Miles de personas marcharon como cada 28S por el Día de la Lucha por la Despenalización y Legalización del aborto en América Latina y el Caribe. Pero esta vez, las convocatorias, que se extendieron en todo el país, sumaron consignas transfeministas en contra de los discursos de derecha en este contexto electoral: la palabra libertad fue protagonista en cada consigna y bandera que se levantó en la Ciudad de Buenos Aires.

¿Libertad, para quién?

“Esto ya lo vivimos, los derechos no se plebiscitan”. “Libertad es que tu vieja haya podido jubilarse”. “Libertad es que el 80 por ciento de las infancias que sufrieron abusos pudieron contarlo gracias a la ESI”. Los afiches de colores en la extensión de una pared cercana al Cabildo forman parte de una campaña que comenzó días antes de la convocatoria al #28S. “Ellos creen en la libertad individual, la nuestra es una libertad colectiva”, dice Olga que lleva en su pecho un letrero inmenso que exige la libertad de Milagro Sala.

“Para nosotras la libertad es poder seguir construyendo la Patria que queremos, necesitamos seguir construyendo derechos colectivamente”, dice Laura, de la red de género y diversidad de Obras Públicas. Para ellas es un momento de salir a las calles a defender la obra pública para la inclusión, para la Igualdad y la equidad: “Si nos gobierna alguien que desprecia el Estado se van a enriquecer los más ricos, si el Estado planifica la obra pública, es la única manera de tener mayor inclusión”.

Una lucha con historia

Las históricas encabezan la bandera verde de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito que salió desde la pirámide de Plaza de Mayo por la avenida y se dirige hacia el Congreso. Alicia Schejter es una de ellas. Desde 1982 sale a las calles para reclamar y defender este derecho. “Ya tengo 74 años, nunca he visto una ola tan reaccionaria que apunta por los derechos por los cuales hemos luchado tanto, creo que hay que defender todo lo conquistado e ir por más”, expresa ante el embate de los discursos fascistas que hoy están presentes en medios de comunicación desde la voz de candidatos para las próximas elecciones. ”Tenemos que estar en las calles más que nunca, por el derecho a nuestros cuerpos y nuestras vidas y para que la marea verde sea de nuevo un faro para los feminismos del mundo”, agrega mientras camina entre la multitud Cristina Surustuza, que apunta contra quienes usan la palabra libertad pero en realidad retroceden y aputan contra las mujeres y disidencias que vienen poniendo el cuerpo en las calles hace años: "Luchamos 30 años para poder tener derecho a aborto, para que abortar no sea clandestino, eso es libertad”.


Ni un paso atrás

En Bolívar al 200, a dos cuadras de Plaza de Mayo, cientos de estudiantes se toman una foto bajo una bandera verde y violeta que proclama “Mujeres y disidencias Secundaries”: es de la Coordinadora de Centros de Estudiantes. “Hay partidos políticos que nos amenazan con sacar los derechos conseguidos en las calles, hoy salimos a movilizarnos como jóvenes, como mujeres,  porque no queremos ese mundo que nos plantean sin nosotras, el feminismo va a cambiar toda esa ola de machismo y patriarcado que pretenden”, dice Julia, que tiene 17 años y esta tarde salió con sus compañeras de curso, quienes insisten en que la organización feminista va a estar siempre porque “no nos vamos a rendir”. 

En la ronda, todxs coinciden en la necesidad de mostrarle a la sociedad que la libertad que presentan personas como Milei no es la libertad verdadera. “Negar a los 30 compañeres desaparecidos no tiene que ver con la libertad que queremos para el futuro”, resume Julia. 

“Harta de avisar que llegué tarde”, anuncia un letrero que lleva Isa, de la escuela número 19. Para elle, la libertad es salir de su casa sin miedo: “es colectiva, no es del individuo y es algo que construimos entre todes“, expresa. Emma tiene 16 años, es del Liceo 9 y marcha porque siente que en la campaña política se bajó una línea antiderecho que no la convoca y le da miedo. “No podemos dejar que nos saquen estos espacios de trinchera, soy una piba trans y los mensajes que baja Milei y su partido me dan bronca, ¿cómo puede haber tanta gente seducida por ese discurso violento?”, se pregunta.

