El padre del fallecido joven marroquí sindicado como autor del reciente atentado en Barcelona aseguró en una entrevista publicada ayer que nunca sospechó que su hijo pudiera estar relacionado con el jihadismo. Además, culpó a la policía por no haber detectado la peligrosidad del imán que lo reclutó y que organizó los atentados.

Younes Abouyaaqoub, de 22 años, fue abatido el lunes por la policía luego de varios días de cacería humana, y con su muerte la policía catalana dio por desarticulada la célula islamista radical que perpetró los ataques del jueves pasado, cometidos con vehículos que arrollaron a transeúntes sobre paseos peatonales. Trece personas murieron atropelladas en La Rambla de Barcelona por Abouyaaqoub. En su huida tras el ataque, el joven secuestró un auto y mató a puñaladas a su conductor. “Se está diciendo estos días que era un chico normal. Yo digo que era más que normal. Era un chico estudioso, trabajaba, ganaba su sueldo y no se metía en problemas”, aseguró el padre de Younes en una entrevista brindada al diario español El País en una calle escondida de la localidad de Ripoll. 

El hombre, cuyo nombre no fue revelado, relató que el día del atentado, el 17 de agosto, coincidió con la llegada de su esposa desde Marruecos y que ambos intentaron comunicarse telefónicamente con el joven de 22 años, pero que él no respondió el teléfono. “Llamábamos como cualquier padre llama a su hijo para contarle algo, pero no nos atendió”, recordó Abouyaaqoub, y negó con la cabeza cuando el periodista le preguntó si en algún momento se le ocurrió la posibilidad de que su hijo estuviera relacionado con el ataque. Además de Younes, Abouyaaqoub es padre de Houssaine, uno de los cinco atacantes abatidos por la policía en Cambrils y tiene otros tres hijos: dos más pequeños que estaban junto a él durante la entrevista y Hicham, de 28 años. 

Desconsolado, el hombre aseguró que nunca sospechó nada. “Nadie vio nada raro. ¿Qué íbamos a ver? Claro que hablaba con el imán. Pero como hablaba él (señala a su hijo pequeño), como hablaban los demás chicos. Es lo normal”, aseguró. Sin embargo, aclaró que lo que no sabía la familia es que sus hijos se veían a escondidas con el imán en una furgoneta o en casas. “Es que tú sabes que ellos tienen que disimular. Les enseñan. Es parte de lo que les hacen, disimular y esconder lo que piensan”, develó desde el banco de una plaza, sentado junto a la madre de sus hijos, que, según El País, era incapaz de articular una palabra sin largarse a llorar. 

Por eso, Abouyaaqoub no duda en culpar a las autoridades. “La culpa es de la policía. ¿Cómo permitieron ese imán? ¿Cómo no se dieron cuenta de que era un hombre peligroso? En Bélgica sí lo sabían y lo echaron. ¿Por qué aquí no? Nosotros no tenemos la culpa, ¿cómo nos puede echar alguien la culpa?”.

Días atrás, el alcalde de Vilvoorde, una localidad belga ubicada a 12 kilómetros de Bruselas, reveló que el imán Abdelbaki es Satty, presunto cerebro de la célula que atacó en España, había intentado conseguir trabajo en Bélgica, pero que fue rechazado por negarse a aportar un certificado de antecedentes penales. Además, varios medios revelaron ayer que la policía de esa localidad flamenca comunicó hace 17 meses sus sospechas sobre Es Satty a los servicios de información de la Policía autonómica de Cataluña, algo que las autoridades catalanas niegan.

Según el diario El País, un jefe de los Mossos d’Esquadra, Daniel Canals, respondió a la policía belga con un correo electrónico en el que informó que Es Satty no era conocido, pese a que una persona con el mismo apellido había sido investigada por sus vínculos con los atentados del 11 de marzo de 2004 contra cuatro trenes de Madrid. Se trata de Mustafa es Satty, quien vivió en un departamento por el que pasaron al menos dos de los atacantes del 11M, que causaron 192 muertos y más de 1.800 heridos. Sin embargo, la policía catalana negó ayer que Bélgica hubiera informado que Es Satty era un jihadista. 

El ministro del Interior regional, Joaquim Forn, aseguró que las fuerzas de seguridad belgas pidieron datos del imán de Ripoll de forma absolutamente informal y negó que la policía catalana hubiera cometido un fallo en ese contacto informal. Agregó que si la petición de información hubiera sido formal, se tendría que haber hecho a través del Ministerio español del Interior, ya que las autoridades regionales no pueden tener relación directa con las policías del extranjero. Las autoridades españolas dijeron que el imán murió, junto con otra persona, en la explosión de una vivienda ocurrida un día antes del ataque y que ese acontecimiento (que los dejó sin líder y sin explosivos) forzó a los demás miembros de la célula a improvisar otra forma de golpear a España. Otros seis presuntos jihadistas fueron abatidos por la policía, los cinco de Cambrils más Abouyaaqoub. 

Ayer, la Justicia dejó en libertad provisional a Salh El Karib, uno de los cuatro detenidos en relación con los ataques, tras haber decretado el martes la misma medida para otro de los arrestados y haber dejado en prisión preventiva a otros dos. El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, consideró que no hay pruebas suficientes para mantener detenido a El Karib, de 34 años, quien sin embargo, deberá comparecer semanalmente ante el juzgado y tiene prohibido salir del país. El Karib, dueño de un locutorio en Ripoll, donde residían los presuntos atacantes, fue detenido luego de que se constatara que su tarjeta de crédito había sido usada para sacar dos tickets de avión para uno de los sospechosos detenidos y para el imán.

Pero las pesquisas demostraron que el detenido utilizó su propia tarjeta porque los terroristas, que acudieron a su locutorio para comprar los vuelos, llevaron el dinero en efectivo. El magistrado señaló ayer que la explicación ofrecida por el detenido es plenamente congruente y coincide con los datos ofrecidos en otras diligencias practicadas ya que su negocio ofrece, entre otros servicios, la venta de billetes de avión. 

Ayer, además, la Policía confirmó la identificación del último  miembro de la célula jihadista a la que se atribuyen los atentados, quien murió un día antes, el 16 de agosto, en una explosión que tuvo lugar en la vivienda donde preparaban los ataques. Según medios españoles, se trata de Youssef Aalla, hermano de uno de los presuntos terroristas abatidos por la policía.