Resistencia es una ciudad donde quienes se oponen a la despenalización del aborto se sienten muy cómodos. La candidata a diputada nacional que encabeza la lista oficialista, de Chaco Merece Más –un acuerdo entre el gobernador peronista Domingo Peppo y el intendente Jorge “Coqui” Capitanich”–, Elda Pertile, es vocera de los sectores más conservadores: actual diputada provincial, fue dos veces jefa comunal de Resistencia, a comienzos de los 90 por Acción Chaqueña, el partido fundado por José Luis Palacios, un militar que fue interventor de la provincia durante la última dictadura cívico militar. En vísperas del primer ENM que se hizo en Chaco, en 1998, Pertile llegó a afirmar en declaraciones a la prensa local que “de ninguna manera” estaba de acuerdo con el aborto ni con las parejas del mismo sexo, a las que consideró “una anormalidad” y sostuvo que “el hombre y la mujer son los pilares de la familia y la familia es el pilar de esta sociedad”. En 2012, cuando la Cámara de Diputados chaqueña aprobó el protocolo de atención de los abortos no punibles, elaborado por el Ministerio de Salud de la Nación, Pertile se manifestó en contra. 

En Chaco, todavía resuenan los ecos de los dichos de Capitanich, en 2011, cuando era gobernador y dio un discurso en el que se comprometió a “ejecutar el plan de Dios”. Y agregó, con una virgen, varias cruces y un santo a sus espaldas: “En este sentido la protección de la vida en el seno materno es un principio esencial. Por eso estamos en contra de cualquier política abortista”. En la vecina Corrientes, ese mismo año, el gobernador radical Ricardo Colombi –ahora involucrado en una investigación judicial por una red de trata de mujeres para explotación sexual– firmó un insólito decreto que la declaró “provincia pro-vida” y estableció como política de Estado “la defensa de la vida desde el momento de la concepción”.

Las iglesias quisieron meterse en el ENM y a través de gestiones de Capitanich lograron una reunión de una mesa “interreligiosa” con referentes de la comisión organizadora. Desde la CO dicen que no fue más que eso, que no pidieron nada ni impusieron condiciones. La Iglesia Católica local mantuvo reuniones con sus feligresas para hablar del ENM y el 20 de septiembre la Arquidiócesis de Resistencia emitió un “mensaje a la sociedad”, donde dice: “Alentamos para que este encuentro contribuya a aportar ideas y crear un clima de amistad social para una mayor integración de la mujer en la sociedad”, pero deja entender que –como en otros ENM– feligresas entrenadas podrían sumarse para dejar sentadas en los talleres, las posiciones de la jerarquía católica, en temáticas como el aborto y los derechos sexuales y reproductivos, como ya sucedió en otros ENM como el de Rosario, en 2003 . “Deseamos que la participación en el mismo sea con la apertura suficiente para que sean escuchadas todos los aportes y así contribuir a una dignidad más plena de la misma”, afirmó la Arquidiócesis. 

Pero la ofensiva eclesiástica más feroz contra los ENM ocurrió en 1997 en San Juan, cuando la Iglesia Católica encontró como aliados al Gobierno y a la Legislatura provincial y batalló para prohibir directamente su concreción. Sin éxito, finalmente organizaron en 48 horas un encuentro paralelo.