El Banco Mundial proyectó que la economía argentina caerá 2 por ciento en 2023, en un contexto precario que golpea a la economía global y en particular a los países emergentes, según las últimas estimaciones del organismo difundidas este martes. Para 2024, prevé una recuperación del 2,3 por ciento. Así surge del informe de Perspectivas Económicas Mundiales, que advierte: "El crecimiento mundial se ha desacelerado marcadamente y el riesgo de que surjan tensiones financieras en los mercados emergentes y economías en desarrollo se está intensificando, en un contexto de altas tasas de interés mundiales".

El Banco corrigió a la baja las perspectivas de crecimiento de la Argentina, ya que en abril último consideraba que el PIB se iba a mantener al mismo nivel que en 2022 (crecimiento 0 de la economía). Sin embargo, debido a la evolución hacia la precariedad de las condiciones globales, donde se prevé que el crecimiento mundial se desacelerará, del 3,1 por ciento en 2022 al 2,1 en 2023, redujo en dos puntos porcentuales la proyecciones de crecimiento para el país.

“La manera más segura de reducir la pobreza y ampliar la prosperidad es a través del empleo. Sin embargo, el crecimiento más lento hace que la creación de puestos de trabajo sea mucho más difícil”, afirmó Ajay Banga, presidente del Grupo Banco Mundial, quien consideró que "las previsiones del crecimiento no representan un destino inexorable, tenemos la oportunidad de invertir la tendencia, pero todos debemos trabajar juntos para lograrlo”.

Según el Banco Mundial, "a raíz de que las condiciones crediticias mundiales son cada vez más restrictivas, uno de cada cuatro país en desarrollo ha perdido acceso a los mercados internacionales de bonos". La presión es especialmente grave en el caso de las naciones con vulnerabilidades subyacentes, como una baja capacidad crediticia.

Las proyecciones de crecimiento de estas economías para 2023 son menos de la mitad de las previstas hace un año, lo que las hace sumamente vulnerables a conmociones adicionales. resaltaron. “La economía mundial se encuentra en una situación precaria”, afirmó por su parte Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior del Grupo Banco Mundial.

“Excepto en Asia oriental y meridional, estamos muy lejos de alcanzar el dinamismo necesario para poner fin a la pobreza, contrarrestar el cambio climático y reponer el capital humano. En 2023, el ritmo de crecimiento del comercio descenderá a menos de un tercio del que se registraba en los años anteriores a la pandemia y, en los mercados emergentes y economías en desarrollo, la presión de la deuda está aumentando debido al aumento de las tasas de interés", agregó.

Las previsiones más recientes indican que las conmociones superpuestas ocasionadas por la pandemia, la invasión de Rusia a Ucrania y la marcada desaceleración en un contexto de condiciones financieras restrictivas a nivel mundial, han constituido un duro revés para el desarrollo que perdurará durante el futuro previsible.

Para fines de 2024 se prevé que la actividad económica de estas economías será alrededor de un 5 por ciento menor que los niveles proyectados en vísperas de la pandemia. En los países de ingreso bajo, en particular los más pobres, los daños son enormes: en más de un tercio de estos países, los ingresos per cápita en 2024 seguirán siendo inferiores a los niveles de 2019.  Debido al lento ritmo de crecimiento de los ingresos, la pobreza extrema se arraigará en muchos países de ingreso bajo.

Según el informe, el crecimiento de las economías avanzadas se desacelerará del 2,6 por ciento en 2022 al 0,7 este año, y continuará siendo débil en 2024. Tras crecer un 1,1 por ciento en 2023, se prevé que la economía de Estados Unidos se desacelerará al 0,8 en 2024, debido, principalmente, al impacto persistente del marcado aumento de las tasas de interés que se registró durante el último año y medio.

En la zona del euro, las previsiones indican que el crecimiento disminuirá del 3,5 por ciento en 2022 al 0,4 en 2023, como resultado del efecto dilatado del endurecimiento de la política monetaria y el aumento de los precios de la energía.