Alguien camina apurada por los alrededores del cementerio de La Plata. Lleva un suéter azul y un paquete de marcadores bajo el brazo. Durante más de veinte minutos, Lucía Seles camina y camina sin cesar en la anteúltima escena de la película, con el paredón del cementerio de fondo, intercalado solo a veces por otras escenas platenses, un florista, algún vecino, un puesto de diarios. Así, hermana directora y territorio, convirtiendo el paisaje urbano de la ciudad de La Plata en uno del que nunca saldremos. 

La escena es de The urgency of death, la última película que nos regaló ese torbellino que se produjo en el cine argentino llamado Lucía Seles. Irrumpió estrenando de una vez tres películas en BAFICI 2022 (Smog en tu corazón, Saturday disorders y Weak rangers) y dos en la edición del 2023 (Terminal young y The urgency of death), produciendo un quiebre en el cine argentino contemporáneo. 

El fenómeno

Todas las últimas veces que se proyectaron sus películas, la sala llena fue el común denominador. Nadie quiere quedarse afuera del torbellino. Aunque haya más de un comentario subjetivo para hacer sobre su manera de filmar, es difícil encontrar alguna otra película que se le parezca. Imposible de emparentar con casi nada, las películas de Seles parecen una isla dentro de la historia de nuestro cine, que está empezando a encontrar habitantes que la frecuenten por un largo tiempo. 

Esta semana, sus películas cruzaron la cordillera llegando por primera vez a Chile, proyectandose la última en el Festival Internacional de Cine de Valdivia. El miércoles, a sala casi llena a pesar de que se trataba de una proyección temprana, los primeros espectadores chilenos de las películas de Seles se mostraron fascinados frente a la pantalla, además de poder presenciar la presentación de la directora. 

Quienes salieron de la sala cuando terminó la película se quedaron en la puerta, cuchicheando entre ellos sin parar. Se escucharon algunos "impresionante, ¿verdad?" y varios "pero qué bacán". En la sesión de preguntas y respuestas corrió una energía especial entre directora y espectadores, que se agradecían mutuamente por la película y las palabras de afecto hacia ella. Varias manos quedaron levantadas por siempre por la falta de tiempo. 

Si Lucía es célebre, sus presentaciones lo son aún más. En la última proyección del festival, la del sábado a las 22hs, los espectadores que llenaron la sala y habían hecho fila afuera a pesar del frío, la observaron tragarse un billete de 5000 chilenos que bajó con una lata de coca. Ella explicó que fue el mejor homenaje a Gabriela Mistral que pudo pensar, cuya figura está en el billete. Es muy difícil no quedar encandilado o por lo menos intrigado por el happening que es su misma existencia. 

Una La Plata no convencional

Seles filma la ciudad con el cariño de quien conoce un territorio por las experiencias que le tocó vivir allí. No es casualidad que la película haya sido filmada mientras sus otras películas se proyectaban en el FestiFreak, el festival de cine independiente pionero de la ciudad, que se ancla de manera muy especial en La Plata. Dueña de una mirada única, los espacios que le llaman la atención no son los típicos lugares que identifican a La Plata, sino que como toda buena enamorada, inventa los propios. 

Uno de ellos es la tradicional Confitería Ritz, ubicada en la 7 esquina 48. Fundada en 1959 por Cosme Latuf, un bohemio de origen libanés que sus amigos apodaban "El turco", hoy cuenta con la ambientación clásica que la hace igual a todas, y así, diferente. Sillas de madera, mesas de cerámica, espejo a lo largo y una barra donde charlar con quienes hacen el café. En la película, Lucía la homenajea contando la historia de quienes manejan la confitería, sus dudas y miedos respecto al funcionamiento del negocio y el calor y cariño de tantos años. Pero la mirada alienígena aparece, filmando a uno de los clientes que viste el mismo color que el del logo del establecimiento. 

Declaró alguna vez para el Diario Hoy Lucía: "Siempre trato de homenajear cosas, aunque me gusta que no quede del todo claro eso y eso me da mucha ilusión y a la vez que no se reconozca nunca; por ejemplo, estoy obsesionada por la confitería Ritz. Ese primer piso me encanta y una de las fantasías más grandes sería dar una conferencia en la Ritz más que nada en el universo, estar ahí es un sueño, porque es uno de los establecimientos más queridos por mí". 

Aunque se recorre la ciudad de abajo para arriba y de atrás para adelante, y para cualquier platense es un placer reconocer plazas, calles, veredas, otros establecimientos, existe una escena intercalada por otras pero también intensa, que tiene lugar en un espacio muy especial: la Terminal de Ómnibus. Allí, uno de los miembros de la confitería recorre cada una de las boleterías avisando a quienes trabajan allí que la Ritz permanecerá abierta las 24 horas a partir del 16 de diciembre. 

Orgulloso, repite una y otra vez la buena noticia a quien quiera escucharla, trabajadores de la plataforma y posibles viajantes. En ese pequeño gesto no convencional, también la película olvida que La Plata es una de las ciudades más pobladas de Argentina. Desconoce su urbanidad, y en cambio, la trata como un pueblo, un espacio donde las noticias corren a través del boca a boca, donde todos se conocen y reina la familiaridad. En el gesto de proponer un recorrido sobre el espacio para comentar con otros la buena noticia, la película se encariña con La Plata y la resignifica. 

The urgency of death es la única representación argentina de la Competencia Oficial en el Festival Internacional de Cine de Valdivia. Estaremos hinchando por ella no solo por argentina, sino también por bonaerense.