Singapur ejecutó este miércoles en la horca a un preso condenado por conspirar para traficar un kilogramo de marihuana, un hecho calificado como "escandaloso" tanto por organizaciones de derechos humanos como por la ONU, que pidió detener la ejecución por dudas sobre las garantías del proceso judicial.

"Pese a todos nuestros esfuerzos y nuestra lucha durante los pasados años para que mi hermano tuviera un juicio justo, el Gobierno ha mostrado no tener piedad", denunció en un comunicado Leela Suppiah, hermana del ejecutado, Tangaraju Suppiah.

Singapurense de origen tamil, Tangaraju fue ahorcado, el método empleado por la ciudad-Estado asiática, alrededor de las 6.00 de la mañana hora local en la prisión de Changi, tras haber sido condenado a muerte en 2018 por "ser cómplice en una conspiración para traficar" con un kilo de marihuana de Malasia a Singapur hace ya cinco años.

En este contexto, las autoridades singapurenses desestimaron todos los pedidos para evitar esta sentencia. Lo más reciente, por ejemplo, fue de parte de la familia de Tangaraju, que había reclamado clemencia en una carta enviada el domingo a la presidenta, Halimah Yacob, como de ONGs e incluso, de la Agencia de la ONU para los Derechos Humanos.

El caso

Tangaraju fue implicado en el caso en marzo de 2014, seis meses después de que el intento de contrabando se produjera, por un supuesto contacto telefónico con dos personas para que ingresara la marihuana en Singapur. Sobre esta acusación, sus abogados y la familia argumentaron que nunca sucedió.

Asimismo, sus parientes y activistas denunciaron que el hombre, ejecutado a los 46 años, no recibió el asesoramiento legal adecuado y se le negó acceso a un intérprete tamil cuando fue interrogado inicialmente por la Policía.

"Estamos acostumbrados a ver actos de injusticia, pero con este estamos en shock por lo débiles que son las pruebas y lo fácil que resulta enviar a alguien al patíbulo", afirmó Kokila Annamalai, portavoz de Transformative Justice Collective (TJC), una organización local que pide la derogación de la pena capital.

Por su parte, el Ministerio de Interior isleño defendió en un comunicado que "Tangaraju fue representado por asesores legales durante todo el proceso judicial" y que "las pruebas indican que él fue quien coordinaba la entrega de las drogas".

Singapur y la "mano dura" contra el narcotráfico


La ejecución de Tangaraju Suppiah es la primera de 2023, luego de que durante el año pasado, Singapur batiera récords ahorcando en pocos meses a once presos, incluyendo un traficante de heroína con discapacidad intelectual. Previamente, la comunidad internacional criticó estas acciones y pidió para que el gobierno revise su enfoque.

A contramano de los tratados internacionales en Derechos Humanos, la ciudad-estado asiática, que se destaca por ser un centro financiero regional, hace gala de su "mano dura" contra el narcotráfico y otros delitos, los cuales son criticados por su opacidad y primitivismo, con latigazos y la horca entre sus métodos punitivos.

Por otro lado, el territorio singapurense tiene una de las leyes antidrogas más severas del mundo y contempla la pena de muerte para un mínimo de 500 gramos de tráfico de marihuana, en comparación con otros países vecinos, como Tailandia (que legalizó la marihuana para uso medicinal) y Malasia que derogó la pena de muerte en febrero pasado.

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