Una instantánea sobre el presente de Guillo Espel lo detecta prolífico. Hacedor. Por un lado, está a punto de estrenar la obra Una confiable irreverencia en la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner (Samiento 151). Por otro, el director y compositor prevé hacer lo propio con un boceto sobre la ópera Elecciones primarias en la casa Victoria Ocampo, del Fondo Nacional de las Artes. Entre ambas, habrá apenas ochos días de diferencia: la primera será este viernes a las 20. Y la segunda, a la misma hora pero del sábado 7 de octubre. Espel, irreverente pero ordenado, empieza por el principio. “El título Una confiable irreverencia sugiere, como la obra misma, caminos expansivos, que se traducen en misterios y ambigüedades”, comienza a deslindar el músico, que expondrá la obra junto a la Orquesta Sinfónica Nacional. “Casi a modo de juego, diría, puede pensarse que una irreverencia es confiable si es certera y efectiva para el que la produce, del mismo modo que al ser confiable es amigable para el que la recibe. Pero lo inverso también es posible y algo de esta dialéctica significante se traduce en música en la obra que presento”, sostiene. 

Esta amigable y certera obra es la novena pieza sinfónica del compositor y la segunda “sin solista” que escribe en lo que va de su trayecto, y su presentación será en el marco del concierto La Sinfónica Contemporánea. “Aun cuando no busco ninguna posición ni lugar particular en la música, siento que lo que produzco termina funcionando en forma irreverente. En ese sentido, el título es un poco autobiográfico, también”, detalla. “A veces incomoda que escriba distintas cosas, que use distintos procedimientos, que se me vea musicalmente en ámbitos ligados a la música popular como el folklore y el rock, y por otra parte se me identifique con el academicismo, la música de cámara, sinfónica o los arreglos para grandes formaciones orquestales. Pero, para mí, el camino es uno solo, con bifurcaciones, y nunca me comporto diferente musicalmente según el género que aborde. Me seducen la diferencia, digamos, la imprevisión en lo que escribo... Sería muy poco coherente, como compositor, que no tratara de conocer y hurgar esos horizontes”, explica.

–¿Cómo ubica tal concepción acerca de la música bajo el manto de la Sinfónica Nacional?

–La Sinfónica Nacional es uno de los dos o tres organismos sinfónicos de mayor prestigio e historia en el país. Además de contar con grandes músicos en todas sus filas, tengo el lujo de que este estreno esté a cargo de Mariano Chicchiarini, un director notable, de gran relevancia en el mundo, y de especialización en este tipo de repertorio. Esta conjunción de orquesta y director puede abordar con creces las ideas y técnicas desarrolladas en mi obra, y no dudo que aportarán aún más de lo esperable.

–¿Por qué considera la obra como “artesanal”?

–Porque lo artesanal se liga a lo singular. Componer implica un resultado y un comportamiento único, en este sentido singular. Nunca ninguna otra obra será igual. Ni aun aquellas que yo mismo escriba, supongamos, intentando emular la que presento ahora. Si se quiere, esta singularidad, en un mundo de masas y de replicación en serie, es también una enorme irreverencia. Podrá parecer muy romántico, pero no dudo que componer una nueva obra, buscando una arista original, hace que hagamos del mundo un lugar levemente mejor. Lo de artesanal, además, tiene que ver con armar e interactuar con la obra. Creo que esa articulación se cierra con la escucha y por eso el ritual de un concierto es siempre relevante, porque resulta que una multiplicidad de personas se reúne en un recinto, algunos para tocar, otros para producir, dirigir, crear, otros para escuchar... recibir, en definitiva, los fantasmas y obsesiones de una persona en un tramo quizás muy breve de su vida. Y bueno, ¡la gran puta!, es de una fuerza descomunal que eso ocurra.

–¿Cuán propicia resulta la Sala Sinfónica para plasmar una obra de estas características?

–La Sala Sinfónica, la Ballena Azul, es la “nueva estrella” de sala acústica en el país y es ahora la casa sonora primera de la Sinfónica Nacional, así que me parece el mejor lugar posible para estrenarla.

Además del estreno puntual de la obra, el músico sigue su curso con el folklore instrumental de su cuarteto, con el que acaba de grabar un CD/DVD en el Colón (con el brillo de las presencias de David Lebón, Pablo Agri y Lito Vitale) y, lo dicho, también lo espera el boceto sobre la ópera Elecciones primarias, el sábado 7 de octubre en el FNA (Rufino de Elizalde 2831). Este trabajo se basó en la novela del mismo nombre escrita por la escritora y periodista Silvia Hopenhayn, y “la historia ocurre en un colegio del estado, durante la última dictadura cívico militar, donde un coro de niñas alterna sus voces para decir y ocultarse, sabiendo que la lengua las protege de los golpes sin sentido”, explica Espel, que expondrá fragmentos de la obra junto a Virginia Corra Dupuy, en voz; Hopenhayn leyendo pasajes de su libro y Fernanda Morello en piano. “Es mi primera ópera de cámara. La verdad es que quedé maravillado con la novela y no paré de pensarla musicalmente mientras la leía”, finaliza el también guitarrista, que tradujo la novela en una ópera de cámara para nueve voces y doce instrumentos.