Este miércoles, en la sede que el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) tiene en la Ciudad de Buenos Aires, se respiró emoción: Clementina XXI, la supercomputadora que Argentina adquirió en diciembre de 2022, comenzó a funcionar de manera satisfactoria y constituye un hito para el sistema científico y tecnológico. El equipo es uno de los 100 más poderosos del mundo en su rubro y será empleado por toda la comunidad de investigadores e investigadoras. De esta manera, será una de las pocas naciones en poseer una tecnología de este calibre que permitirá, entre otras funciones, confeccionar pronósticos meteorológicos con mayor precisión y realizar múltiples experimentos a una velocidad impensada.

“Es una de las computadoras más poderosas del mundo, de hecho, es la número 82 en potencia. Si bien una pequeña parte estará destinada a la realización de pronósticos, el resto de su capacidad será para favorecer las investigaciones y experimentos de una enorme cantidad de disciplinas. Estará ubicada en el Servicio pero estará disponible para el uso del Sistema Nacional de Cómputos, compuesto por 28 nodos en todo el país”, dijo Daniel Filmus, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, que estuvo acompañado por su par de Defensa, Jorge Taiana, y por la directora del SMN, Celeste Saulo, que de manera reciente fue electa como secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial. 

Luego, Filmus completó: “Es la inversión más grande que se ha hecho en computación en toda la historia argentina, y la computadora más grande de uso público en toda América Latina. Representa un salto de calidad en la capacidad de nuestros investigadores”. 

Por su versatilidad, además de la confección de pronósticos, la nueva tecnología será fundamental en temáticas que involucran a diversos campos científicos, como son el modelado en sistemas complejos; los análisis genómicos; la producción de fármacos; el diseño industrial; la exploración de cuencas petroleras; la inteligencia artificial; y todo lo relacionado con ciencia de datos.

Mejor información, mejores decisiones

Clementina XXI, adquirida por un valor de 1740 millones, estará emplazada en el Centro de Cómputos del SMN. Es cuarenta veces más potente que “Huayra Muyu”, equipo que en el presente es operado por el Servicio Meteorológico Nacional para funciones sustanciales como, por ejemplo, la realización de pronósticos operativos. De hecho, para poder constituir dichos pronósticos es necesaria la realización de miles de ecuaciones en cuestión de segundos; una actividad que solo puede ser realizada a partir de tecnologías de esta magnitud. Permitirá, en esta línea, realizar simulaciones de la atmósfera y del clima con el propósito de proyectar qué es lo que podría ocurrir y cómo alertar a la población en consecuencia.

Asimismo, incrementará las capacidades que tiene el Servicio Meteorológico Nacional con el objetivo de realizar ejercicios computacionales que suelen ser muy costosos en caso de ser provistos desde el exterior. En muchas ocasiones, como si fuera poco, demandar los servicios de un prestador extranjero demora el trabajo de los científicos locales que se ven impedidos de realizar un trabajo de mayor calidad por la falta de disponibilidad tecnológica en el país. A partir de Clementina XXI, el escenario podría ser diferente.

El equipo que este miércoles se puso en funcionamiento en la sede del Servicio Meteorológico Nacional está compuesto por procesadores GPU (unidad de procesamiento gráfico) y CPU (unidad de procesamiento central), que se destacan por su capacidad de procesar datos a una velocidad envidiable. Esta nueva computadora contará con 400 TeraFlops en procesadores y 2 PetaFlops en aceleradores gráficos. Para tener referencia, la máquina que actualmente utiliza el SMN para hacer los pronósticos tiene 340 TeraFlops y no tiene aceleradores gráficos. Con lo cual, con la nueva adquisición se mejorará la capacidad de cómputo de una manera considerable (velocidad de cálculo que, incluso, de ser necesario podría aumentarse aún más en el futuro).

Bautismo de historia

Fue denominada de ese modo en alusión a Clementina, la primera computadora de uso científico instalada en el país en 1960. En diciembre de ese año fue ubicada en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, gracias a la gestión de Manuel Sadosky, uno de los pioneros en el desarrollo de la cibernética local. Un año después se completaría el círculo de formación e investigación en el área al crearse el Instituto de Cálculo. Una época dorada para la Universidad de Buenos Aires, protagonizada por figuras como Rolando García, Pedro Zadunaisky, Sigfrido Mazza, Oscar Varsavsky, Julián Aráoz y Mario Gradowczyk.

Sin embargo, todo se vio interrumpido por el gobierno militar de Juan Carlos Onganía y sus Bastones Largos, que frenaron la inercia de crecimiento y desinflaron cualquier tipo de proyección. Aunque Clementina siguió funcionando hasta principios de los 70, ya nada fue lo mismo.

En 2023, el proyecto craneado por esas mentes brillantes y el intento de convertir a Argentina en faro de la ciencia regional se retoma a partir de la puesta en marcha de una supercomputadora que no tiene nada que envidiarle a las que brillan en las naciones más desarrolladas del mundo. 

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