Siete años más, en promedio, es el tiempo que puede llegar a vivir una persona que vive en la zona norte de la ciudad de Buenos Aires respecto de otro porteño radicado en la zona sur. En ambos casos sus vidas estarán atravesadas por entornos diferentes: el acceso a la atención médica, las oportunidades laborales, las condiciones habitacionales y la posición socioeconómica, todos aspectos que pueden influir en la expectativa de vida aún más que los factores genéticos o las condiciones clínicas.

Estas conclusiones surgen del último informe del proyecto Salud Urbana en América Latina (Salurbal), difundido por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y que forma parte de la iniciativa Our Planet, Our Health que se enfoca en investigaciones que examinan las conexiones entre la sostenibilidad ambiental y la salud humana.

A través del Urban Health Collaborative de la Universidad de Drexel, en Filadelfia, Estados Unidos, expertos estudiaron los efectos de los entornos y las políticas urbanas en la salud de los residentes de 371 ciudades con más de 100.000 habitantes en más de diez países de la región, entre las que se encuentra la ciudad de Buenos Aires y el conurbano.

De allí se desprende que Villa Lugano, Villa Riachuelo y Villa Real son los tres barrios con la esperanza de vida más baja de toda la ciudad en los hombres (69,8 a 70,5 años), seguidos por Nueva Pompeya, Parque Patricios, Barracas y La Boca (barrios de la comuna 4) con una ventana que va de los 70,6 a los 71,5 años. En esa misma zona aparece la menor esperanza de vida para las mujeres, con registros ubicándose entre 78,3 y 79,4 años.

En el otro extremo las comunas de la zona norte, como la 12, la 13 y la 14, muestran los valores más altos que van entre 74,7 y 77,5 años para el caso de los hombres, y de 82 a 85,3 años en el caso de las mujeres. Villa Pueyrredón, Villa Urquiza, Coghlan, Saavedra, Núñez, Belgrano, Colegiales y Palermo son los mejores barrios para vivir.

Salurbal surgió hace seis años por las inquietudes de un grupo de especialistas vinculados a la salud pública que buscaban caracterizar la salud y la equidad en las ciudades de América Latina y cómo los entornos podían influir en la expectativa de vida de las personas.

Los datos fueron recopilados en cinco áreas principales de cada país: características demográficas, mortalidad, salud, comportamientos y factores de riesgo autor referidos o medidos, ambiente social y entorno urbano.

La recolección de información ocurre a partir de fuentes existentes en cada país, estadísticas vitales, registros de población, encuestas, mapas e imágenes satelitales, entre otras.

Muchos de sus protagonistas forman parte del documental Salud y Ciudad, producido por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para analizar la repercusión del entorno urbano en la calidad de vida, que se estrena hoy a nivel mundial.

Urbanismo y Salud

“Las ciudades siguen creciendo con gran heterogeneidad y comenzamos a ver que había elementos del ambiente urbano que podían impactar, más allá del acceso a la salud pública, en la vida de las personas y provocar que la expectativa de vida sea diferente hasta en distintos barrios de una misma ciudad, como ocurre en Buenos Aires, con hasta siete años de diferencia. Esto nos da la pauta de una inequidad”, dijo al diario a La Nación la epidemióloga Ana Diez Roux, investigadora principal del proyecto Salurbal.

“El análisis confirma que las condiciones ambientales, de vivienda, el acceso a agua potable, los sanitarios y la contaminación ambiental afectan la salud en las grandes ciudades. También el acceso a alimentos sanos, a espacios verdes, a oportunidades para la actividad física, qué tipo de transporte se prioriza (los viajes muy largos afectan la salud mental), la oportunidad de caminar la ciudad y hasta los cambios climáticos”, agrega la especialista.

En el despiece del Área Metropolitana se ve que en la franja central de la ciudad predomina el segmento de entre 72,6 y 74,6 años para los hombres y de 82 a 85,3 años en las mujeres.

En el conurbano, en tanto, los partidos con los mismos mejores valores son La Matanza y Vicente López, con una expectativa de vida de 74,7 a 77,5 años para los hombres y 82 a 85,3 años, para las mujeres, seguido por San Isidro, que tiene la misma expectativa de vida para las mujeres, pero un poco más baja en los hombres.