A minutos de la veda, Mauricio Macri rompió la consigna de no hablar de la economía y aseguró que “el gran problema de Argentina no es el dólar” sino “la inflación” y dijo que “hay que reducir más los impuestos, porque la gente y las pymes sienten una presión insoportable”. En una entrevista radial, el Presidente aprovechó para dar su último mensaje de cara a las primarias de mañana: “Estamos convencidos de que este es el camino, no hay giros milagrosos.”

Para Macri, “en estos 19 meses de gobierno” que lleva en la Casa Rosada “hay gente que ha visto que su presupuesto se complicó”, pero volvió a culpar de eso a la situación que dejó la administración anterior. “Es muy difícil que el cambio le llegue a todos después de seis años sin crecer ni crear puestos de trabajo”, dijo.

Las declaraciones del presidente no hicieron referencia al dato que dio a conocer el Indec respecto a la inflación de julio, que fue del 1,7 por ciento, lo que deja un margen ínfimo para que se pueda cumplir con la pauta oficial de 17 por ciento para todo el año. A pesar de eso, aseguró que “los salarios le ganaron” la carrera a los aumentos y que en el año 2019 la inflación será “de un dígito”.

Macri aseguró que el país “va a entrar el año que viene con perspectiva de crecer más de 4 por ciento”, pero reconoció que “hay que revertir el tema” de los que no llegan a fin de mes “y lograr que todos vean el crecimiento”. Para eso, propuso “reducir más los impuestos, porque la gente y las pymes sienten una presión insoportable”. También atribuyó los empleos que se perdieron en el comienzo de su gobierno al “sinceramiento de la economía”.

Fue la última aparición del Presidente en una campaña en la que su rol no fue tan protagónico como se especulaba en un principio, debido en parte a la imagen negativa que tiene en algunas zonas del Conurbano bonaerense, donde fue recibido con escraches. En el interior del país estuvo más activo aunque también sufrió sobresaltos en algunas actividades al encontrarse con ciudadanos descontentos.

Sin Macri, el resto de la mesa chica de Cambiemos almorzó ayer, analizando las últimas encuestas de cara a las primarias. La gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; el jefe de gabinete, Marcos Peña y el jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta encabezaron la reunión en el restaurante La Nelly de la localidad de Olivos. También participaron el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli; el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis; el jefe de gabinete de la Provincia, Federico Salvai, y el ministro de Interior, Rogelio Frigerio. Allí plantearon para el domingo un “escenario de paridad” en el que “se puede tanto ganar o perder por poco margen” en la provincia de Buenos Aires, según trascendió.

En tanto, los equipos de campaña de Vamos Juntos (el frente oficialista porteño) y de Cambiemos bonaerense ultimaban detalles del búnker central del oficialismo este domingo, que estará en Costa Salguero y en donde el Presidente esperará los resultados junto al gabinete. “El formato será similar al de 2015. Está previsto que pasadas las 18 los jefes de campaña o dirigentes de la Ciudad y la Provincia hagan una primera exposición, y luego cada una hora u hora y media vaya habiendo referentes en el escenario, hasta las 21 que estén los resultados oficiales”, explicaron.