No creo que el voto a Javier Milei venga a querer restaurar el orden que alteró los feminismos. Me parece que es una magnitud de votos tan grande que no se puede pensar el querer restaurar ese orden como el principal motivo de los votantes. Lo que sí creo es que es un voto que tiene algunas señales de masculinización.

En todas las encuestas que ví había una diferencia, no abismal pero notable, entre votantes jóvenes, varones y votantes mujeres y también de otras edades, con lo cual, eso es algo que sí hay que pensarlo como una porción de ese votante. Una porción quizás más conectada y enterada de lo que es el feminismo, con algunas zonas más de reacción, pero me parece que es una parte de los votantes.

Creo que hay un montón de personas que votaron a Milei que probablemente no estén pensando en su mirada no feminista. Y no necesariamente son votantes conservadores o que les interese en primer término esa zona de lo que propone o representa Milei.

Me parece que los votantes del candidato de La Libertad Avanza no necesariamente saben que va a cerrar escuelas y hospitales porque él no lo plantea en esos términos. Repite que va a tener el modelo de vouchers de otros países con buenos sistemas educativos y los que más saben o los más interiorizados en el discurso de Milei van a repetir la propuesta de los vouchers.

Hay otras personas que ni siquiera saben de su propuesta educativa y ni siquiera lo están pensando en esos términos. La evaluación de los resultados tiene una zona racional, que es comprender que los dos grandes partidos no resolvieron problemas básicos de, por ejemplo, inflación, especialmente a los trabajadores que no están registrados, que es ese universo que está mucho más complicado en la cuestión del poder adquisitivo.

Es muy probable que muchos no hayan leído la plataforma de La Libertad Avanza y que simplemente sientan que ir en contra de la política y de los “parásitos del Estado” es lo que va a resolver las cuestiones y no necesariamente saben que ellos también son parte de los que generan gasto estatal o déficit. Por ese motivo, muchos dicen, si Milei realmente hace lo que dice que va a hacer, no dura tres meses, porque hay algo que tiene que ver con un hiato de información completa que muchas veces Milei no la da, o la da con algunos eufemismos. No se termina de visualizar que, por ejemplo, el gasto político es ínfimo al lado de otro tipo de generadores de déficit como la jubilación.

Creo que lo que Milei propone como atractivo es especialmente terminar con la casta política, es decir, retomar esa crisis de representación que en Argentina no es nueva, pero que tiene algunos elementos nuevos: prometer que la gente la va a pasar mejor porque los políticos van a ganar menos plata, va haber menos ministerios, todo lo que se ve como una suerte de dimensión parasitaria.

Diría que es más factible que muchos votantes no crean que Milei les va a llenar de dólares el bolsillo porque la idea de la dolarización no sé si es tan pregnante como se cree, pero sí me parece que es mucho más pregnante la cuestión de oponerse a lo que se ve como el verdadero establishment, que es el político.

Se visualiza a la casta política como los verdaderos privilegiados y tenés a un sujeto que dice que va a terminar con ese privilegio y que terminar con ese privilegio va a implicar un mejoramiento de la economía general. Me parece que ese es uno de los grandes aportes.

*Escritora y doctora en Letras