La tarde del 20 de junio Nemesia Flores les pidió a sus hijos Raúl y Marcos que fueran a comprarle hojas de coca. Cuando regresaban del quiosco los dos hermanos quedaron en medio de una batalla campal entre policías y vecinos. Nemesia y sus hijos pasaban el día en la casa de un familiar, en un barrio humilde de San Salvador. Fueron sus vecinos quiénes le contaron luego, cómo sus dos hijos fueron capturados por la policía jujeña simplemente por estar ahí y ser presa fácil.

Los policías ya rodeaban toda la manzana cuando los hermanos regresaban. “Uno de mis hijos logró entrar a la casa, pero el otro, como no puede correr, se tiró al piso, no se resistió”, relató Nemesia. “Llegaron unos policías que le pegaron mientras estaba en el suelo”. Con una discapacidad motriz Marcos no pudo correr con la velocidad de su hermano. Cuando Raúl vio la feroz golpiza que estaba recibiendo su hermano, volvió a ayudarlo. “Mi hijo con autismo fue a defender a su hermano y se tiró sobre él para que no le peguen”, contó la madre. Fue entonces cuando “los policías le pegaron un garrotazo en la cabeza y él perdió el conocimiento. Lo sacudieron para que despierte, después les pasaron con las motos muy cerca mientras les gritaban ¡Te vas a morir, te vas a morir!”. 

Nemesia se enteró de estos detalles la madrugada del 21 de junio, cuando permitieron a les familiares ingresar a ver a les detenidas en el penal de Alto Comedero. “Sabemos que adentro le pegaron ¡a mi hijo autista!, lo dañaron psicológicamente”, lamentó. A Raúl lo liberaron ayer. Una vez en el penal, los separaron. A Marcos "lo llevaron a un baño, le pusieron una capucha y lo sumergieron en agua. Después le hicieron firmar un papel”, contó la madre, y agregó ya en llanto: “no sabemos qué firmó y tampoco sabemos qué hacer. Lo golpearon como a un animal. No les importó nada. No pueden ser tan inhumanos. Nosotros somos manifestantes que trabajamos para ellos (por Gerardo Morales). No nos pueden hacer esto”.

Ema Mercado es enfermera en el Hospital Materno Infantil Héctor Quintana, de San Salvador de Jujuy. “Como personal de la salud, fuimos a manifestarnos contra la aprobación de esa reforma que es inconstitucional para nosotros”, contó a este medio una colega de Ema, María Callejas. “Sabíamos que se iba a manifestar la voz del pueblo y algunos gremios. Nosotras decidimos apoyar porque consideramos que alzando nuestras voces y cantando, íbamos a conseguir que caiga esa reforma porque él (Morales) quiere callarnos”.

Lo que siguió relatando fue el día de furia que les tocó vivir el 20 de junio, entre las 12 y las 2 de la tarde. “Estábamos ya en la marcha, cerca del mediodía, cuando un grupo salió de un costado nuestro, y comenzó a lanzar las piedras y cascotes ¡Piedras como en una batalla campal!”, repitió. “En ese momento no sabíamos con claridad lo que estaba ocurriendo. No nos dimos cuenta de lo que pasada, porque jamás tuvimos la idea de saquear o generar lo que vimos”.

En su testimonio, las escenas de la policía tirando piedras, los sonidos de las balas de goma y el humo de los gases se repitieron por dos horas. “Estuvimos dos horas avanzando y retrocediendo, caminábamos rápido cuando podíamos. Los que tienen más experiencia en manifestaciones nos recomendaron no correr”, recordó. “Luego, con todo el grupo que permanecimos juntos, quedamos prisioneros entre una trafic y la policía. Nos dispersamos como al mediodía. Al reunirnos de nuevo, cerca de las dos de la tarde, nos dimos cuenta que ella”, Ema Mercado, “no respondía el teléfono. A las horas dimos con un video donde reconocimos que la estaban llevando detenida”, prosiguió. “Directamente nos fuimos al penal de Alto Comedero a preguntar si Ema estaba allí. Nos dijeron que no sabían, pero que iban a demorar en dar la información. Recién a las 11 tuvimos la certeza de que estaba allí. Nos quedamos hasta la una de la mañana y a las dos horas, nos llegó un mensaje del marido de Ema diciéndonos que ya estaba en la casa. No sabemos nada cómo la trataron dentro del penal porque hasta ahora, ella no respondió nuestros llamados”.

