A Hernán “Cucuza” Castiello se lo señala como un puente entre generaciones de tangueros. Según los parámetros del género es joven –tiene 48–, pero canta hace 42 años, desde que a los 6 ganó un concurso televisivo y alcanzó cierta notoriedad que lo acercó a muchos de los grandes del 2x4. “Estoy en el diome –concede–, ya no estoy como Godoy ni como Cerda Negra”. Desde sus ojos juveniles vio los últimos años del tango grande y cuando joven, mientras se dedicaba al fútbol profesional, vio el doloroso hiato ochentoso. No largó y eso hoy le permite disfrutar lo que suele destacarse como un resurgimiento.

El mote de “joven”, sin embargo, le causa cierta gracia. “Hay un tango que cantaba Enrique Campos con Tanturi que yo canté cuando cumplí 40 años en esto, y ahí el tipo dice que está encaneciendo, que se está volviendo viejo y en el estribillo cuenta que cumple años. ‘Uno más y son 40’... En ese momento, con 40 estabas fusilado; yo no digo que estoy espléndido, pero la llevo”, sonríe. Más allá de la humorada, entiende que la combinación entre la larga y rica historia del género, y los años oscuros que atravesó, es natural que todo lo hecho en estos últimos (20) años sean catalogados como “lo nuevo”. “Por suerte, hay otros mucho más jóvenes que yo, pero es entendible que a mí o al Tape (Rubín) nos sigan diciendo así”.

“En el tango hay un agujero negro increíble”, lamenta cuando se le señala el período que fue de la segunda mitad de los ‘70 a los años ‘90. “No fue azaroso, ¿no? Hubo un plan macabro para que el tango quedara encajonado, pero por suerte a fines de los ‘90 el tango empezó a resurgir con la (Fernández) Fierro y yo fui público de eso, me entusiasmó”, recuerda. “De chico fui de la generación que veía Grandes valores y ser parte, aunque sea anecdóticamente, de eso también y hubo un espacio en esas peñas en las que cantaba, que fueron terribles, pero tuve la suerte de ver también este reinicio que es increíble”, celebra. “Por eso se me señala como nexo o puente, pero yo nunca pensé que estaba muerto el tango. Hicieron todo lo posible, pero tiene una historia muy grande y un derecho propio ganado: el tango no se muere, pero está bueno mantenerlo lúcido. Ese es nuestro trabajo”.