“En los 50 años que han pasado desde su muerte, pienso que no hemos visto otra artista tan importante para América Latina”, ofrece la cantante y compositora argentina Sofía Rei, afincada hace más de 10 años en Nueva York, al hablar de la incomparable Violeta Parra. A quien rinde sentido tributo con su más reciente LP: “El Gavilán”, disco que recuerda a la cantautora chilena en el 100 aniversario de su natalicio, con ocho destacables versiones de temas como Run Run se fue pa’l norte y Arriba quemando el sol. Allí, además de hacer voces, percusión corporal, tocar caja vidalera o charango, oficia Rei de arreglista y productora, acompañada en guitarras por el virtuoso Marc Ribot (que ha colaborado con Tom Waits y Marianne Faithfull, entre otrxs) y, en la canción que cierra el disco, por el mismísimo nieto de Violeta, Ángel Parra. “Volver a hacer sus temas con los mismos arreglos con los que ella los grabara antaño no me parecía un homenaje honesto. Por eso tamizo su estética musical desde la mía propia, contextualizando sus canciones con las herramientas con las que hoy dispongo, que entonces no existían”, cuenta la intérprete sobre el material que presentará por primera vez en Argentina este jueves 28 a las 20 en el Centro de Experimentación del Teatro Colón (CETC).  

Ducha en el arte de aproximarse a distintas tradiciones folclóricas y músicas del mundo, sumando acentos jazzísticos o, incluso, sonidos electrónicos (búsqueda palpable en sus producciones “Ojalá”, “Sube azul” y “De Tierra y Oro”), reconoce Rei que fue el costado más experimental de Parra el que resonó fuerte en ella. No es casual, entonces, que eligiera bautizar el disco con el track El Gavilán, acaso la composición más enigmática de la enorme artista chilena. “El Gavilán desvela el costado de Violeta más transgresor, y ha hecho que muchos la conectaran con compositores clásicos contemporáneos como Stravinsky. La imaginó con orquesta sinfónica, para ballet: con coro, con bailes folclóricos tradicionales, con instrumentos mapuches… Pero de toda esta obra monumental, solo quedó esta canción de 13 minutos, que grabó en voz y guitarra, formato mínimo e intimista. Trece minutos tan ricos, con tantas aristas y simbolismos, que incluso existe un libro ¡de 600 páginas! que lo analiza: El Diablo en la música, de la filósofa Lucy Oporto Valencia, que entiende a este gavilán como la encarnación del mal universal: es el hombre que subyuga, es el macho que dicta destinos, es el capitalismo salvaje… Hay una especie de transformación en los distintos movimientos de esta pieza que se sienten como un pequeño exorcismo”, cuenta Rei.

Por lo demás, “esta imaginativa intérprete acostumbrada a romper etiquetas, que en muy poco tiempo ha conquistado la escena neoyorquina: desde el Carnegie Hall hasta los clubes underground más hip de la ciudad”, como anotara el suple cultural Babelia tiempo atrás, llega a Buenos Aires con más propuestas bajo el brazo. El viernes 29, a las 20, en el CETC, estrenará material inédito: el John Zorn Masada Book 3, proyecto comisionado por el legendario y vanguardista John Zorn, con quien ya había colaborado previamente. El sábado 30, a las 20, en la Usina del Arte, a dúo con su contrabajista Jorge Roeder, le toca el turno de Coplas escondidas: “un proyecto acústico de composiciones relativamente ignotas de músicos del continente americano. Y el domingo 1 de octubre, también en la Usina, Umbral: una propuesta nueva, con temas originales que aún no he grabado: canciones que partieron de loops vocales, con elementos de música contemporánea, música tradicional latinoamericana, jazz, electrónica”, en palabras de Sofía. M

Como si fuera poco, brindará Rei una master class gratuita de improvisación vocal (el miércoles 27, a las 18, en la Usina).