Tras el fin de semana intensivo que atravesará el Tasso con el tándem Cabrera-Buscaglia, desembarcarán tres cantoras talentosas: Malena Muyala, Ana Prada y Francis Andreu. Empieza la primera, porque es la que arranca con la pata femenina de esta andanada musical uruguaya en Buenos Aires: “Cuando te relacionan tanto con un género como el tango, te das cuenta de que pesa. Y mucho”, dice Muyala, encargada de animar la fecha del jueves 28 de septiembre. La cantora se hará cargo de una obviedad (“Malena”), pero también proyecta meterse un rato en la piel de Mercedes Simone para recrear “La pena mulata” y pasearse por “Los mareados”. “Este tango es infaltable porque es el primer tema que aprendí de memoria, mirando a Rosana Falasca en la tele, con mi abuela al lado. Y es el que abre mi primer disco”, evoca la Muyala que, igual, no hace del tango un género exclusivo. “Me encanta, claro, pero también siento que es un error poner límites estrictos entre los géneros. Hay que dejarse llevar por esas músicas que se fusionan con otras y, en este sentido, entra a jugar con fuerza un tema que escapa al tango. Se llama ‘Creo’ y tal vez nombre así a mi próximo disco”.

Una semana después, el jueves 5 de octubre, será el turno de la entrañable Ana Prada. “Estoy componiendo cuatrocientos treinta y dos temas nuevos para mi nuevo pendrive”, tira como chiste, en breve charla con PáginaI12. Es como el devenir simpático de una transición entre su trilogía ontológica (Soy sola, Soy pecadora y Soy otra), y un futuro que está llegando. “Estoy parada en un punto intermedio entre lo nuevo y lo viejo, en donde no sé qué es lo nuevo y qué es lo viejo”, se ríe Prada, cuyas ganas parecen ir por el lado de la música popular latinoamericana, compuesta por otros y otras. “No me importaría, en esta etapa de mi vida, que aparezcan canciones de otros autores. Me he venido dando esas licencias, por ejemplo, con ‘La entalladita’, canción de Pepe Albarrán, popularizada por Amparo Ochoa”.

Su enésima venida a Buenos Aires estará signada también por el estreno de piezas inéditas, bajo el título de “Va de ronda”. “Es un show que se hace con la gente. La idea es generar esa cosa cercana, de la ronda, de la guitarreada, que estuvo tantas veces presente en mi vida. Ya desde niña, con mi padre y el resto de la familia... Esa cosa de que no hay reunión en la que no se termine canturreando las que saben todos”, prevé la compositora, que repetirá el ritual, en el mismo lugar, el jueves 2 de noviembre. La otra uruguaya que esparcirá su impronta por el bar de Defensa al 1500 será la tanguera Francis Andreu. Acompañada por un colado argentino (el cantor Cucuza Castiello), ella sí viene de tango posta, sin bemoles. “La verdad es que soy medio Carlitos, no me pongo tacos ni uso medias de red. Me revientan las minas que cantan tango y se ponen minis y esas cosas. ¿Por qué hacés esa bobada, muñeca?”, se ríe ella. “No tengo el porte de mujer ‘tanguera’, de vestido largo, o el entreteto abierto. No vendo eso, porque vendería una mentira. No soy muy de la mujer que canta tango. No soy muy del vibrato: mi ídolo es el Polaco Goyeneche”, se expone la Francis oriental que con 32 años, un buen disco entre manos (Otra vuelta), y una frontalidad a prueba de balas, espera el toque con el cuchillo entre los dientes: “Lo que me gusta de Cucuza (su compañero de ocasión) es que es conservador, igual que yo”.