Callejas compartió una conclusión que por estas horas circula entre los profesionales de la salud que participaron en la marcha del 20 de junio y sufrieron la represión que siguió a la jura de la Carta Magna jujeña en la Legislatura de San Salvador. “Ahora consideramos que hubo gente infiltrada. Creemos que puede ser la misma que, el día anterior a la jura, los comisionados (jefes comunales) instaban a viajar a San Salvador a cambio de 10 mil pesos”, en alusión a un audio que se viralizó donde el intendente de Aguas Calientes solicitaba a “trabajadores jornalizados” apoyar la jura de la nueva Constitución jujeña. “En ese momento, imaginé que en la marcha nos encontraríamos con grupos portando carteles en apoyo a la reforma”, y lanzó una sonrisa, pensando en lo ingenuos que fueron. “Hoy nos preguntamos donde está toda esa gente, porque nunca marchó con nosotros”.

La historia de la captura de Agustín Cabana, detenido de regreso a su casa, ocurrió fuera del centro jujeño. “Mi hijo estaba llegando del trabajo”, contó su madre en la puerta del penal de Alto Comedero la noche del 20 de junio. “Lo cruzó una camioneta en contramano y atinó a tirarse de la moto. Lo atraparon allí, no se resistió”, detalló. “Él no pertenece a ninguna organización social, tiene 19 años. Trabaja en una empresa constructora (Río Blanco). No tiene causas penales y ahora me dicen que lo quieren imputar. Él debería estar en el trabajo ahora. Es uno de los pilares de mi familia, tengo tres hijas más y una nieta ¿qué vamos a hacer ahora? Le costó mucho conseguir ese trabajo”.

Agustina Cabrera, es docente y también participó en la marcha del 20 de junio. Fue detenida en las cercanías a la Legislatura jujeña. Su madre, en vigilia en la puerta del penal de Alto Comedero, relató el testimonio de su hija cuando le permitieron verla. “Fue a apoyar a los maestros con su cartel. Cuando menos pensó, estaba rodeada por Infantería y la Brigada. Después llegaron los azules”, por otros efectivos de la Policía de Jujuy. “Por socorrer a una persona, una vendedora ambulante, la apresaron y la golpearon”, dijo ya entre sollozos: “¡Le pegaron en el piso!le decían 'Ahora gritá, puta', mientras le pegaban policías hombres. ¿Cómo le van a decir eso? Fue un abuso policial. Ella es mamá de cinco niños y abuela de un bebé de tres meses. Es el sostén de la familia”, agregó. “Dijeron que le van a fabricar tres causas, aun sin tener pruebas. Incluso reportaron que la detuvieron a las 7 de la tarde, cuando es mentira: la levantaron alrededor de la una”.

Maira Belén Vilca, profesora de educación inicial, fue detenida junto a su madre en medio de la manifestación. “Estábamos en la marcha por la calle Otero y 19 de Abril, pacíficamente, con nuestro cartel y la bandera. Una señora que tenía una bolsa de drenaje estaba a mi lado. Cuando todo comenzó vi cómo empezaron a golpearla. No tuvimos escapatoria. Nos refugiamos al costado de un auto. Como mi mamá es una persona mayor, la tiré al piso, me tiré encima y la tapé con un cartón. Vi como la golpeaban a esa señora y la filmé”, detalló. “Luego llegó una policía y nos dijo que nos iba a llevar para resguardarnos a la Legislatura”. Caminaron sin resistirse. “Cuando me doy vuelta, veo que le están pegando a mi mamá. Entonces otro policía le decía a la mujer que me llevaba “¡Quitale a esa hija de puta el celular!”. Me llevaron a un vallado de piedra y cemento, me apoyaron ahí, me pegaron y me esposaron. Nos llevaron dentro de la Legislatura. Había mucha gente de civil. Nos han pegado, nos han insultado". Solo estábamos reclamando nuestros derechos”, recordó. “Tengo dos trabajos, estudio y trato de salir adelante como puedo. Es una provincia que tiene mucho. Sin embargo, los docentes y el resto de los trabajadores somos los peores pagos”.