Paro o movilización, esa es la cuestión que por estas horas desvela a un importante sector del Consejo Directivo de la CGT. Este grupo, donde participa el triunviro Héctor Daer, mantuvo el martes una larga reunión donde analizaron ambas alternativas que están enmarcadas en la disputa interna que mantienen con el moyanismo sobre la futura conducción unipersonal de la central obrera. Pero la definición también podrá darse en la noche del próximo domingo, cuando ya se conozca el resultado de las PASO.

El encuentro se realizó en la sede del sindicato de Sanidad que conduce Daer. Hasta el barrio porteño de Once, donde se encuentra la sede del gremio, fueron llegando los quince dirigentes que habían coordinado la reunión a través de mensajes por Whatsapp. Así, además del dueño de casa, ingresaron Armando Cavalieri (Comercio), Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Francisco “Barba” Gutiérrez, Víctor Santa María (encargados de edificios), Rodolfo Daer (alimentación) y Sergio Romero (UDA), entre otros. 

La charla, extensa, incluyó el malestar constante que les generan “los permanentes ataques” que reciben de parte de Pablo Moyano. Los más molestos son los más antiguos en sus cargos, porque el camionero suele declarar que es preciso renovar las conducciones de los sindicatos por generaciones más jóvenes. Más allá de que efectivamente hay dirigentes que ocupan las poltronas conductoras de los gremios desde hace varias décadas, lo cierto es que este sector pretende terminar con “el estilo Moyano”, sus modos y manejos en la vida cotidiana de la CGT.

En esa línea conversaron sobre algunas cuestiones administrativas de la central obrera, entre las que está la seguridad interna del edificio, hoy en manos del sindicato de Camioneros. El control del edificio tiene entre sus beneficios secundarios el saber todo lo que ocurre en los diferentes pisos y oficinas de la sede de la calle Azopardo. Se propusieron modificar esta situación y entregarle a otro gremio, a definir, la seguridad de la CGT.

En cuanto a la tan mentada movilización del 22 de agosto no existe por ahora entre los participantes del cónclave del martes una posición definitiva. El compromiso de hacerla está, se aprobó durante el plenario ampliado que se realizó en el microestadio de Ferro hace una semana. El lunes, los movimientos sociales, al momento de culminar la marcha que hicieron desde la iglesia de San Cayetano hasta Plaza de Mayo, convocaron a “reventar” la plaza junto a la CGT. A esa altura ya no estaba presente el triunviro Juan Carlos Schmid. El único que continuaba estando allí era el Barba Gutiérrez, quien además de no tener problema con la movilización propone desde hace tiempo la elaboración de un plan de lucha que incluya un paro nacional.

Por caso, el paro por 24 horas es lo que está tentando a este grupo. El martes charlaron sobre la conveniencia de esta medida. “Es menos riesgosa”, concluyeron. Este grupo prevé una segura derrota de Cambiemos en las primarias del próximo domingo y, por lo tanto, sostienen que eso puede despertar la tentación de algún grupo cercano al Gobierno para provocar algún tumulto durante la movilización, lo que redundaría en favor del oficialismo.

Pero el paro también tiene un condimento que a este grupo le sirve para su disputa interna con los camioneros, al considerar que le “redoblan la apuesta” a la familia Moyano al tiempo que le generan una interna. 

Sucede que la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), donde los Moyano tienen su injerencia, ya se expresó a favor de la movilización. Entonces, una huelga nacional implicará un fuerte compromiso de los gremios parte de la CATT por la importancia estratégica que tienen y que, según este sector, está más cerca del Gobierno de lo que pregona. Pero hay un dato más: el triunviro Juan Carlos Schmid, que conduce Dragado y Balizamiento y preside la CATT, ya dijo que no quiere abandonar su puesto en el triunvirato sin haberle realizado un paro al macrismo y esa oportunidad se la están ofreciendo.