Un viejo dicho dice que para sacar un crédito en un banco, primero es necesario demostrar que no se lo necesita. Es que los bancos piden muchos requerimientos a los potenciales tomadores de créditos, porque necesitan que demuestren que lo van a poder pagar. Por otro lado la empresa Veraz le da información al banco sobre el comportamiento del cliente en el sistema. El mercado argentino de billeteras virtuales está en medio de una fuerte ebullición, y particularmente con las billeteras no bancarias se da un curioso efecto con relación al crédito.

Las billeteras electrónicas no bancarias le ganan la carrera al banco por varias razones: no le piden a sus clientes que demuestren nada, pues ellos tienen el detalle del movimiento de caja; como por lo general se trata de clientes no bancarizados, están dispuestos a pagar tasas más altas que las que pagarían en un banco; y al no estar regulada la billetera electrónica, puede cobrar el interés que quiera. Es un negocio casi de riesgo cero con tasas de interés altísimo.

Las billeteras electrónicas

En el crecimiento de las billeteras electrónicas confluyen factores con orígenes bien diferenciados. Por un lado el tecnológico, que es el desarrollo que les permitió evolucionar, ya sea por la capacidad de los teléfonos inteligentes, la capacidad, calidad y cobertura de las comunicaciones, o bien herramientas novedosas como las apps. El objetivo es conectar a todo tipo y tamaño de empresas con la más amplia gama de medios de pagos electrónicos, instituciones financieras y proveedores, para facilitar la aceptación de múltiples opciones de pago.

El factor regulatorio también contribuye al crecimiento de las billeteras. A pesar de cumplir funciones muy similares, en Argentina las fintech tienen muy pocas regulaciones. Sin embargo las Disposiciones Com. 7744 (17/04/23) y Com. 7783 (02/06/23) del Banco Central de la República Argentina (BCRA) pueden interpretarse como una señal incipiente de regulación otorgándole al ente rector “facultades sancionatorias” frente a la falta de un sistema regulatorio integral que las alcance.

El elemento sociológico también ocupa un papel importante, sobre todo después de los acontecimientos del 2001. Todavía hay gran parte de la población que no confía en los bancos y si puede operar con algo que se parece a un banco, pero no lo es, tanto mejor. Finalmente, las expectativas que apuntan a la franja etaria más digitalizada con autorización de sus padres y/o tutores, el 1,2 millón de chicos de entre 13 y 17 que ya opera con billeteras para hacer pagos en comercios o envíos de dinero, podrá sacar un rendimiento de esos fondos, que podrán ser invertidos en el Fondo Común de Inversión ofrecido a través de las fintech o cualquier otra oferta funcional del estilo. Con esta nueva funcionalidad, los menores acceden a una experiencia cada vez más tentadora para manejar su dinero en períodos de inflación incentivando una ruinosa competencia de rendimientos en condiciones y responsabilidades desventajosas para los bancos.

La contracara de este proceso son los fraudes que se cometen desde las cuentas con CVU. Con la irrupción de la Inteligencia Artificial el sistema financiero enfrentará cada vez mayores desafíos para agilizar su operatoria y mayores riesgos de fraude y ciberdelitos. 

Competencia por el crédito

La competencia por el crédito que sufre el sector bancario se incrementa día a día y otro competidor es el mercado de capitales. Es que las grandes empresas tienen acceso directo al financiamiento vía el mercado de capitales sin pasar por los bancos. Acercan inversores institucionales y personas humanas a alternativas de colocación que, en forma muy atractiva, ofrecen vehículos de financiamiento con cláusulas de ajuste hard dólar o dólar linked. Este efecto incluye, capítulo aparte, a grandes cadenas de venta de electrodoméstico que descargan luego en el mercado de capitales sus carteras para volver a conseguir fondeo.

Una tercera competencia es la industria cripto que, luego de un 2022 complicado a nivel global, las empresas del sector en la Argentina buscan reinventarse para pasar lo que queda del que llaman cripto invierno. Como tecnología financiera, el sistema cripto empezó al revés: primero en manos de los minoristas, en la periferia del sistema financiero.

Con un salario promedio sumamente erosionado por la inflación, las unidades generadoras de esos instrumentos de crédito ralentizan el ajuste de límites de tarjetas y descubiertos en cuentas corrientes en virtud de no incrementar la mora. Por otra parte, los trabajadores informales sufren el impacto de los oferentes más marginales como las mutuales, cooperativas, tiendas del lugar, etcétera que recogen esa demanda pero que cobran intereses exorbitantes y se convierten en una cuarta gran competencia para el sistema financiero tradicional.

La cantidad de hogares pobres hace que la mayoría recurra a las deudas no bancarias para financiar su costo de vida. Las deudas no bancarias se generan principalmente a través de préstamos personales (26,3 por ciento) y compras “fiadas” (26,1 por ciento). Estos tipos de endeudamiento se encuentran en más de 1,2 millones de hogares. La informalidad es un gran problema en Argentina. Y las familias que recurren al crédito o deuda no bancaria son las más perjudicadas porque el costo financiero total a veces duplica la tasa del bancario.

Robarle al tesoro

La cruda competencia, la falta de crédito externo del país, el incremento de las tasas y la consecuente mayor disponibilidad de pesos en los bancos se fue canalizando a los bonos del tesoro y pasivos del BCRA cuya incidencia en el activo de los bancos pasó del 36 por ciento a más de la mitad en los últimos años con la consiguiente disminución de la exposición al sector privado, que pasó del 42 por ciento al 28 por ciento.

Pese a estos guarismos, los precios de las acciones de los bancos presentan subas en lo que va del año en la bolsa porteña, lo que indica que las expectativas de mercado son optimistas en el futuro del sector.

El crédito al que las empresas predominantemente están accediendo en el mercado desde la banca privada es puramente transaccional. La banca pública ha demostrado estar a la altura de las circunstancias apuntalando el crédito orientado a las PYME, a la producción y sosteniendo la emergencia.

Cuando las circunstancias han llevado a un esquema de represión financiera como el que tiene hoy la Argentina en un contexto de bajas expectativas se generan brechas. Hoy las tres brechas más visibles son: la cambiaria, la de tasas y la de precios “cuidados” y los “descuidados”.

Los argentinos en general, pero fundamentalmente los empresarios se adaptan rápidamente al sálvese quien pueda. Toman crédito a tasas de interés negativas, compra dólares oficiales baratos y vende a precios descuidados. Como decía Miguel Bein: “el deporte nacional es afanarle todos los pesos al Tesoro y todos los dólares al BCRA”.

Suponer que porque llegan Mauricio Macri, Patricia Bullrich o Javier Milei los mercados van a comenzar a financiar con lluvia de inversiones es un grave error cuyos costos evidenciamos en 2018. Algunos países desarrollados tienen una relación crédito sector privado /PBI de entre 40 y 100 por ciento mientras que en la Argentina ese ratio es 8 por ciento. Por eso en otros países una suba de tasas puede mantener a raya a la inflación y aquí resulta insuficiente.

Toda gran crisis es una oportunidad para sincerar la realidad de lo que pasa y la complejidad de la búsqueda de soluciones razonables y no mágicas, que tienen nuestros problemas económicos, aceptando que la mejor política es terminar con la “grieta” que nos separa.

* Contador, abogado y economista. Director del Banco Nación.