“La red de farmacias está experimentando problemas con sus sistemas, que le impide atender a socios de distintas prepagas”. Ese es el mensaje que desde hace varios días presentan las farmacias y que resumen a través del clásico “No tenemos sistema”, o bien, el tristemente popular “Se cayó el sistema”. En concreto, por un ataque informático que afecta la validación de recetas ambulatorias, las farmacias se ven imposibilitadas de realizar descuentos en medicamentos solicitados por afiliados a obras sociales o prepagas. Como resultado, muchas personas no logran acceder a los remedios de la forma en la que suelen hacerlo.

Como solución de excepción, las farmacias ofrecen a los clientes abonar el precio total del medicamento y posteriormente solicitar el reintegro para que se realice la devolución correspondiente según el plan de prepaga o de obra social. Así, solicitan a quienes realicen sus compras sacar fotos a la receta y al ticket de compra, como evidencia para luego obtener el descuento cuando la situación se normalice. Mientras tanto, hasta que el problema se resuelva, no es posible realizar recetas electrónicas. ¿El origen del problema? Un posible ataque a Farmalink: el sistema informático que se encarga de prestar el servicio, y que podría restablecerse, según anuncian, en estos días

“El medicamento que tomo lo pago cuatro mil pesos, pero sin el descuento que siempre me realizan sale ocho mil. Vendré de nuevo más tarde, cuando haya sistema, no sé. Tampoco puedo esperar tanto”, dice Florencia, que se acercó a una farmacia en el barrio de Barracas. “Desde anteayer estoy tratando de comprar, pero no hay caso, el problema es que nadie te dice nada. Ahora lo compré, me dieron el ticket y me dijeron que me acercara luego así me realizaban el reintegro”, comenta José en la puerta de la sucursal Avellaneda de una conocida cadena de farmacias. 

El vecino del barrio del conurbano sur tuvo que pagar en efectivo y luego deberá volver al establecimiento para que le devuelvan el importe correspondiente al descuento. La misma dinámica se realiza en farmacias de varias jurisdicciones del país, al verse afectado el prestador del servicio informático que opera con la mayoría de las obras sociales y empresas de medicina prepaga.

Ante los inconvenientes, para citar un ejemplo, desde IOMA (Instituto de Obra Médico Asistencial de la Provincia de Buenos Aires), comunicaron lo siguiente: “Por razones ajenas a IOMA, el sistema de validación para recetas ambulatorias utilizado por la empresa Farmalink se encuentra con problemas técnicos e informáticos, afectando la dispensa de medicamentos para nuestra obra social como así también para otras”. Y continúa el comunicado: “Dadas estas circunstancias, IOMA se puso en contacto con las áreas responsables del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Buenos Aires a fin de que las farmacias puedan operar de forma manual y entregar a nuestras afiliadas y afiliados la medicación. Así es que si vas a la farmacia deben atenderte con tu receta de manera normal y hacer el descuento que corresponde”. Sin embargo, en la práctica, esta dinámica suele depender de la voluntad de cada farmacia y sus trabajadores a cargo. 

En comunicación con este medio, desde Farmalink señalaron que no podían dar ninguna precisión sobre lo ocurrido, que estaban trabajando para resolver el inconveniente y para que los afiliados pudieran acceder a los descuentos correspondientes. Aunque las causas no están muy claras, los ataques informáticos son más corrientes de lo que se cree.

¿Delincuentes informáticos?

La aplicación de nuevas tecnologías ha facilitado buena parte de los procesos que antes se realizaban de forma manual, en especial, los relacionados al manejo y la automatización de una ingente cantidad de datos. En paralelo, también ha dificultado los procedimientos de detección y resolución de los problemas, conflictos que se tornaron cada vez más sofisticados.

Por caso, cuando en el pasado un delincuente se robaba un documento físico, la falla era fácilmente reportable; pero, en una época de digitalización y cuando muchos de los servicios esenciales --como puede ser adquirir un medicamento con su correspondiente descuento-- operan a partir de servicios informáticos, si se presentan fallas no resultan tan fáciles de identificar, al menos en el corto plazo.

Por este motivo, para ganar tiempo y para preservar la confidencialidad, las empresas afectadas suelen aducir que “Se cayó el sistema” como fórmula general. Los crímenes de esta época perjudican a los medios electrónicos y las redes de internet. De acuerdo a un análisis reciente presentado por la Comisión Europea, en el presente, “el foco de la delincuencia informática reside en el campo de delitos económicos tales como el fraude por ordenadores, piratería, espionaje y robo de la propiedad intelectual”.

En una sociedad en que la información se revela como uno de los principales activos, utilizar los conocimientos disponibles para aprovecharla en función de intereses espurios se vuelve un fenómeno indeseable al tiempo que perfectamente posible.

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