A fines del año pasado, en el marco del Festival FAUNA organizado por la Universidad Nacional de las Artes, el Centro Cultural Borges se transformó en un hervidero de arte joven, poblado de obras de diversas disciplinas. En la categoría danza, un trabajo encandiló a la audiencia con una propuesta que cruzaba danza contemporánea, humor, teatro musical, altísimas dosis de desparpajo y hallazgos creativos que depararon risas, aplausos y nuevos aires. Se trata de Orlando García tropieza de nuevo, espectáculo de la compañía Orlando García, que obtuvo una mención especial del jurado, y se puede ver los domingos a las 20 horas en el Portón de Sánchez.

El espectáculo se nutre de la novela Orlando de Virginia Woolf y despliega en escena cuatro Orlando García. Uno se acerca al “Orlando original”, el poeta que, como en el libro, no puede concluir su poema. El resto lleva el mismo nombre. Son un bailarín sobrecalificado con un trabajo administrativo en una marmolería, una reina de aires medievales que habla francés y exhibe por momentos una sexualidad ridícula y graciosa, y una artista con un contrato de exclusividad en el Poder Judicial, acompañados por un personaje-flor a puro pétalos fucsias y una directora fracasada con un proyecto inconcluso (solo aparece su voz en off). 

Juntos forman una compañía de danza que intenta terminar una obra desde hace años, atravesando obstáculos y exponiéndolos con gracia y variedad de recursos. Los personajes hablan al público, bailan coreografías, cantan, manipulan objetos. Hay talcos que flotan en el aire como atmósferas lúgubres de otros siglos, marcos de cuadros que delimitan situaciones inesperadas; una rica variedad musical que incluye desde un rap, un bossa nova, una melodía del Litoral y “Rebel Rebel”, de David Bowie, entre otros ritmos, para musicalizar las vicisitudes de este grupo de danza-teatro que padece las dificultades de toda compañía independiente local. 

“El grupo se formó hace ya casi cinco años convocado por Abril (Lis Varela), una de las directoras e intérpretes de la obra, con la premisa de empezar a trabajar sobre el mundo de Orlando de Virginia Woolf. La mayoría de les integrantes nos habíamos conocido antes. Algunes compartiendo procesos creativos en obras de danza independiente, bailando en la compañía de UNA o en instancias de formación. Ahí descubrimos una afinidad, un disfrute en el trabajo colaborativo y unas ganas de seguir desarrollando una visión compartida sobre lo que hacemos”, comenta a Página/12 la co-directora Rocío García Brangeri. Y agrega: “Nos gusta reírnos, nos interesa que la danza sea accesible y para todes. Nuestra búsqueda tiene que ver con el uso del cuerpo como herramienta para la comicidad y la ironía, el despliegue de un erotismo enrarecido y la hibridación de lenguajes, incorporando, en este caso, elementos del teatro musical en clave contemporánea y de bajo presupuesto, que es la única manera posible”.

A lo largo de esta travesía danzada-musical, que contó con la tutoría de Luciana Acuña, emergen las bajas en el elenco, la precarización de lxs bailarines, los apoyos y subsidios que resultaron “simbólicos”. De todas formas y a pesar de la ausencia de recursos económicos, la obra exuda experimentación, riesgo y un cruce de lenguajes que no resulta forzado. Todo lo contrario, el delirio se va organizando y todo se mezcla en una deliciosa aventura en pos de crear. Los tropiezos y los fracasos son abrazados por el elenco con cierta alegre aceptación y con eso avanzan creativamente. 

“El disparador germinal tuvo que ver con un interés por la total vigencia de una novela a casi cien años de su publicación. En Orlando, Virginia Woolf cuenta la historia de un personaje que vive cientos de años escribiendo su primer y único poema, con el que nunca está satisfecho, y cambia de ser hombre a mujer, atravesando el tiempo y el género. Es una novela muy graciosa, una falsa biografía que ridiculiza el propio género de la biografía. Escrita en clave irónica, propone una lectura activa y reflexiva desde una aparente ingenuidad. Esta propuesta de diálogo con les lectores nos resultó muy convocante, quizás sea lo que más nos sedujo”, advierten Abril Varela y Rocío García Brangeri. “Nos volcamos a crear desde esa experiencia de admiración: a hacer una FanFiction, es decir, crear algo nuevo con algo que ya existe. En este caso, apropiándonos del personaje central, desde ahora Orlando García, la versión bailarina argentina, del sur del conurbano bonaerense. Su vestuario fue confeccionado con buenas intenciones y sólo 150 pesos. 

Las adversidades de las condiciones de producción actuales de la danza contemporánea siempre estuvieron presentes, si no fueron determinantes, hasta volverse uno de los temas en la obra. Nos ridiculizamos en nuestra precariedad, nos reímos de la danza y de sus sistemas de legitimidad. Pese a todo, así como Orlando persiste en la escritura de su poema durante siglos, nosotres seguíamos insistiendo en hacer esta obra, que ya llevaba acumuladas versiones escénicas en teatros, versiones imaginarias que nunca se concretaron, formatos virtuales por streaming y canciones originales”, describen. 

El espectáculo es el resultado de un trabajo que se extendió durante casi cinco años y se estrenó formalmente en 2022. “Encontramos el enfoque definitivo cuando nos dimos cuenta de que nos estaba pasando lo que le pasaba al personaje que nos obsesionaba. Decidimos hacernos cargo y poner en escena el intento compulsivo y el fracaso recurrente de una compañía de danza. Como Virginia Woolf, nos embarcamos en un falso biodrama sobre un falso personaje detrás del cual nos escondemos todes les que hacemos la obra”, describe Abril Lis Varela. 

La propuesta se puede ver los domingos a las 20 horas, en la sala ubicada en Sánchez de Bustamante 1034. Actúan Matías Rebossio, Braian Bre, Mercedes Ferrari, Rocío García Brangeri, Florencia Macche y Abril Lis Varela. Las canciones originales son de Franco Bertolucci y Abril Lis Varela; la música de Julián Tenenbaum, Sebastián Furman y Francisco Cosavella. El vestuario es de Stephani Aguilera Escobar y Valeria Nesis, y las luces de Julio Alejandro López.