En los noventa Mariana Carbajal ingresó al diario PáginaI12 y puso su sello en la cobertura de los temas de género. En el 2006, el caso de la joven L.M.R., que peleaba por el acceso a una interrupción voluntaria del embarazo, se convirtió en emblemático y la palabra aborto se imprimió día tras día en sus notas hasta que la adolescente pudo terminar con las secuelas tortuosas de una violación. Las historias de las sobrevivientes de violencia machista como Karina Abregú, Ivana Rosales y Corina Fernández son otros de los emblemas de su trabajo. En el 2013 contó la historia de Luana, la niña trans, que obtuvo un DNI con su identidad autopercibida a partir de la difusión de su reclamo. 

Mariana Carbajal es la cronista del cambio. Con ella los diarios no envolvieron huevos, sino nuevos derechos para más mujeres y otras identidades sexuales. El periodismo diario y en el diario tomo cuerpo, historia, precisión, datos, certezas, juicios, información y noticias que forman parte del escudo de derecho a las mujeres víctimas y que se transformaron en un megáfono en el que sus notas amplificaron la voz del feminismo y la diversidad sexual. Sus libros también se anticiparon a un debate –siempre sobre el cuerpo de las mujeres– que encuentra, en la actualidad, un punto de auge. En 1999 escribió La seducción permanente, Verdades y Mentiras de la Cirugía Estética, de Editorial Sudamericana; en 2009 Editorial Paidós lanzó El aborto en debate. Aportes para una discusión pendiente y en el 2014 salió Maltratadas. Violencia de género en las relaciones de pareja, de Editorial Aguilar. 

Las letras se hicieron cuerpo y voz y Mariana es una de las contadísimas periodistas feministas que llego a la televisión. Desde el 2010 trabaja en la Televisión Pública y las arquitectas, afrodescendientes, ferroviarias, las mamás que protegen a sus hijxs víctimas de abuso sexual (entre muchas otras) pasaron por su mano a una pantalla masiva y federal. Desde el 2015 cuenta con una columna, dos veces por semana, en el programa “Pura Vida, cada día”, que conduce Karina Mazzoco junto a Adrián Cormillot, de 9 a 11, en el que pudo llegar a todo el país, por ejemplo, Claudia, la hermana de Victoria Aguirre (acusada por la muerte de su hija en manos de su ex pareja violenta), en Misiones. 

Mariana integra el colectivo Ni Una Menos y pelea contra los femicidios, pero no solo contra la punta del iceberg, sino también contra todas las violencias y los micromachismos. Ahora se la puede ver en “Punto Género”, un ciclo que conduce los jueves, a las 21, por Diputados TV (dtv.hcdn.gob.ar) o por el Canal 29 de TDA Satelital, que se repite los viernes a las 13 horas y los domingos a las 21 horas. El objetivo es que se debatan los proyectos de diputados/as con una mirada de género que no tienen lugar en los grandes medios. El programa está nominado a los premios Lola Mora. También en radio se la puede escuchar en La inmensa minoría, en Radio con Vos, junto a Reynaldo Sietecase e Irina Hauser. 

Mariana supo pararse entre las demandas de la maternidad y un trabajo sin tregua y convertirse en una periodista que desanda un lenguaje cerrado para hacerlo masivo con un porte propio que pone el cuerpo para romper la pantalla frente a tantas mujeres que tienen sed de escuchar a otras mujeres y son desoídas. La televisión le da la espalda a un movimiento feminista organizado y masivo y en el que ella (como referente de y para muchas otras) tiene mucho para decir y sabe cómo decirlo. Mientras se abren nuevos placares (que la tele se empeña en cerrar) ella –nunca– se queda callada.