En el ámbito del desarrollo industrial y la sustitución de importaciones, los conceptos de María da Conceição Tavares cobran relevancia, al destacar la importancia de una estrategia integral y equilibrada, apuntando a un cambio estructural

Aplicando estas ideas al contexto de la transición energética, las políticas globales de electromovilidad, y particularmente a las baterías de litio, se puede comprender por qué conviene impulsar una estrategia de exportación en la Argentina que abarque todos los eslabones de la cadena de valor al mismo tiempo, en función de su factibilidad inicial. 

Esta perspectiva simultánea puede ser beneficiosa para Argentina y su industria del litio porque permitiría generar un puente entre los beneficios de las exportaciones iniciales y la generación de valor.

Estrategia integral

Tavares, una pensadora brasileña que analizó los problemas que generaba la sustitución de importaciones en el Brasil de los años sesenta, considera al desarrollo industrial como una construcción integral para evitar cuellos de botella y limitaciones. 

Siguiendo este enfoque, una estrategia de exportación integral de los eslabones que resultan en baterías de litio implica desarrollar simultáneamente la extracción y producción de litio, la fabricación de celdas de litio, el ensamblaje de baterías y la integración en dispositivos electrónicos. Obviamente, desde un esquema progresivo de factibilidad para cada caso.

En primer lugar, impulsar la exportación de productos iniciales, que de por sí son relativamente altos en valor agregado, como el carbonato de litio o el hidróxido de litio, permitiría aprovechar los abundantes recursos de litio en Argentina, sobre todo en Salta, Jujuy y Catamarca, que la posicionan entre el segundo o tercer lugar mundial, luego de Chile y Australia. Al exportar estos productos, se generarían ingresos, rentabilidad y se establecerían relaciones comerciales internacionales que habilitarían las inversiones necesarias, sentando las bases para un desarrollo industrial sostenible.

En segundo lugar, la exportación de celdas de litio y componentes clave ofrecería una oportunidad para agregar valor y diversificar la industria. Esta posibilidad de exportación depende de factores de poder dentro de la cadena de valor, dada por la oportunidad de inversiones de empresas globales, pero que deberían verse conducidas desde un marco regulatorio estatal. 

Argentina podría desarrollar capacidades de fabricación de electrodos, separadores y otros componentes para ser exportados a empresas de ensamblaje de baterías en otros países, sumando asimismo las capacidades y el conocimiento de los trabajadores y las trabajadoras. Esta estrategia no solo generaría empleo y aumentaría el valor agregado local, sino que también fortalecería la posición competitiva de Argentina en la cadena de suministro global.

Baterías

En tercer lugar, el ensamblaje de baterías y la exportación de baterías completas representarían un paso adicional hacia una mayor generación de valor. Atraer inversiones para establecer plantas de ensamblaje de baterías en Argentina permitiría exportar productos cada vez más complejos en la cadena hacia los mercados internacionales, incluyendo aplicaciones en vehículos eléctricos, sistemas de almacenamiento de energía y electrónica de consumo. Estas inversiones requieren de escala y marcos regulatorios.

Ahora bien, el proceso en cuestión implica varias etapas: desde la producción primaria que culmina con la extracción, hasta la purificación y cristalización que requiere el proceso de transformación, que ya incluye un relativo valor agregado. 

Recién realizado este proceso se puede avanzar en el camino hacia los compuestos, las celdas o las baterías. Una vez realizada la primera transformación, se puede exportar. Para ello, se requiere la salida al mercado externo, que hoy está concentrada en empresas multinacionales.

María da Conceição Tavares destaca la importancia de una estrategia integral y equilibrada en el desarrollo industrial exportador. Esto implica impulsar simultáneamente la extracción y transformación aguas arriba, y la producción de litio, la futura fabricación de celdas, el ensamblaje de baterías y luego la integración en dispositivos electrónicos aguas abajo. La Argentina puede crear una base sólida y diversificada para su industria del litio.

En resumen, se precisa una estrategia integral, que permita salir exportando desde el primer momento contemplando las inversiones necesarias, pero que a su vez esas exportaciones sean el puente para los siguientes pasos. 

Al construir todos los pisos a la vez, se evitan los cuellos de botella y se establece una base sólida para la generación de valor agregado, la creación de empleo y la diversificación de la economía, en el marco de contribuir a la transición energética hacia una economía más sostenible y centrada en la energía limpia.

La pregunta es cómo se reinvierte la renta de esa exportación y además cómo se genera una planificación en esa inversión, porque es bien sabido que el privado no lo va a hacer solo, y el privado extranjero, globalizado, mucho menos, porque tiene otros objetivos.

Pensar en un Fondo Soberano, conducido por ejemplo por una Agencia de Exportaciones Estratégicas, que se integre con un arancel consensuado sobre las exportaciones y sea a su vez base para la gestión y financiamiento de la mejora productiva continua, a cargo del Estado nacional, en coordinación con las provincias, con innovación y la realización de productos finales, puede ser una idea que cabe tener en cuenta.

* Docente UBA. Miembro de FUNDUS.