Laura Figueroa pertenece a la Unión de Clubes de Quilmes, una organización nacional que marcha para defender los derechos de los clubes sociales y el pedido de mantener los subsidios de tarifas para los clubes de barrio. “El macrismo cajoneó una ley que salió en 2015, queremos poder tratarla los clubes. Son un lugar muy importante para lxs pibxs en el barrio, eso es la libertad para nosotras, poder tener la posibilidad de gestionar los clubes”, explica y entiende que un gobierno que busca recortar derechos y espacios públicos arremeterá contra esos espacios.

“Lucha como unx madrx”. “Cuidar en un derecho”, indican unos afiches del colectivo Memoria Madre. “Los derechos conquistados no serán negociados”, “Por nuestros derechos en contra de las derechas”, “Defendamos nuestrxs cuerpxs/teritorixs solo emancipados serán libres”, dicen dos carteles hechos a mano por dos niñes con guardapolvo y que caminan de la mano a la vista de sus xadres.

Por la defensa de los territorios

Ya en las inmediaciones del Congreso están presentes varias representantes de la comunidad mapuche, para ellas es importante defender los derechos sexuales reproductivos y no reproductivos, además, un proyecto de país que incluya a las comunidades originarias. "Debemos detener el discurso fascista y antiderechos que tiene la nueva ultraderecha en Argentina, ya conocemos lo que la derecha hizo con el pueblo mapuche”, dice Verónica Azpiroz Cleñan, integrante de la Comunidad Mapuche Epu Lafquen de la localidad de Los Toldos, provincia de Buenos Aires. 

Traen el reclamo en defensa por el territorio. “Sin agua no hay vida, sin territorio tampoco y tanta urbanidad daña el pensamiento de la gente, debemos cuidar nuestra tierra”, dice con firmeza. Mientras las columnas van llegando a la Plaza del Congreso, atados con cadenas en la puerta del palacio legislativo continúan apostadas algunas integrantes del Tercer Malón de la Paz, que llevan dos meses reclamando la intervención de la provincia de Jujuy para detener el accionar represivo del gobernador Gerardo Morales y el pronunciamiento de ilegitimidad de la reforma constitucional que promueve y facilita las explotaciones mineras, poniendo en peligro los ecosistemas de los salares y los glaciares de montaña, así como la subsistencia de las comunidades indígenas que viven en esa zona.


Bajo la bandera de la Asociación de Mujeres de la tierra, un grupo de campesinas lleva flores en las manos: “Son de nuestra propia cosecha”, indica Rosalia Pellegrini, que integra la organización. Vienen desde el campo, traen las verduras, los alimentos, la biodiversidad a la ciudad para visibilizar el trabajo que hacen a diario. “También en el campo queremos decidir sobre nuestro propio cuerpo, queremos maternidades deseadas y las herramientas de la ley legal del aborto gratuito seguro, hoy estamos en los centros de salud, acompañamos a mujeres en situación de violencia y contenemos las desigualdades sociales”, detalla. 

Para ella y sus compañeras es importante estar en las calles no solo por la IVE, sino también por la ESI, por todos los avances que se lograron desde los feminismos. “Incluso el ministerio de las mujeres sigue siendo una herramienta para nosotras y amenazan con eliminarlo”, agrega Rosalia, que marcha junto a su hija y añora que puede decidir a quien amar, tener ESI en una escuela pública. “Eso es libertad, que una piba joven, del campo que vive una situación de violencia o quiere abortar pueda ir a pedir misoprostol, en el centro de salud del lugar”.

Ante el avance de la ultraderecha los feminismos y transfeminismos salieron a las calles para defender los derechos conquistados. Un grito global por el derecho al aborto que se transformó en un grito colectivo para defender la libertad. Retroceder no es una opción.