Al teléfono, la voz se le pone nostálgica a Jacqueline Oroc cuando rememora sus días de murguera y de veranos ensayando en una plaza. “Iba a Los Caprichosos de San Telmo, que la dirigía Pichi y creo que todavía está ahí”, recuerda. “Cuando acá dijimos de hacer un disco de murga fue una sorpresa muy linda porque fue reconectarme con una parte de mi infancia que guardo con mucho cariño: los pasos, los ensayos, los ritmos, todo eso que uno hace de pibe y le queda grabado. Fue un placer muy grande vivir la murga desde el lado de intérprete musical y no bailándola, fue una experiencia distinta, muy enriquecedora y que me conecta directamente con todos esos recuerdos muy lindos”, dice Oroc.