disponer de tanques, carros de combate y sobre todo, mucha munición. Como contrapartida, Moscú movilizaría a otros 120.000 soldados.