“Cada viaje y cada país nuevo es una piedra bonita en el camino”, grafica la cantante y compositora colombiana Marta Gómez, quien regresará al país para celebrar veinte años con la música. “Sin duda ha sido muy bonito en estos años compartir con otros artistas, sobre todo yo que crecí cantando en un coro con ochenta voces; entonces me encanta haber podido conocer a gente que he admirado como Mercedes Sosa, Piero, Pedro Guerra, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez e Inti Illimani”, resalta a Página/12 la cantautora radicada en España, que se presentará este sábado 24 de junio a las 21 en el Teatro Ópera (Corrientes 860), con la presencia del armonicista Franco Luciani y el grupo cubano Dúo Karma como invitados.

El concierto estará basado en el repertorio del disco Filarmónico 20 años (2022), que fue grabado junto a la Orquesta Filarmónica Juvenil de Bogotá y ha sido nominado al Latin Grammy. “Lo que hice fue hacer un repaso de estos veinte años y escoger un poquito de cada cosa: una canción de repertorio infantil, una canción del repertorio del homenaje a García Lorca (El corazón y el sombrero, 2011), canciones del principio de mi carrera y canciones de hace un mes”, adelanta la artista, que ha compuesto canciones populares como “Caminando va”, “Para la guerra nada”, “Manos de mujeres”, “Llévame en tus alas” y “Ritualitos”.

“La Argentina es un país que amo y que me ha marcado profundamente desde niña”, dice sobre su vínculo con el país. “Crecí cantando en mi coro canciones argentinas. He recorrido el país de punta a punta, lo conozco más que al mío, lo amo y lo sufro. Realmente tengo una conexión muy fuerte con la Argentina y musicalmente ni hablar”, destaca Gómez, quien ha realizado conciertos y colaboraciones con artistas locales como Jorge Fandermole, Georgina Hassan, Juan Quintero, Luna Monti y Manu Sija. “Yo creo que los cantautores no vamos a morir. Estamos en un momento maravilloso, creo que es una parte fundamental de nuestra sociedad. Mientras haya guerra y desigualdad seguirá existiendo la poesía y la canción”, sostiene sobre el presente de la canción latinoamericana.

-Además de la interpretación, la composición siempre formó parte de tu obra, ¿Creés que es importante dejar tu aporte desde ese lugar?

Nunca había visto la composición como el hecho de dejar una huella o un legado, pero ahora, con el tiempo, sí que lo veo así. Cuando empecé a escribir canciones, lo hacía con la misma necesidad de ahora: expresarme y sacarme algo de adentro. Nunca he visto a las canciones con un valor agregado. Por eso creo que me sigue sorprendiendo tanto cuando me llegan versiones de mis canciones interpretadas por otros artistas, porque nunca pasa por mi mente eso, siempre es una necesidad de sacarme un dolor, una alegría o un pensamiento en ese momento. Entonces es muy bello que las canciones cobren vida y recorran otros caminos por sí solas.

-¿Cómo surgió la canción "Desde adentro", con la Banda de la Escuela de Música de Miranda, Cauca?

-Ellos me propusieron componer una canción con las ideas de los niños, niñas y jóvenes para prevenir el bullying. De esas conversaciones surgieron los versos de la canción. Desde el principio quería que fuera una canción más juvenil, por eso me inspiré en la banda sonora de la película Encanto, que me gusta muchísimo. Entonces, quería que fuera como una canción de muchas capas, que fuera muy sencilla armónicamente, y que se pudieran ir sumando capas y capas. Entre todas las ideas que me daban, siempre tenía presente que los amigos son los que nos cuidan, que siempre por muy solos que estemos tenemos una amiga o un amigo que está ahí por nosotros. Es una idea que aparece mucho en las manifestaciones feministas: “A mí me cuidan mis amigas, a mí me cuida mi mamá”. Pero los niños me dijeron que para muchos de ellos en las casas también se sufría acoso, no solamente golpes físicos, sino que muchas veces los padres los comparan con otros: "Cuando yo tenía tu edad no me quejaba tanto y solo tenía un vestido", "a tu prima le va mejor que a ti" o "tu hermano es mejor que tú". Esas comparaciones son muy tristes. Por eso quisimos ponerlo en la última estrofa. Fue un trabajo del cual me siento muy orgullosa y espero que ayude a mucha gente a saber que no está sola en este camino.

-¿Por qué siempre sentiste la necesidad de tomar posición sobre asuntos sociales y políticos, como los vinculados a los derechos humanos?

-Crecí con esa fascinación por las letras, por las historias de las canciones. Desde chiquitita me interesaba saber de qué hablaba una canción, quién la escribió, por qué la escribió. Y para mí oír a Silvio Rodríguez fue un punto clave en mi vida y recuerdo pensar: "Esto es lo que yo quiero hacer, quiero contar historias de otra gente a través de mis canciones". Y así he tratado de hacerlo. Casi nunca escribo cosas autobiográficas, me gusta reflejar la realidad de otras personas. Y me parece que las canciones tienen un enorme poder para transformar mundos y vidas. Entonces, mientras componga canciones, intentaré reflejar esas otras realidades.

-Y el hecho de vivir en España hace más de diez años, ¿te da otra perspectiva sobre la región latinoamericana y te permite vincularte de otro modo incluso con tu país, Colombia?

-Absolutamente. La distancia me permite mirar la realidad con otros ojos, también le agrega la nostalgia por no estar ahí, pero también la perspectiva. La posibilidad de otra vida. En España se vive de una manera muy distinta a Colombia. Hay una seguridad, hay una tranquilidad, hay una simpleza que en Colombia no hay. En Colombia, sobre todo en las ciudades grandes, hay mucha inseguridad, mucha dificultad de tráfico y una corrupción en la administración. En cambio, en España la calidad de vida es muy alta. Por supuesto que hay gente que sufre mucho pero no se compara con Latinoamérica. Y eso le da a uno más ganas de luchar por América latina porque sabe que es posible un socialismo organizado, un sistema de salud y educación pública digno. Y eso en Colombia es una utopía, porque piensan que cualquier cosa que sea pública ya tiene que ser una revolución comunista. Pero es posible vivir con una buena calidad de vida a través de una administración digna y humana.