“No podemos dejar que la escuela pública se convierta en una batalla campal” fue una de las frases que se escucharon en el acto del lunes pasado en la plaza Armenia de Palermo, en el contexto de un paro docente y a pocas cuadras del jardín en donde ocurrieron las denuncias de abuso sexual por las que tres docentes fueron separadas de su cargo. Mientras el proceso judicial ya estaba en marcha, desde la institución denunciaron que la policía de la Ciudad de Buenos Aires allanó el establecimiento en horario escolar retirando a les docentes de las aulas que recibieron amenazas y hostigamiento mediáticos.

El paro que se fue gestando a partir de ese allanamiento tuvo una gran adhesión por parte de docentes que no eran solo de nivel inicial.  Tuvo más eco mediático que los anteriores que sucedieron en el año, esta vez porque la escena agitaba titulares y le daba protagonismo al repudio de la persecución y el hostigamiento a docentes. Sin embargo el paro no dejó de lado los reclamos que se vienen haciendo desde el sector: mejoras salariales, condiciones de trabajo y edilicias, la oferta plena de vacantes, la alimentación saludable o la aplicación de la Educación Sexual Integral.

“Nos preguntamos ¿Qué hay detrás de estos procedimientos que debieran tener como prioridad el cuidado de las niñeces? ¿A quién podemos delegar el cuidado de nuestros hijos e hijas si todo está bajo sospecha? fueron algunas de las palabras que dijeron durante el acto representantes de familias del Jardín del Distrito Escolar N9.

Este no es un caso aislado, sucede a lo largo y a lo ancho del país, procesos judiciales que tienen un alto impacto en la opinión pública porque tocan un tema sensible. El protocolo frente a denuncias de abuso dentro de las escuelas es muy claro con respecto a cómo se debe accionar: separar a les docentes del cargo para que avance el proceso judicial. En el medio y en un clima de mucha hostilidad quedan les niñes y la pregunta que une a trabajadorxs de la educación, instituciones y familias:  ¿cómo garantizar los derechos y el cuidado de les niñes en un contexto en donde la desconfianza, el miedo y la espectacularización ocupan todo el espacio de reflexión?

De la casa al jardín

“Las familias se acercan, preguntan, se involucran, forman un vínculo con las y los docentes y el jardín porque es el primer ámbito de escolarización formal. La primera vez que dejan a sus hijxs unas horas lejos del seno familiar y esto implica tejer vínculos para generar confianza. No podemos trabajar sin eso” explica Rocio Castro, docente de nivel inicial en la Ciudad de Buenos Aires. En este sentido, los jardines son el lugar donde se habla y se piensa en relación al cuerpo: “Desde sala de uno ya les empezamos a hablar de que su cuerpo es suyo, que nadie puede tocarlos si ellos no quieren, conversamos con las familias de no dar besos para saludar si no quieren y de buscar otras formas de saludar” dice Rocio y agrega “además entre colegas venimos reflexionando acerca del cuerpo, de las emociones, de las palabras y cómo éstas tienen tanto peso en el cuerpo de los niños”.

Uno de los puntos álgidos es que justamente en nivel inicial es donde les niñes necesitan del vínculo con adultos para poder llevar adelante algunas acciones que no solo tienen que ver con la higiene (cambio de pañales por ejemplo) sino también con la ternura, la contención, el juego y para eso es imprescindible el tacto.

Macarena Silva, es trabajadora de la educación, fue parte de un equipo de orientación escolar que está formado por profesionales que abordan de manera interdisciplinaria los conflictos que surgen en las instituciones educativas; pueden estar vinculados al apoyo por dificultades en el aprendizaje, situaciones de violencia o vulneración de derechos: “Hoy en la provincia de Buenos Aires hay equipos de orientación escolar en todas las instituciones de nivel primario y secundario y no en el nivel inicial. Esto quiere decir que hay un equipo de orientación escolar para varias instituciones y esto dificulta el tratamiento de estas problemáticas” explica.

Desde su experiencia en equipos de orientación escolar en nivel inicial cuenta que se trabaja con el cuerpo y con los límites: “Es allí donde muchas veces les niñes empiezan a identificar prácticas que tienen en sus casas, a reconocer y a identificar abusos que suceden en sus familias. En noviembre de 2021, una familia denuncia a un profesor en un jardín de Ballester y el protocolo es muy claro en el sistema educativo: se desplaza al docente una vez hecha la denuncia en la institución y empieza todo el proceso judicial. Pero luego la vida educativa continúa, en ese momentos las familias querían que se cerrara la escuela, hubo escraches, amenazaron a la directora y casi incendian el jardín. En ese momento, en el nivel inicial hicimos un paro y una movilización para pedir protección porque no había ningún tipo de cuidado hacia el equipo docente” cuenta.

Desde el Frente Docente Disidente (FFDD), compuesto por trabajadorxs de la educación y activistas de las disidencias sexuales,  suman un punto muy importante a la discusión: “la escuela, como espacio social, no está exenta de conflictos y de la reproducción de distintas violencias. Por eso es imprescindible contar con espacios de reflexión sobre la práctica para trabajar de manera colectiva nuestras vivencias, sentimientos, ideas y preconceptos sobre los abusos sexuales hacia lxs niñxs y adolescentes, para su abordaje activo”.

Desde ese espacio en donde problematizan su tarea cotidiana como docentes elaboraron un escrito en donde intentan abordar los distintos niveles de análisis sobre el caso del Jardín del Distrito Escolar n9. A su vez, señalan que conocen relatos de docentes que cuando se aplican los protocolos por vulneración de derechos hacia las niñeces, algunas familias realizan contra-denuncias para derivar su responsabilidad hacia lxs docentes. Frente a este tipo de caso desde el FDD se preguntan ¿Qué efectos genera esto a la hora de intervenir desde nuestro rol hacia las violencias que sufren lxs niñxs? ¿Potencia u obtura la intervención docente?¿Quién garantiza en esos casos el cuidado y la protección de ese niñx? ¿Cómo garantizar que lxs niñxs sean escuchadxs sin re-victimización? ¿Qué tipo persecuciones y estigmatizaciones políticas y mediáticas vienen siendo sistemáticas hacia lxs trabajadorxs de la educación?

Se trata de una problemática que tiene más preguntas que respuestas y más titulares sensacionalistas que políticas públicas. El rol de la Educación Sexual Integral sigue siendo una de las herramientas fundamentales y la clave para el abordaje, la reflexión y la construcción de comunidades educativas que, sin dar por sentado que existen los lugares seguros, puedan existir a salvo.