La visita de Donald Trump hoy a Puerto Rico tenía que servir para aplacar las críticas a su lenta gestión frente a la devastación dejada por el peor huracán que ha azotado la isla en casi 90 años y, sin embargo, el mandatario azuzó la polémica con declaraciones que cuestionaban el drama de una población que atraviesa una incipiente crisis humanitaria. 

 En la primera reunión que mantuvo con las autoridades puertorriqueñas al poco de aterrizar les dijo que deben estar orgullosos de que solo murieran 16 personas frente a las miles que lo hicieron en “una catástrofe verdadera como ‘Katrina’”. Se refería al huracán que arrasó Nueva Orleans en 2005, uno de los peores en la historia de Estados Unidos, que dejó 1.833 muertos y cuya lenta reacción le abrió al entonces presidente George W. Bush una grave crisis.

 Días antes de estas palabras del presidente, habían sido analistas y políticos críticos con él los que habían advertido de que el huracán “María” en Puerto Rico podía convertirse en el “Katrina” de Trump, apuntando a la crisis que podría causar a su administración su mala gestión del desastre natural. Trump visitó la isla, que es un Estado libre asociado a Estados Unidos, 13 días después de que el ciclón la azotara. A Texas y Florida viajó cuatro días después de que fueran golpeados también por sendos huracanes en las últimas semanas. “Creo que lo hemos hecho igual de bien en Puerto Rico (que en Texas y Florida)”, dijo Trump justo antes de abandonar la Casa Blanca. Y repitió el mismo mensaje al llegar a la isla ante sus autoridades.