La mujer señalada como presunta cómplice del humorista Juan "Cacho" Garay en la causa por violencia de género contra su expareja, quedó imputada por abuso y con prisión domiciliaria. Se trata de Sandra Astudillo Staffolani, quien fue detenida anoche en el aeropuerto de Mendoza cuando regresó de sus vacaciones en México.

Su abogado, Carlos Moyano, manifestó que su clienta es inocente y que le había manifestaron el deseo de declarar en la causa. Los primeros días de junio el fiscal de Violencia de Género Daniel Carniello había realizado un allanamiento en la casa de la mujer de 57 años, empleada de la Legislatura mendocina y exreina de la Vendimia, y al no encontrarla emitió una orden de captura. 

La mujer estaba de vacaciones en Cancún y había avisado a través de su abogado que estaría disposición de la Justicia una vez que regresara, lo que ocurrió anoche.

La denuncia contra Cacho Garay

Garay, conocido por su participación en Videomatch, fue imputado en abril por los delitos de “amenazas agravadas por el uso de arma, abuso sexual con acceso carnal en un número indeterminado de hechos, privación ilegítima de la libertad agravada por ser cometida contra su cónyuge y tenencia de armas de fuego de uso civil”.

Tanto él como Astudillo Staffolani fueron acusados por la expareja del comediante, Verónica Macías, de forzarla a tener sexo con ellos y a participar en orgías presuntamente junto a empresarios, bajo amenazas con armas de fuego y aplicando diferentes formas de tortura.

La víctima era abusada por ambos y era obligada a participar en orgías sexuales, también era sometida a torturas con picanas eléctricas y baldazos de agua fría”, sostuvo en declaraciones televisivas Agustín Magdalena, uno de los abogados de Macías.

Según publicaron medios mendocinos, en la denuncia la víctima describió una situación en la que que Staffolani le practicó sexo oral y la obligó a tomar pastillas para que otros involucrados pudieran abusar sexualmente de ella.

También relató una situación ocurrida en 2013 en una vivienda de Luján, en la que llamó a su hermana y la acusada le sacó el teléfono, lo estalló contra la pared y le habría dicho a Garay: “Hay que matar a esta pendeja”. Además que la habría tomado del cabello y propinado patadas, para luego tirarle un balde de agua fría, llevarla a la ducha y darle dos tranquilizantes.

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