Desde Córdoba

La bronca por el delay tuvo premio. El efecto “pituquitos de Recoleta” con el que Martín Llaryora festejó la victoria en las elecciones provinciales y municipales reinstaló al cordobesismo en el ecosistema político argentino. En esa liga, el gobernador electo comenzó a ser relacionado con cualquiera de los que giran en la calesita de las PASO. “¿Dónde irán los votos de Llaryora?” fue el segundo hit que lo convirtió en la sortija del carrusel electoral.

Y mientras una buena porción de los precandidatos que compiten en las PASO quieren una foto o un gesto con el ganador de moda, la respuesta es la misma: “Estamos todos con Juan Schiaretti”, dicen. 

“Hasta el final”, agregan desde el entorno del sanfracisqueño. Incluso, en el raid mediático semanal, el gobernador electo no dejó dudas: “Necesitamos un presidente con visión federal como Juan Schiaretti”.

Y, sin embargo, la pregunta sigue picando. ¿Cómo se va a parar Llaryora después del 13 de Agosto? ¿Cómo va a jugar el PJ de Córdoba?

Tercer movimiento

Hace una semana, en los festejos del inesperado y holgado triunfo de Daniel Passerini en las municipales, el gobernador electo se sacó el gusto que tenía atragantado con mensajes para adentro y para afuera. En igual importancia.

El “somos más cordobeses que nunca”, un F5 de la vieja disputa porteñocéntrica, adquiere un cariz diferente: el de hacer base propia bajo el lema del nuevo partido cordobés. De manera automática, también se puso en marcha el tercer movimiento del cordobesismo en la temporada electoral.

Rumbo a las presidenciales, el rally tiene algunas postas que marcar. Primero hacer fuerza para que la dupla Schiaretti – Florencio Randazzo supere el 1,5%. Con los votos cordobeses y algún anabólico extra, Hacemos por Nuestro País estaría en condiciones de pasar el corte.

Aunque suene paradójico y contradictorio, algo que en la política cordobesa ya se puso de moda, en Unión por la Patria no cae mal una buena elección del schiarettismo en Córdoba. Así se le rasparían votos a Juntos por el Cambio en la carrera para que Sergio Massa sea el mas votado en las primarias.

El Massa Tour llegaría a Córdoba en los próximos días e incluiría una recorrida en capital e interior. La fecha tentativa aún no está definida. “El martes está descartado”, indicaron luego de que ese día tomara fuerza como fecha inicial de la recorrida. Si se toma en cuenta que el ministro muta en precandidato los fines de semana, tal como pasó en San Juan, La Rioja y Tucumán, habrá que esperar novedades más adelante. De cualquier manera, no habrá contacto con Llaryora, más allá del vínculo personal que los une.

En la semana, Marcos Farina, secretario de Articulación Interjurisdiccional del Ministerio de Transporte de la Nación, activó varias reuniones en el sur provincial en torno a la candidatura del ministro de Economía. "Martín es un peronista de ley. El peronista siempre ha votado a ganador. Va a acompañar a Massa", lanzó. Juan Grabois, también precandidato de Unión por la Patria, se sumó a los elogios. “Lo de pituquitos es verdad. Me interpela. Es un dirigente inteligente y muy interesante para debatir. Lo conocí hace dos años y le dije que va a ser presidente. Es un tipo capaz”, señaló durante una ronda de campaña en tierras mediterráneas.

Otra vez. Más allá de las flores, Llaryora no sacará los pies del plato. “Es con Juan hasta el final”, repiten.

Primera vuelta y ¿después?

El propio Schiaretti dijo que después de las generales de octubre volverá sobre la idea de un frente de frentes con Juntos por el Cambio. Ese escenario contempla un triunfo en la interna de Horacio Rodríguez Larreta, el elegido por el gobernador cordobés.

De hecho, el Gringo salió a capear el temporal al sostener que “la responsabilidad es de los que manejan el Estado nacional, no de los habitantes de CABA”. Llaryora, en tanto, buscó calmar apenas las aguas al sostener que “no quiero que le saquen nada al AMBA. Quiero que nos den lo nuestro”.

En ambos casos ni se contempla qué hacer si la ganadora es Patricia Bullrich. Ahí el multiverso cordobés entraría en ebullición.

Con nulas chances de definir la presidencia, en un escenario polarizado, los votos cordobeses del PJ son fundamentales. Es entonces donde entran a jugar las especulaciones y los guiños al sanfrancisqueño en su calidad de próximo jefe del PJ cordobés. Aunque la cerrazón es total en torno a lo que pasará luego de octubre, lo cierto es que las especulaciones entran a la orden del día.

Si bien el frente interno local debe acomodarse a los nuevos tiempos, es de esperar que la vieja guardia no se resigne a ceder influencia. El escaso margen frente a la oposición con el que cuenta el oficialismo también hará su juego, al igual que los intendentes locales.

De la cantidad de votos que coseche el schiarettismo dependerá la libertad acción con la que se cuente. El cordobesismo tiene jugadores en varias canastas, desde el PRO hasta el kirchnerismo “crítico”, como por ejemplo el Movimiento Evita, con presencia en las estructuras de gobierno.

De esta manera, la pregunta acerca del destino de los votos del PJ de Córdoba marida con algo más estructural: el juego político del nuevo cordobesismo.