Los restos de las víctimas del accidente aéreo en Colombia que dejó 71 muertos, casi todos miembros del club Chapecoense que iba a jugar la final de la Copa Sudamericana, fueron repatriados ayer, en su mayoría a Brasil, donde se organiza un masivo funeral. Cientos de personas en la vía al aeropuerto de Medellín, destino del vuelo charter que se estrelló el lunes, despidieron a los jugadores, directivos del club, periodistas y tripulantes fallecidos agitando globos blancos, flores y banderas de Colombia.

“Lo que más se quiere ahora es salir para casa, llevar a nuestra casa a nuestros amigos y hermanos”, dijo Roberto Di Marche, primo de Nilson Folle Junior, dirigente del cuadro brasileño que se iba a medir con Atlético Nacional en Medellín el pasado miércoles.

Tras recibir honores militares, los cuerpos de los cinco tripulantes bolivianos muertos fueron llevados a su país en un Hércules de la Fuerza Aérea Boliviana. La aeronave aterrizó primero en Cobija, extremo norte de Bolivia, fronteriza con Brasil, de donde era oriundo el piloto Miguel Quiroga, y luego se dirigió a Santa Cruz (este), para entregar los cuerpos de Ovar Goytia (copiloto), Rommel David Vacaflores (jefe de tripulantes), Sisy Arias (asistente) y Alex Quispe (despachador de vuelo).

Los otros dos miembros de la tripulación del fatídico vuelo Lamia 2933, el paraguayo Gustavo Encina (tripulante) y el venezolano Eduardo Lugo (jefe aeronavegación), fueron repatriados también a sus países. El primero el jueves y el segundo ayer.

Más de 100.000 personas, la mitad de la población de Chapecó (sur de Brasil), se estima que asistirán hoy al tributo que prepara la ciudad para sus héroes. El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, suspendió un viaje a Australia para poder estar presente en la ceremonia en el estadio Arena Condá, en el que se prevé también la asistencia del mandatario brasileño, Michel Temer.

La aeronave BA Avro RJ85 con matrícula boliviana se accidentó a pocos kilómetros del aeropuerto de Rionegro, que sirve a Medellín, por falta de combustible, según la principal hipótesis de los investigadores. La licencia de vuelo de Lamia fue suspendida por el gobierno de Bolivia, que inició una investigación sobre el siniestro. Las autoridades sospechan de normas laxas en el control aéreo.

El propio presidente boliviano Evo Morales pidió en una rueda de prensa “que se investigue” todo lo relacionado con la compañía aérea. Morales aseguró que no interferirá en la investigación de la empresa Lamia, cuyo director general, Gustavo Vargas, fue piloto del mandatario durante su presidencia pero también en los años 1980, cuando era dirigente sindical. Vargas ya admitió que la nave incumplió el plan de reabastecimiento de combustible en Cobija, ciudad boliviana fronteriza con Brasil, o en Bogotá.

“No sé exactamente qué pasó, qué hizo o qué no hizo. Lo único que sé es que (él y el piloto) estaban preocupados por salvar las vidas, nada más”, dijo Bruno Goytia Gómez, hijo de 18 años del copiloto del accidentado avión, Ovar Goytia. Acongojado, contó que su padre había transportado a decenas de equipos de fútbol, entre ellos las selecciones de Argentina, Bolivia y Venezuela. También clubes como el paraguayo Sol de América, equipos bolivianos y al mismo Atlético Nacional de Medellín, el rival de Chapecoense en la final del torneo continental que nunca se jugó. “Me da mucha pena que se hayan ido de esta forma. Muy buena gente, amigables, con la felicidad sumamente alta”, dijo sobre los fallecidos futbolistas, a quienes recuerda riendo, cantando y tomando mate.

Por otra parte, las seis personas que sobrevivieron milagrosamente al choque –tres futbolistas y un periodista brasileños y dos tripulantes bolivianos– permanecen internadas en clínicas cerca de Medellín. “Estoy en shock”, dijo la azafata boliviana Ximena Suárez Otterburg. “Dios, no puedo explicar el dolor que siento”, escribió en su cuenta en Facebook.

Ayer se conoció además un video del momento en que la policía colombiana rescata al técnico boliviano Erwin Tumiri, también hospitalizado en la Clínica Somer. “¡Alex! ¡Angel!¡David! ¿Dónde está mi tripulación?”, pregunta el hombre, visiblemente desorientado, a los policías que le piden que guarde energía y no se desgaste, mientras lo evalúan y trasladan a un centro médico.

Además de Suárez y Tumiri, sobrevivieron los defensores Alan Ruschel y Hélio Neto, y el guardameta Jackson Follmann, así como también el periodista Rafael Henzel.