“Un domingo a la noche tuve relaciones sexuales con un hombre al que no conocía. Soy profesora de biología y doy educación sexual en las escuelas. Nunca tengo relaciones sexuales sin preservativo, a pesar de tener las trompas ligadas. En esta ocasión, tuvimos un accidente, el preservativo me quedó dentro de la vagina. Él no se mostró demasiado preocupado. Luego, me di cuenta que la que estaba en problemas era yo: había recibido todo su semen y él no había tenido contacto con mis mucosas”, cuenta F., una profesora de 45 años que inició una batalla para conseguir el cóctel utilizado luego de una situación de riesgo para prevenir VIH con todos los obstáculos, ninguneos, burlas y estigmatizaciones del sistema de salud. F. no se dejo amedrentar y logró finalmente -con altos efectos colaterales- la medicación. Pero los médicos intentaron persuadirla de su demanda y negarle el acceso a una forma de prevención que, en realidad, está disponible en el sistema público de salud.

Mar Lucas, Directora de Programas de Fundación Huésped (que asesoró y ayudó a F.) explica qué hacer después de una situación sexual que se considera de riesgo: “La profilaxis post exposición está disponible para accidentes ocupacionales y no ocupacionales. Hay que evaluar si se usó o no preservativo en la práctica sexual, si la persona tiene o no VIH, hacer una escucha apropiada sobre la situación y colaborar para ver si necesita pasar por la toma de la profilaxis. Se puede ofrecer test rápido de VIH a la pareja. Las personas tienen derecho a una consulta médica apropiada y la profilaxis está garantizada como un método preventivo que el sistema médico tiene que ofrecer sin prejuicios. Pero, lamentablemente, falta mucho para eso. Por eso tratamos de empoderar a las personas para que puedan demandar y ejercer sus derechos”. 

Más información: Fundación Huésped 0800-222-4837